Milán celebra su fiesta de la moda entre el instinto maternal de Naomi Campbell y el debate sobre la anorexia

Milán vuelve a vestirse de moda, del Duomo al Castello Sforzesco, con las últimas propuestas de algunos de los diseñadores más importantes del universo de la moda. En esta ocasión, los desfiles han venido acompañados de un conjunto de ofertas de esparcimiento y compras por el cual los restaurantes, las tiendas (sobre todo las de la sofisticada Via Montenapoleone, auténtica milla de oro del shopping en la capital lombarda) y los museos de la ciudad han ampliado sus horarios, en algunos casos hasta más allá de la medianoche. Uno de los eventos culturales paralelos más interesantes ha consistido en la retrospectiva dedicada a Viviane Westwood por sus 35 exitosos años en el mundo de la moda y que presenta algunas de sus creaciones más destacadas.

La semana de la moda empezó con ese terremoto llamado Naomi Campbell, capaz de generar un tsunami por su dominio de la escala Richter. La top volvió a ser la reina de la pasarela vistiendo un triquini de Miss Bikini Deluxe de colores oscuros y brillantes en los que el azul metálico se imponía sobre el resto de la paleta cromática. Un largo pañuelo remataba el cuello de la londinense, que una vez más encandiló al público con su imponente presencia, atrayendo todas las miradas y los flashes de las cámaras y recibiendo una gran ovación cuando abandonaba la pasarela. La presencia de la diosa de Ébano fue, además, fructuosa para la prensa del corazón, de la que Naomi es asidua. Sus declaraciones sobre sus deseos de convertirse en madre sirvieron de carnaza a la prensa italiana del pasado domingo, que prefirió elucubrar sobre el futuro vástago de la maniquí antes que sobre las piezas mostradas el día anterior, en su mayoría pertenecientes a casas menores.

Aun así hubo la posibilidad de contemplar algunas joyas, como la nueva versión del diamond bag de Ballantyne de 1960, del que la reina Isabel II de Inglaterra posee un ejemplar. El nuevo complemento será fabricado en esta ocasión en una serie limitada de cien piezas. Su precio de salida estará en 2.200 euros, aunque podrá aumentar hasta los 20.000 si se fabrica con materiales exclusivos, como la piel de cocodrilo.

La polémica aumentó el lunes con una campaña publicitaria ajena a los desfiles pero que, en una ciudad que vive de las apariencias, ha causado gran revuelo. Milán se conmocionó con la fotografía de una joven desnuda y de una extrema delgadez elegida como modelo de la marca de moda Nolita. El objetivo era sensibilizar a la población sobre este problema y para ello se escogió como autor a Oliverio Toscani, el fotógrafo que ya retrató hace años para Benneton la agonía de un enfermo terminal de sida. Inevitablemente la polémica sobre la responsabilidad de las casas de moda en la creación de pautas sociales poco recomendables saltó de nuevo a la palestra.

¿Es lícito que una casa de moda utilce a una persona enferma para promocionarse, aunque lo haga como parte de una responsabilidad social corporativa en respuesta a los síndromes psiquiátricos que su ejercicio genera? A un lado, la bancada de los diseñadores, encantados del anuncio y de haberse conocido: “Estas campañas son justas y oportunas”, ha afirmado Giorgio Armani. Al otro, la de las asociaciones que trabajan con enfermas: “Es una exageración”, en palabras de la presidenta de la Asociación para la Investigación y el Estudio de la Anorexia, Fabiola De Clercq. Del debate se puede extraer la conclusión que el presidente de la Asociación Italiana de Problemas de la Alimentación y del Peso, Ricardo Dalle Grave, ha pueso negro sobre blanco: “Si se quiere prevenir sería mejor a ayudar a las jóvenes a aceptar tallas más holgadas, pasando el mensaje que también estas son belleza”.

Entre tanto tema liviano y asunto de trascendencia, los desfiles de los grandes, que sirvieron de reclamo para la prensa especializada. Cavalli volvió a apostar sobre el violeta en sus recurrentes trajes vaporosos y dotó a su colección de candidez, en parte gracias a los ornamentos perforados sobre los gabanes. La mujer de Cavalli se decanta para la próxima primavera-verano por pequeños complementos y por intrincados pliegues, evocación del mundo vegetal en forma de ornamento.

Armani ha apostado, en su línea más desenfadada (Emporio), por los colores delicados, grises y celestes, con la aportación de los toques metalizados en faldas y camisetas, mientras que en la más sobria, la que lleva el nombre del diseñador, se decantó por una mujer elegante y sofisticada con el blanco, el negro y el metal predominan sobre el resto de la gama cromática.

Las últimas propuestas de Gianfranco Ferré, fallecido el pasado junio, tienen un cierto aire orientalizante, de diálogo entre culturas y civilizaciones: oriente y occidente unidos en “una criatura metropolitana e inteligentemente sobrias”, como indican en la casa de modas.