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París mima a sus dinosaurios
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París mima a sus dinosaurios

En pleno julio, París ha mostrado las mejores galas del invierno que está por llegar. Cosas del cambio climático que propone la moda, que siempre va

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París mima a sus dinosaurios

En pleno julio, París ha mostrado las mejores galas del invierno que está por llegar. Cosas del cambio climático que propone la moda, que siempre va dos estaciones por delante del tiempo real. Estas cuatro jornadas veraniegas amanecieron, de modo premonitorio o no, encapotadas con grises nubarrones, rayos, truenos y lluvia por doquier, cosas del cambio climático provocado por los humanos. Las casas de modas se han encontrado en un contexto ideal con esta estación seca reconvertida en húmeda para presentar sus diseños. Una variedad en la que se han incluido los trabajos de 30 diseñadores, de los que sólo ocho son miembros de pleno derecho de la Federación Francesa de la Costura.

Cada seis meses, París, Milán, Londres y Nueva York (bueno, vale, también Madrid lo intenta) acogen estos minicongresos mundiales de lo trendy, pero esta vez la capital francesa ha triunfado por todo lo grande. Tres de los más inmensos modistos en activo han presentado unas deslumbrantes colecciones con las que han celebrado años y años de romance con el público.

El primero de los grandísimos en presentar su desfile fue John Galliano, que el lunes, inspirado en los grandes pintores de la historia del arte, tuvo que combatir con los negros nubarrones parisinos. El gibraltareño había organizado un baile de los artistas -parcialmente al aire libre- para conmemorar las seis décadas del primer desfile de Christian Dior y sus diez años al frente del destino artístico de la plaza.

Zeus dejó descansar a su rayo y la fiesta flamenca al estilo de la Feria de Sevilla que la casa organizó en la Orangerie del palacio del Rey Sol puedo prolongarse hasta el alba. Peor suerte corre hoy en día Givenchy, hermana accionarial de Christian Dior (Bernard Arnault y su LVMH mediante), que sigue sin encontrar su Galliano particular que la rescate para las nuevas generaciones.

Al día siguiente el dios de la luz y los rayos hizo de las suyas. Puede que no le gusten las siluetas delgadas, casi aladas, que gustan en la casa Chanel. Karl Lagerfeld no podía parar de mirar al cielo, incluso más que a las modelos. El caso es que la lluvia no dejó de estar presente en la Orangerie del Dominio Nacional de Saint Cloud mientras las maniquíes presentaban una colección especialmente aérea y volátil.

Jean-Paul Gaultier, el tercero en discordia, se fue hasta la India (no en vano se encuentra ultimando los detalles para abrir su primer local en el país asiático) para reunir inspiración con la que presentar su desfile Princes et Maharajas. A los dioses les debió agradar lo que veían: el pase comenzó bajo el agua y terminó bajo el sol. Almodóvar o Catherine Deneuve, incondicionales del hombre que diseñó el traje de Andrea Caracortada (Victoria Abril) para Kika, no se perdieron detalle.

La moda ha sufrido muchas convulsiones en los últimos años, sobre todo en cuanto a la organización empresarial. Muchas casas han visto desaparecer a sus diseñadores de toda la vida a la vez que cambiaban de CEO. El caso de Christian Lacroix, casa comprada y vendida en múltiples ocasiones, es algo especial dentro de este panorama, ya que el diseñador francés ha continuado trabajando como director artístico de su firma, aunque ésta ya no le pertenezca.

En ausencia de Paco Rabanne, Yves Saint-Laurent o Lanvin, que en los últimos años fueron dejando atrás las costosas presentaciones de alta costura, se abren camino en la agenda oficial de la Federación Adeline André, Dominique Sirop y Franck Sorbier. Con ellos, cuatro miembros 'corresponsales' de renombre, Elie Saab, Giorgio Armani, Maison Martin Margiela y Valentino, completan la que hace poco más de una década contaba con veinte casas de relieve internacional. Bueno, Valentino sigue siendo fiel en apariencia, porque esta semana no ha estado en París. La excusa, las fastuosas celebraciones de sus 45 años de costura a partir de este viernes y durante tres días en Roma.

Margiela tampoco desfiló, pero sí presentó sus creaciones 'artesanales', en ningún momento calificadas de alta costura por los miembros del equipo que acompañan en su recorrido al visitante. Introducido por pequeños grupos en un espacio sin iluminación alguna, con guantes blancos de algodón, el espectador teme aquí estrellarse contra lo que parece ser un muro de espejos y que sólo al final descubre ser dulce y acolchado plástico.

Entre tanto, a una media de dos modelos por mes, de agosto a enero, ha podido igualmente descubrir en pequeños escaparates iluminados furtiva y sucesivamente la robe bijoux, confeccionada con anillos de oro, apta para el mes de agosto; o el abrigo de Navidad, confeccionado con espumillón dorado de árbol navideño. Entre los diecisiete 'miembros invitados' que en estos cuatro días subieron de alguna manera a la pasarela cabría destacar al tándem Lefranc-Ferrand, así como a Nicolas Le Cauchois, Cathy Pill y Udo Edling.

En pleno julio, París ha mostrado las mejores galas del invierno que está por llegar. Cosas del cambio climático que propone la moda, que siempre va dos estaciones por delante del tiempo real. Estas cuatro jornadas veraniegas amanecieron, de modo premonitorio o no, encapotadas con grises nubarrones, rayos, truenos y lluvia por doquier, cosas del cambio climático provocado por los humanos. Las casas de modas se han encontrado en un contexto ideal con esta estación seca reconvertida en húmeda para presentar sus diseños. Una variedad en la que se han incluido los trabajos de 30 diseñadores, de los que sólo ocho son miembros de pleno derecho de la Federación Francesa de la Costura.