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La casa-estudio de María Santos, la decoradora de moda, en el centro de Madrid

En un momento en el que el teletrabajo se impone en la sociedad, ella ha decidido crear un espacio en el que vivir mientras trabaja y trabaja mientras vive. Nos ha mostrado cada rincón y le hemos preguntado las claves para tener una casa con mucho estilo

Texto: Cris Castany 
Fotógrafa: Esi Seilern
Diseño: Bolívar Alcocer
Producción y estilismo: Flair Studio
Asistente de producción y estilismo: Marta Reparaz
Flores: El Sitio de las Flores
Maquillaje y peluqueria: Sisley Paris


María Santos es la interiorista que más suena. Con tan solo 33 años tiene un equipo de siete personas a su cargo, además de muchos colaboradores. Una chica malagueña que gobierna una pyme muy femenina; no hablamos de género por la profesión a la que se dedica, el interiorismo, lo hacemos porque todas las personas que ocupan este piso de más de 200 metros en la céntrica calle de Príncipe de Vergara son mujeres. Un piso decorado y preparado como un hogar desde donde este matriarcado decora las viviendas de toda la jet madrileña, de los empresarios y empresarias de Latinoamérica que se están instalando en la capital. Catar, el Upper East Side, Hamburgo y México también son plazas por las que se mueve… De Madrid al cielo.

María Santos
Frente a una mesa americana de los setenta, lleva camisa, falda y cinturón de Johanna Ortiz, sandalias de Zara, pulsera de Hermès; pendientes y collar, de Gold & Roses.

Seguro que has observado que hay trabajos que se ponen de moda: hubo un momento que todas las ‘chicas bien’ querían tener su marca de joyas, luego el objetivo fue la cerámica, más tarde los talleres de flores y ahora es el turno de la decoración de interiores. Pero entre tanto capricho e intuición hay profesionales como María, una interiorista formada en la Universidad Politécnica que ha demostrado que la juventud y el oficio pueden crear empresas como la suya que están posicionadas en el top del panorama nacional. “Todo empezó el año en el que me casé, dejé las prácticas en el estudio de arquitectura porque estaba muy agobiada con el trabajo de fin de curso. Después de la boda, uno de mis tíos me cedió un bajo. A principio éramos ‘las niñas jovencitas que trabajaban en el sótano’, y de ahí me surgió una oportunidad de hacer un levantamiento de planos a una familia chilena y aproveché para presentarles un concepto completo. En mi viaje de novios decidí saltar el charco y enseñarles el proyecto en Santiago de Chile. Me la jugué y les gustó". Ese fue el impulso que necesitaba para crear su espacio en un trastero en la calle Hermosilla, al que empalmaron dos más contiguos, el inicio de una aventura empresarial que, según ella reconoce hoy, “se me ha ido de las manos el tamaño”. Pero es solo una expresión porque María es una mujer muy seria a todos los niveles. Actitudinalmente le pondrías diez años más, solo su piel delata su cercanía a la treintena.

María Santos
En la sala de muestras con jersey de Zara; pantalón de eseOese; pulsera de Hermès; pendientes de Gold & Roses.

En tan solo cuatro años, sus obras de interiorismo han pasado a ocupar las revistas más importantes de nuestro país y son el referente para muchos que están creando su hogar. Igual que el pelo de Meg Ryan que todo el mundo copió en su momento, ahora los recortes e imágenes de sus interiorismos se utilizan como referencia.

“Si quieres poner plantas en el interior que tengan un toque salvaje, siempre recomiendo un buen jarrón con ramas con un aspecto lo más agreste posible”

En diciembre dieron el paso a la edad adulta, abandonaron aquel bajo y se trasladaron a un piso en el centro del barrio de Salamanca. Una pieza luminosa que sirve como clara referencia para los que quieren imaginar cómo quedaría su propia casa, decorada con muebles que se encarga de buscar por toda Europa con su marido y su hermana (a la que se ha traído de Berlín para sumarse a esta nueva etapa). Han reestructurado su negocio, y ahora con el apoyo de su padre y su pareja es una empresa.

María Santos

Su habilidad para trabajar los tonos blancos es una de las especialidades que demuestra en este rincón.

