Jaime Salvá, arquitecto: "Una casa tiene que hablar el lenguaje de quienes la viven. En una pareja de jubilados, ese lenguaje es el del disfrute cotidiano"
Jaime Salvá, arquitecto: "Una casa tiene que hablar el lenguaje de quienes la viven. En una pareja de jubilados, ese lenguaje es el del disfrute cotidiano"
La arquitectura también habla de calma, de disfrute y de una vida sin prisas, sobre todo cuando nos hacemos mayores
A cierta edad, la relación con la casa cambia por completo. Ya no se trata solo de tener un lugar cómodo donde vivir, sino de crear un espacio que acompañe una nueva manera de estar en el mundo, con más tiempo, calma y atención a los detalles. Para el arquitecto Jaime Salvá, cada proyecto pensado para una pareja de jubilados debe reflejar ese momento vital en el que el hogar se convierte en el centro de la experiencia cotidiana.
Así lo comparte en una entrevista con la revista Interiores, donde defiende una arquitectura que combina funcionalidad, belleza y un profundo sentido del bienestar. “La casa perfecta para una pareja de jubilados no está pensada para el retiro, sino para disfrutar de los pequeños placeres cotidianos”, afirma con claridad.
Un salón diáfano (Mauricio Fuertes Photography vía Instagram en @jaimesalva)
Uno de los pilares del diseño que plantea Salvá es la accesibilidad. Evitar escaleras, escalones o desniveles es una forma sencilla de garantizar que la vivienda acompañe a sus habitantes durante muchos años. “La vida en una sola planta, sin barreras arquitectónicas, es la opción ideal”, comenta. Y si el proyecto necesita más de un nivel, siempre contempla soluciones desde el inicio con introducir un elevador o, al menos, una suite completa en la planta baja.
Luz natural y paisajes cotidianos
Salvá le da un lugar prioritario a la relación entre interior y exterior. Grandes ventanales, terrazas, patios o porches permiten que el entorno se cuele dentro de casa sin esfuerzo. “Se valora especialmente la relación con la luz natural y con el entorno”, explica. La orientación no se deja al azar: cada rayo de sol, cada sombra proyectada, forma parte de un diseño pensado para sumar confort y belleza.
Cuando se pasa más tiempo en casa, todo lo que la compone importa un poco más. Por eso, Salvá defiende que usar materiales nobles y agradables al tacto como la piedra natural, madera maciza, tejidos suaves, contribuyen a crear una atmósfera que invita a pasar la vida ahí sin estridencias, sin excesos. Solo calma.
Tecnología invisible
Otro aspecto esencial es el confort invisible. El arquitecto apuesta por integrar la tecnología sin que esta invada visualmente el espacio. Sistemas de climatización eficientes, ventilación cruzada, iluminación regulable o domótica discreta deben formar parte del diseño. El objetivo, como él mismo señala, es que “el hogar se adapte a nosotros, sin que tengamos que adaptarnos a él”.
Fuera de la idea tradicional de una casa grande repleta de cosas, Jaime Salvá apuesta por hogares tranquilos, funcionales y profundamente conectados con la vida de quienes los habitan. “La casa debería invitar a disfrutar de los pequeños placeres... leer junto a un ventanal, cocinar sin prisa, tomar el sol en el jardín”, asegura.
Salvá crea escenarios pensados para ser vividos con calma y autenticidad. En lugar de proyectar una casa para el futuro, plantea espacios que respondan al presente con sensibilidad y sentido común. Su arquitectura no solo resuelve necesidades, también acompaña emociones, gestos cotidianos y formas de habitar que cambian con el tiempo.
A cierta edad, la relación con la casa cambia por completo. Ya no se trata solo de tener un lugar cómodo donde vivir, sino de crear un espacio que acompañe una nueva manera de estar en el mundo, con más tiempo, calma y atención a los detalles. Para el arquitecto Jaime Salvá, cada proyecto pensado para una pareja de jubilados debe reflejar ese momento vital en el que el hogar se convierte en el centro de la experiencia cotidiana.