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Roberto Cavalli y H&M se apuntan a la teoría política
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Roberto Cavalli y H&M se apuntan a la teoría política

H&M ha vuelto a dar la campanada en la 'moda democrática' con su 'diseñador por un día' de este año. Roberto Cavalli, el rey de los

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Roberto Cavalli y H&M se apuntan a la teoría política

H&M ha vuelto a dar la campanada en la 'moda democrática' con su 'diseñador por un día' de este año. Roberto Cavalli, el rey de los trajes de noche, va a lanzar una colección a mediados del próximo otoño a precios populares en las tiendas de la casa sueca. Ellos mismos se habían puesto el listón bien alto, por el simbolismo de los diseñadores de años anteriores: difícil superar a totems como Stella McCartney, Viktor&Rolf o Karl Lagerfeld. Muchas famosas ya se han buscado una peluca para que nadie las reconozca comprándose un 'cavalli' por ochenta euros en unos grandes almacenes.

"¡Más madera! ¡Es la guerra!" gritaban los Marx en la versión doblada al español de Los Hermanos Marx en el Oeste. Y eso parecen querer decir en Estocolmo, cuartel general de la firma. En la lucha por el mercado, H&M sólo tiene como rivales de la misma entidad a The Gap y a Inditex, pero todo un ejército de empresas más pequeñas (si es que alguien se cree que empresas como Mango o Topshop, por citar dos ejemplos, son "pequeñas", claro) le viene comiendo terreno al convencer a los clientes de que su moda es igual de 'chic and cheap'. Asistimos a una 'guerra fría' entre distintos modos de poner en práctica el mismo concepto.

Afirma de un modo gráfico el profesor Adolfo Vásquez que "en las sociedades contemporáneas las novedades se han abierto paso a golpes de botas de cuero". La supuesta democratización que han traído las grandes marcas viene a ser una 'uniformización' de grandes masas de la ciudadanía, si se lee desde un punto de vista crítico. Y esa democracia conceptual de las marcas adopta para cada grupo una forma distinta, igual que en la política el término democracia ve cómo se le da vueltas una y otra vez como si fuera un calcetín.

La moda en los últimos años no habría podido sobrevivir sin la 'antimoda', del mismo modo que el sustento de la política ha consistido en valerse de su lucha contra la 'antipolítica', como aseguraba Jean Baudrillard. Si España, Iraq, Venezuela y el Reino Unido utilizan el mismo término para referirse a sus sistemas de gobierno, es que la retórica ha tomado el control del significado. Lo que ocurre con las marcas es análogo: si todas, compartiendo algunos aspectos de los modelos de negocio pero contrapuestas en otros fundamentales como la comunicación, venden exactamente el mismo concepto final ("vístete como si fueras Paris Hilton"), ¿no estamos asistiendo a una obra de teatro, a una epopeya clásica?

Las 'joint ventures' (no se puede calificar de otro modo a estas asociaciones momentáneas) entre H&M y los grandes diseñadores forman parte de esta épica, y buscan poner en escena la diferencia entre lo suyo y lo que las demás pueden ofrecer. Para el subconsciente colectivo, no resulta lo mismo vestirse como Madonna, Beyoncé, Gwyneth Paltrow, Charlize Theron, Jennifer López, Sharon Stone, Gong Li, Victoria Beckam, Lenny Kravitz y Adrien Brody (nombres de las estrellas adictas al diseñador italiano que cita la firma en su nota de prensa) que como Esperanza Aguirre, cliente confesa de Amancio Ortega.

H&M ha vuelto a dar la campanada en la 'moda democrática' con su 'diseñador por un día' de este año. Roberto Cavalli, el rey de los trajes de noche, va a lanzar una colección a mediados del próximo otoño a precios populares en las tiendas de la casa sueca. Ellos mismos se habían puesto el listón bien alto, por el simbolismo de los diseñadores de años anteriores: difícil superar a totems como Stella McCartney, Viktor&Rolf o Karl Lagerfeld. Muchas famosas ya se han buscado una peluca para que nadie las reconozca comprándose un 'cavalli' por ochenta euros en unos grandes almacenes.