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Modorrra: ‘urban fashion’ a la vizcaína
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Modorrra: ‘urban fashion’ a la vizcaína

Bilbao, la ciudad revelada que con el Guggenheim y su renovación urbana anunció hace algunos años a la atrasada España la llegada del siglo XXI,

Bilbao, la ciudad revelada que con el Guggenheim y su renovación urbana anunció hace algunos años a la atrasada España la llegada del siglo XXI, ha acogido hace unos días la última edición de Modorrra (así, con tres erres), un salón de moda, tendencias y cultura urbana que, lejos de dar pereza, viene a reforzar esa imagen postindustrial y cosmopolita que la capital vizcaína se ha ganado con tesón. El Manchester del Nervión también sabe de estilo.

Esta era ya la quinta ocasión en que la organizadora de eventos Suelen convocaba al público a la Antigua Feria de Muestras ubicada junto al estadio de San Mamés, y se notaba el prestigio que ha alcanzado el evento tanto en el plano local como en todo el estado. La convocatoria de Modorrra atrajo a firmas de moda, pero también a diseñadores industriales y gráficos, a promotoras de música, revistas de tendencias y artistas a un espacio de 3.000 metros cuadrados en el que el público pudo observar en directo en las tendencias más vanguardistas en moda, diseño, música, arquitectura o videoarte.

En Modorra estuvo presente Inmaculada Urrea, de la editorial Gustavo Gili, toda una referencia en el mundo de las publicaciones sobre diseño, moda, arquitectura, arte y fotografía. En el plano del diseño industrial fue posible contemplar los trabajos de Eva Pérez y Cutu Mazuelos, que acercaron a Bilbao Line House, una colección de muebles que desarrolla el concepto de unión entre todo el mobiliario de la casa por medio de un tubo.

Artistas urbanos como Miss Van, Guillaume Kashima, Higinia Garay, My Jok, Sojo No Tomo o Francisco Medina pintaron en directo los murales del espacio de Modorrra, mostrando su técnica y los secretos de los estilos más actuales en grafitti a los interesados, aunque lo fundamental de Modorrra sigue siendo la moda, como no podía ser de otro modo. Nueve diseñadores seleccionados entre las mejores escuelas de arte y diseño internacionales compitieron por la copa Pampero, dotada con una bolsa de 3.000 euros.

Este quinto ha sido el año de su gran salto, logrando reunir varias ramas creativas. Por si esto fuera poco, el concepto teórico bajo el que se envuelve el encuentro va adoptando una forma definida. Más allá de un interés taxonómico, en Modorrra están preocupados por el estilo, la imagen, los iconos y lo generacional, en una aproximación semiológica a la materia que no anda nada lejos de las investigaciones más académicas que tienen lugar en las universidades sobre el fenómeno (desde Jorge Lozano en España a Patrizia Calefato en Italia). Para que luego digan que la moda es frívola.

Bilbao, la ciudad revelada que con el Guggenheim y su renovación urbana anunció hace algunos años a la atrasada España la llegada del siglo XXI, ha acogido hace unos días la última edición de Modorrra (así, con tres erres), un salón de moda, tendencias y cultura urbana que, lejos de dar pereza, viene a reforzar esa imagen postindustrial y cosmopolita que la capital vizcaína se ha ganado con tesón. El Manchester del Nervión también sabe de estilo.