Decoración posconfinamiento: las claves deco para las casas de los 'felices años 20'

Hay experiencias que nos hacen aprender y el tiempo de confinamiento ayudó a mucha gente a darse cuenta de qué funciona y qué no en su casa. Un hecho que no es aislado, ya que ha conllevado visibles cambios en las tendencias de decoración. Sea con cambios sutiles o con otros más grandes y evidentes, la realidad es que los hogares se adaptan a una nueva etapa, la de los ‘felices años 20’ decorativos.

Así, además de aplicar algunos de los trucos decorativos que ya conocemos para que nuestra casa se vea más grande o aprovechar todos los rincones de nuestras habitaciones, las viviendas se adaptan a una nueva normalidad. Hemos pasado mucho tiempo en casa, y sea con grandes o pequeñas reformas, ya se nota en la decoración posconfinamiento. Un movimiento que seguirá a lo largo de los próximos años entre nosotros.

Pasar tanto tiempo encerrados en casa nos hizo comprender qué necesitamos para poder sentirnos más confortables y una de las primeras cosas que notamos, es que la luz natural lo cambia todo. Ya sea optando por cambiar las ventanas para conseguir unas mayores vistas al exterior o sencillamente aprovechando lo que tenemos disponible a nuestro alcance, conseguir que la luz que entra en nuestra vivienda sea mayor es un gran paso adelante.

Aunque lo ideal sería contar con grandes ventanales, no siempre podemos dar este atrevido paso, por eso poner en práctica pequeños trucos, como optar por quitar las cortinas o colocar unos visillos lo más finos posible suele ser una de las primeras opciones, seguido muy de cerca de limpiar los cristales porque, aunque nos parezca una cuestión lógica, no siempre nos damos cuenta de que los cristales limpios dejan entrar una mayor cantidad de luz.

Esto no es lo único que aprendimos, lo cierto es que también descubrimos que teníamos terrazas y balcones y que estos tenían una utilidad mayor que la de convertirse en almacenamiento de todos los trastos que no sabíamos donde guardar. No es raro que la gente que optó por mudarse tras estos complicados meses, buscara una casa en la que poder disfrutar del exterior, ya fuera gracias a un balcón o escogiendo una vivienda con jardín.

Tras haber pasado tanto tiempo acumulando cosas, aprendimos que no necesitamos tantas para ser felices. El espíritu de Marie Kondo está cada vez más presente y las decoraciones de estilo minimalista han llegado con fuerza a nuestros hogares. Quedarnos con lo esencial, dejando espacio para poder seguir creciendo, pero sobre todo apostando por la simplicidad y el orden, cuidando de nuestra mente rodeándonos de espacios que inviten a la calma gracias a una distribución estructurada.

De cara al futuro buscamos hogares cada vez más funcionales, que puedan convertirse en nuestro espacio de trabajo, porque no son pocos los que han descubierto las bondades del teletrabajo. Tener una habitación propia en la que podamos instalar una oficina es lo ideal, pero las soluciones temporales han dejado paso a espacios más definidos, rincones de los que hemos descubierto su utilidad, no solo a la hora de trabajar, también para crear nuestro propio espacio destinado al ocio, que merece que le dediquemos parte de nuestro tiempo.

Igual que cada vez se buscan casas que nos ofrezcan acceso al exterior, también dejamos que esté entre. Los materiales naturales se han convertido en indispensables, apostando por las maderas para los muebles, las fibras naturales como el mimbre o el ratán y textiles como el algodón o el lino han encontrado su sitio en nuestros complementos. También las plantas vivas, verdes y llenas de energía positiva han ido ganando posiciones, convirtiendo nuestros hogares en pequeños vergeles en los que cargamos las pilas.

Buscamos ambientes cálidos, agradables y que inviten a la tranquilidad, donde los tonos neutros predominan y nos ayudan a diseñar estancias antiestrés pensadas para disfrutar de la calma. Donde podamos ventilar bien de forma diaria, pero también contando con las herramientas a nuestra disposición para respirar el aire más limpio y puro posible, como con sistemas de depuración de aire que nos aportan un poco más de tranquilidad.

Nosotros cambiamos, y los hogares y tendencias se adaptan a estas nuevas necesidades que nos han surgido, apostando por grandes cambios en nuestra forma de vivir. Casas que nos piden tener menos cosas para poder verse siempre más organizadas, espacios más amplios, en colores claros para que la luz natural campe a sus anchas, con posibilidad de ventilar, con plantas que nos ayuden a purificar el aire, pero también apostando por nuevas herramientas tecnológicas para lograrlo. Casas con vistas al exterior que nos recuerden que son un hogar y que están pensadas para hacernos felices.