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Recuerdos de cuando la moda era algo más que un simple ‘copia y pega’
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Recuerdos de cuando la moda era algo más que un simple ‘copia y pega’

Puede que resulte difícil de comprender en una época como la nuestra en la que las marcas se copian frenéticamente unas a otras en un

Puede que resulte difícil de comprender en una época como la nuestra en la que las marcas se copian frenéticamente unas a otras en un proceso de retroalimentación que simplemente fabrica clones, pero hubo un tiempo en el que en la alta costura primaba la elegancia y la feminidad. Finalizada la Segunda Guerra Mundial y sin otros conflictos en el horizonte, los modistos desataron un mundo de extravagante lujo sin precedentes en el que el protagonismo de los diseños de Christian Dior puso fin a la austeridad de la moda de la inmediata posguerra.

Desde los hombros torneados, cintura fina y falda amplia de los primeros diseños de Dior hasta las formas estructuradas del maestro español Cristóbal Balenciaga, aquella fue “una época en la que brillaron grandes e imaginativos diseñadores, pero a su vez provocadora porque los trajes requerían grandes cantidades de tejido y Europa aún estaba recuperándose de la guerra”.

Quien así habla es Claire Wilcox, comisaria de una exposición del Victoria & Albert Museum de Londres que, desde esta semana, enseña al gran público los principios del new look con trajes de Dior y de Balenciaga, pero también con piezas de contemporáneos suyos como los parisinos Hubert de Givenchy y Pierre Balmain o los londinenses Norman Hartnell y Hardy Amies.

¿Quién no recuerda la impresionante capa azul de Givenchy que lució Audrey Hepburn en Una cara con ángel? Esta pieza es, junto al maravilloso conjunto Zemire de color escarlata compuesto por chaqueta y falda que diseñó Dior en 1954, lo más destacado de esta exposición. Para los admiradores de este arte la exposición supone un hito: este traje del maestro parisino se exhibe por primera vez después de que fuera hallado hace tan sólo un año en un sótano de la parisina ribera del Sena. Durante décadas estuvo perdido y de él sólo se podían ver las fotografías tomadas cuando fue creado.

En una década en la que Dior irrumpió con un estilo que influiría en la moda femenina hasta hoy, la muestra expone cómo el francés creó el modelo de negocio de moda con más éxito del siglo XX: producía 12.000 vestidos al año, invertía en publicidad y apostaba por el lanzamiento de una línea de perfumes. Fue el mismo diseñador el que bautizó aquellos años como "la época dorada" y el que mejor reflejó ese sentimiento de orgullo que recorrió la alta costura parisina de la época, cuando la capital francesa disfrutó de su nombre en todo el mundo de la moda.

Pero ni la alta costura brilló sólo por sus vestidos ni la exposición se limita a modelos de día, trajes de cóctel o vestidos de noche realizados para la alta sociedad de hace sesenta años. Zapatos de Roger Vivier, sombreros, lencería, joyería y perfumes completan una exposición que también explica las técnicas de la alta costura, cuenta con vídeos y grabaciones radiofónicas de la época y fotografías de Cecil Beaton y Richard Avedon.

Puede que resulte difícil de comprender en una época como la nuestra en la que las marcas se copian frenéticamente unas a otras en un proceso de retroalimentación que simplemente fabrica clones, pero hubo un tiempo en el que en la alta costura primaba la elegancia y la feminidad. Finalizada la Segunda Guerra Mundial y sin otros conflictos en el horizonte, los modistos desataron un mundo de extravagante lujo sin precedentes en el que el protagonismo de los diseños de Christian Dior puso fin a la austeridad de la moda de la inmediata posguerra.