María Santos

El negro y la madera en todas sus formas presiden varias estancias de este estudio único.

Hemos pegado un salto muy gordo. Empecé con una socia que a los meses de montar el nuevo negocio se fue a vivir fuera. Ahora tengo a Fabiola, que es mi mano derecha, ella lleva la mitad de las obras que no llevo yo. Por otro lado, está mi hermana, es mi mano izquierda en el tema económico y gestiona todas las antigüedades que compramos los fines de semana. A este plan siempre me acompaña mi marido, es suizo y tiene una sensibilidad especial y muy buen gusto”.

María Santos
Clasicismo y materiales nobles en los baños.

“Soy fan de los anticuarios de Madrid; me encanta Berenice, Miguel Arcas, el propietario de Slow, Carina Casanovas, Elena Egea, Judit San Quintín, Mestizo, Le Secret, Isabel Martínez”

La clave de su éxito es, sin duda, su estilo, que ha construido sobre un tono: el blanco. Pero no es tan simple: “En cada obra volvemos locos a los pintores por los matices, estudiamos mucho sus miles de vertientes. Es nuestra seña de identidad, nuestro cliente siempre nos lo pide, no se imaginan un plano nuestro en el que el blanco no sea protagonista”. Pese a que la empresa es suya, habla permanentemente en plural, una muestra generosa de cómo involucra a su equipo en el día a día. Los detalles como este se reflejan también en sus obras, en las que la elegancia de los verbos se transforma en materiales: “Los despieces de suelos, las escayolas, las molduras, mucha puerta trabajada. Hace dos años nos encargaron una casa que era nuestra antítesis, sin rodapiés, sin carpintería y recuerdo con miedo el reto de estudiar ese tipo de ideas para que quedaran bien”. Tiene zona de confort y está clara cuál es, pero en ocasiones como la anterior se enfrenta con sus herramientas a territorios desconocidos. “Ahora llevamos un concepto en el que la clienta nos dijo: quiero inspiración parisina con un toque mediterráneo, y ahí estamos partiéndonos la cabeza para lograrlo”. Sin embargo, pese a que imaginemos un resultado recargado con ella no es así. Rico en matices aunque no en elementos decorativos, no tiene dos resultados iguales. “Ahora lo que me pasa es que quien acude a mí tiene muy claro el estilo que quiere, lo normal es que me pongan como ejemplo alguna vivienda que han visto y tengo que ayudarles a diseñar la suya propia adaptándola a sus necesidades y diferenciándola. Tuve una clienta que en una ocasión me marcaba mucho en cada paso, no me dejaba elegir, tomaba todas las decisiones finales y me dijo: Me encanta todo lo que haces pero la mía no se parece a ninguna otra, y le dije que tenía razón, pero es que no me había dejado actuar. Esas cosas suceden poco”.

María Santos

El equipo de María Santos posa frente a un tapiz traído de Francia en uno de los espacios. Los sofás de bambú y mimbre son de los años 70, todos los zapatos son de Stefan Svetis.

Las relaciones son muy intensas, durante los periodos de la obra hay un 80 por ciento de psicología: “Para nuestros clientes es el proyecto más importante de su vida, se están gastando un dineral y lo quieren tener todo hiperatado”. De hecho, tras años de experiencia, antes de cada obra pasa un cuestionario con miles de preguntas para que no se escape ni un detalle, cosas que las personas tenemos tan incluidas en nuestro día a día que no tenemos en cuenta, pero que son fundamentales. Algunas son: ¿te lavas el cabello con la alcachofa del techo o utilizas el teléfono? ¿Cuántos gadgets con carga usas? ¿Cuánto miden tus chaquetas? Porque hay gente que es muy alta y al fabricar el armario pueden rozar. “El diseño de los interiores de los armarios es un drama. Es lo que siempre suele costar más definir. Luego están los caprichos, como cuando nos pidieron un espejo en el cabecero del dormitorio, ahí tienes que aguantar el tipo. O cuando eligen la altura del portarollos de papel higiénico, alcanzas una confianza y un nivel de conocimiento mayor que con muchos conocidos”. Todas esas personas que abrieron tanto su cotidianeidad la siguen llamando y mantienen la relación.

María Santos

Candelabros de porcelana y corales se entremezclan.

