Los abrigos más ‘chic’ de la temporada

El invierno ya está aquí. No hay que ser muy listos para darse cuenta de que las temperaturas han bajado (muchos decían que estábamos en Siberia)…y que, obviamente, la chaquetilla que nos poníamos a principio de otoño ya no nos abriga nada. Para ayudarte a pasar estos gélidos días, ahí van algunas propuestas en cuanto a abrigos se refiere. Seguro que alguno cae.

- Sport: frente a lo que venía ocurriendo en temporadas pasadas el trench (De Trench-coat, expresión inglesa que describe un modelo de gabardina e impermeable de influencia militar, utilizado para las trincheras durante la I Guerra Mundial, popularizado a partir de los años 30 por Burberrys, entre otros), deja su espíritu de aviador y se alarga hasta la rodilla. Eso sí, no hay que olvidarse de las capuchas de pelo. Dentro de este look más casual encontramos de nuevo la parka (chaqueta de abrigo cuya forma recuerda la de ciertas indumentarias militares. Se puso muy de moda a finales de la década de los 80). La parka, a diferencia del trench, se reduce en todas sus expresiones y formas. La clave: piernas y brazos al descubierto.

- Militar: ya se habrán percatado que la milicia está demasiado presente esta temporada en nuestro armario. Y es que a la parka y al trench, algo más deportivos, se vienen a sumar nuevos abrigos de este estilo ya sea a lo capitán de barco o a lo camarada moscovita. Al final va a ser verdad que a las mujeres les gustan los hombres de uniforme... y los uniformes, claro está. Los hay de todos los tipos: chaquetón corto marinero, maxi de hombros marcados, tipo Loden… Eso sí, hay que fijarse en los detalles: botones XL, tachuelas doradas y cuellos altos envolventes. A la hora de lucirlos, hay que tener en cuenta que no todos casan bien con las mismas prendas. Mientras unos se alistan junto a la falda tubo y las botas altas, otros por el contrario defienden unas medias tupidas con sandalias. En cualquier caso, con todos ellos siempre se acierta.

- Inglés: el invierno pasado los diseñadores empezaron a recuperar para nuestra sorpresa prendas con el tejido más british. Sin embargo, aunque este año la tendencia también procede de la campiña inglesa, los abrigos de una y otra temporada son totalmente distintos. El invierno de 2007 prefería abrigos oversize o cortos tipo collage así como capas. Es decir, el look a lo estilo Diana de Gales durante su juventud está bien para un rato, pero ahora lo que manda es un estilo más femenino. Más romántico. El color rey: el gris en todas sus versiones. Y los tejidos: tweed, espiguilla, cheviot, cuadros, franelas…Busca abrigos de contundentes volúmenes, algunos en forma de capa mini. Para ser la reina de la calle no hay más que subirse a unos zapatos de corte salón, una cartera de mano y unos guantes. Hay que recordar que los cuadros no sólo vienen desde Inglaterra. Escocia también tiene su propio diseño que, sin embargo, no se limita en exclusiva a los abrigos.

- Pelo: Aunque es una prenda de temporada, a mucha gente no le gusta porque procede a animales que se crían para ese fin. Pese a que quedan muy bien, las nuevas tecnologías han diseñado pieles sintéticas que no tienen nada que envidiar a las originales y, que además, son mucho más asequibles. Si aún así decides apostar por uno de ellos recuerda que se llevan en dos tamaños: abrigos cortos que apenas rozan la rodilla o chaquetones que no pasan de las caderas. Los hay en todos los colores, desde el blanco al verde más atrevido de Pucci. También de origen animal son los abrigos y chaquetas de cuero, así como los abrigos adornados con plumas en todas sus variantes.

- De todo un poco: para las más atrevidas, para las noches de fiesta, para las ocasiones especiales…resérvate un abrigo joya. Una apuesta con la que deslumbrar sin necesidad de quitártelo. Para Roberto Torreta los mejores son aquellos que no se ajustan en exceso a la silueta y utiliza tejidos modernos como el cachemir con hilos de oro bordado o plata. Algo más difíciles de poner son los abrigos con estampados geométricos. Antes de comprarlos hay que asegurarse de que sientan bien. Luego no hay vuelta atrás.