Poco se habla sobre esta planta trepadora que adoran los expertos para convertir cualquier entrada en un rincón de paz y estilo

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En esa búsqueda constante por la belleza y por hacer de nuestro hogar un espacio más acogedor y lleno de energía positiva, la naturaleza siempre ha sido una gran aliada y la mejor de las compañías. Sin embargo, aunque existen muchas opciones verdes para decorar y cumplir esta misión, hay una planta que, según el Feng Shui, destaca especialmente por su capacidad de dar la bienvenida como ninguna otra.

Según hemos leído en la revista 'Interiores', Astrid Izquierdo, experta en esta disciplina y referente en temas de bienestar, lleva años estudiando cómo los elementos naturales influyen en los espacios que habitamos. Entre sus recomendaciones más destacadas está esta trepadora de racimos lilas, la glicina, que no solo embellece visualmente cualquier fachada, sino que también actúa como símbolo de hospitalidad y armonía.

Podemos presentar la glicina como algo muy mágico. Sus flores colgantes, que aparecen principalmente en la presente estación de primavera, desprenden una fragancia envolvente y ligera, capaz de transformar cualquier entrada en una experiencia sensorial. En términos de energía, Astrid señala que colocar esta planta cerca de puertas o accesos principales favorece la circulación de vibraciones positivas.

Cabe mencionar que, en el Feng Shui, estas zonas de la casa son clave para filtrar lo que entra desde el exterior, y la glicina actúa como una especie de bienvenida floral que suaviza y embellece ese tránsito energético. Además de su simbolismo, la glicina se luce por su porte majestuoso. Esta planta puede llegar a trepar hasta los diez metros si se le ofrece un buen soporte y cuidados constantes. Poco se habla.

Es fundamental indicar que a esta trepadora le encanta el sol, requiere riegos regulares, sin muchos excesos, y una buena poda a finales del invierno para estimular una floración abundante y mantener su forma bajo control. Con el paso del tiempo, si te apetece observarla, su tronco se vuelve más robusto, aportando una presencia imponente que no pasa desapercibida.

De este modo, esta planta es ideal para enredarse en pérgolas, verjas o muros. Se trata de un recurso perfecto para añadir un aire romántico y sosegado a cualquier rincón exterior del hogar. Pero más allá de lo estético, su presencia invita a detenerse, respirar profundo y sentirse bienvenido. Porque a veces, el gesto más sencillo puede convertirse en una poderosa declaración de bienestar.