María Santos

Mesas de piedra noble y vasijas antiguas de inspiración griega.

Otras muchas de las veces que suena su teléfono son sus amigas, porque hay un mal endémico en la profesión de interiorista igual que en la de médico: todos te hacen consultas. “Yo tengo una norma, no les hago casas a amigas. Las ayudo con lo que quieran, gratis, pero en fin de semana. Aconsejo pero no me involucro demasiado, porque no me puedo permitir hacer un proyecto sin cobrar por la estructura que tengo y pasarle una factura a un amigo me parece muy incómodo”.

Ahora quiere lanzarse a por lo que pueda llevar a cabo de principio a fin, que le permita poder lucirse y lo está consiguiendo. Su entrada de negocio es el boca a boca y muchos clientes son latinoamericanos que llegaron a Madrid y la han recomendado entre su círculo personal: “Quieren un hogar precioso, no tienen límites de presupuesto y no se involucran. Son muy fáciles. En ocasiones les entregamos las llaves con las sábanas y toallas puestas, hasta la nevera llena de coca-colas”. Lujo del de verdad.

María Santos

Todo lo que está en el estudio está a la venta, jarrones chinos y corales inclusive. María lleva traje de chaqueta de la tienda Pez.

Cuando cambiamos de tema y hablamos de tendencias con ella, repite varias veces: “A mí me gusta lo clásico, lo que no pasa de moda, lo que envejece bien, lo que he visto en casa de mis padres toda la vida. Yo vuelvo a lo que todo el mundo denosta”. No cae en los tópicos: ni en el que se lleva ahora, ella es blanco, negro y dorado, en versión minimal. No se ha pasado nunca de moderna, pero recomienda algunos puntos que son fundamentales en interiorismo. “No se deben poner imitaciones, tampoco me gustan las casas en las que todo está demasiado perfecto”. A nivel referencias es fan de “Isabel López Quesada, es la mejor que tenemos en España, debe estar harta de que la nombre, siempre lo digo. Un estilo desenfadado en el cual hace mezclas que a nadie le salen igual. Fuera de España, me gusta Josep Vigan, es un clásico moderno que sigo desde siempre”. ¿Y en cuanto a obras de arte? “Tengo una apuesta personal con Eduardo Lalanne, tengo cinco obras suyas y creo que triunfará”.

María Santos

La cocina de la oficina tiene hasta armarios retroiluminados.

En un sector como el suyo en el que hay mucho intrusismo y mucha copia, queremos saber qué tal lo lleva ella: “Me da igual. Quizá es porque no me falta el trabajo, mis esfuerzos se concentran en él, no en lo que hacen los demás. Mi equipo se pone nervioso porque dicen que nos imitan mucho, pero cuando una idea no es original sale cutre, es como intentar replicar la forma de andar de alguien. Es prácticamente imposible y además sale mal. Soy muy perfeccionista pero en lo mío. Yo me paso el día entre las obras y el estudio, mi horario es de 8 a 8, a veces consigo escaparme para ir al parque a las 5 con mi hijo Jaime y luego vuelvo. Cada uno gestiona su trabajo, no me importa la competencia".

María Santos

María, con su hijo Jaime, lleva camisa y pantalón de Zara; pulsera y cinturón de Hermès.

Fue jefa con treinta: “No sé por qué, pero me siento más cómoda en un entorno femenino. Además con esta estructura no me siento jefa, tengo una organización muy horizontal, me siento con ellas en la mesa, lo malo es que soy muy cabezota y me gusta saber en qué están en cada momento”. De ahí que no se le escape ningún detalle, lo tienen todo ordenado bajo su batuta impecable. De hecho, su ojo llega a tal nivel de precisión que le preguntamos por esa ‘manía’ de poner los libros al revés que a muchos duele a la vista: “Además de un tema de uniformidad, que me critican mucho en las redes sociales, en las bibliotecas antiguas lo utilizan como técnica de ventilación para mantener los libros, así las páginas no se pegan. Aunque debo decir que es algo que se ha imitado tanto que ya me cansa un poco”. Y es que hay personas que hablan de libros y libros que hablan de personas, en este caso son los elementos estéticos los que definen a María y a sus clientes.