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De Pedro Sánchez a Pablo Iglesias: cómo hacer de la corbata toda una paradoja
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Juanjo Madrigal

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Juanjo Madrigal

De Pedro Sánchez a Pablo Iglesias: cómo hacer de la corbata toda una paradoja

Un debate a tres. A tres estilos diametralmente opuestos. Con el complemento estrella masculino o sin él. El cara a cara del lunes puso de manifiesto que la estética tiene mucho que ver con la política

Foto: Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias antes de comenzar el debate electoral (Cordon Press)
Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias antes de comenzar el debate electoral (Cordon Press)

Resolver quién mató a John Fitzgerald Kennedy (JFK) resultaría igual de imposible que hacer un análisis certero sobre por qué el estilo de su esposa Jackie atraía a tanta gente. La antaño primera dama no era guapa; pero sabía sacarse partido. En resumen, el matrimonio poseía cierto encanto –en política lo llaman carisma– capaz de atraer la atención de su electorado y de erigirse como dos tótems de las relaciones internacionales y la diplomacia mundial. Y una de las herramientas de comunicación no verbal de las que disponían era su estilo. Muy definido.

Él supo explotar con acierto trajes de lana de grandes solapas combinados con camisas de cuello parisino rematados con corbatines de seda monocromos. Y ella sellaría un matrimonio paralelo con modistos de la talla de Hubert de Givenchy: el mismo que la vistió de luto para el entierro del malogrado presidente.

Durante sus casi tres años de mandato, JFK fue fiel a su estilo. Tiempo después llegarían los debates televisados de Richard Nixon o Ronald Reagan,quienes demostraron que las correctas pautas del dandismo merecían 'heredarse' de legislatura en legislatura. Con unos códigos estéticos muy bien definidos y pasando por alto si pertenecían al bando demócrata o republicano. Su forma de vestir era capaz de traspasar las pantallas de los televisores de su electorado. Hoy, en España, vuelve a suceder lo mismo.

Este lunes, algunos de los candidatos a la presidencia de España debatieron en un encuentro organizado por el diario 'El País' y donde la batalla dialéctica –amén de vencedores y vencidos– también se desarrolló en el plano estético. En la arena de la política patria, el electorado ha sufrido verdaderas convulsiones estilísticas en casi cuatro décadas de democracia. Atrás quedaron esos trajes de producción en serie utilizados por José María Aznar o las célebres americanas de pana con forro de raso tan del gusto del expresidente socialista González.

Si algo quedó claro el lunes –con la aparición de Mariano Rajoy en Telecinco–es que los tres candidatos restantes y representantes de los tres grandes partidos actuales poseen estilos que juntos devienen en un trío inconexo pero del todo paradigmático.

1. Albert Rivera

De entre todo el arco de candidatos, el líder de Ciudadanos fue el único que llegó a formar parte de la nómina de elegidos por Vanitatis para su número especial 'Los 50 españoles con más estilo'. Su elección para el debate del lunes lo convirtió, casi sin querer, en una suerte de Kennedy a la española estéticamente hablando: un traje azul noche de Hugo Boss con corbatín de rayas diagonales y camisa blanca de cuello parisino le bastó para alzarse como el adalid de esa apariencia 'neopreppy' tan al alza entre los chicos de su edad.

Un estilo muy marcado y muy en la línea de lo que este joven de 36 años pretende: desquitarse de aquella imagen inicial donde la corbata era un 'engorro' para hacer de la misma su complemento estrella. Toda una paradoja en este ramillete de nuevos rostros dentro del panorama político nacional.

2. Pablo iglesias

Tras asumir que el líder de Podemos viste con la ropa que adquiere en un supermercado, que la coleta forma parte de sus rutinas 'beauty' diarias y que no abandonará las zapatillas deportivas (por muy a la moda que estén), cabe destacar que su elección para el citado debate vuelve a ser recurrente y aburrida. Evitar a toda costa formar parte de 'la casta'no implica saltarse ciertos códigos estéticos.

Mal que busque tocar la fibra sensible (y estética) de gran parte del electorado con un discurso claro y definido, ser el nuevo adalid de la antaño camisa blanca 'anabelenesca' –en el plano estilístico– lo situaría en una posición de desventaja con respecto al resto de sus contrincantes.

3. Pedro Sánchez

Aunque no sin ciertas reservas, el líder del Partido Socialista es la versión alta y atlética del histórico Felipe González. En las últimas semanas, ha aparecido en público desprovisto de corbata. Si el célebre expresidente socialista hizo de la pana su signo de identidad, parece que el actual secretario general del PSOE ha hecho del 'casual friday' toda una herramienta de comunicación política.

Eso sí, Sánchez demostró que tiene un punto de 'gauche divine' gracias a ese traje azul marino hecho a medida con el que quiso dar un punto de informalidad a través de una camisa desabrochada y sin corbata. Un 'look' de los de 'ni tanto ni tan calvo'–en comparación a sus dos adversarios–, pero que se aleja, y mucho, del estilo (algo) gris más propio delactual presidente Rajoy.

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Resolver quién mató a John Fitzgerald Kennedy (JFK) resultaría igual de imposible que hacer un análisis certero sobre por qué el estilo de su esposa Jackie atraía a tanta gente. La antaño primera dama no era guapa; pero sabía sacarse partido. En resumen, el matrimonio poseía cierto encanto –en política lo llaman carisma– capaz de atraer la atención de su electorado y de erigirse como dos tótems de las relaciones internacionales y la diplomacia mundial. Y una de las herramientas de comunicación no verbal de las que disponían era su estilo. Muy definido.

Pedro Sánchez
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