Es noticia
Menú
Moda y muerte, una combinación muy rentable
  1. Estilo
  2. Moda

Moda y muerte, una combinación muy rentable

Para muchos la moda no es más que un escaparate de soberbia y narcisismo, un mundo dirigido por hombres sin escrúpulos que odian a la mujer

Foto: Moda y muerte, una combinación muy rentable
Moda y muerte, una combinación muy rentable

Para muchos la moda no es más que un escaparate de soberbia y narcisismo, un mundo dirigido por hombres sin escrúpulos que odian a la mujer y que la obligan a seguir tendencias imposibles; una vitrina llena de modelos que hacen cualquier cosa para matar el hambre y el miedo a ser remplazadas por otras más jóvenes. Pero ¿y si todo eso no es más que la representación de la época que nos ha tocado vivir?

La pasarela, las fiestas y el champán nos deslumbran y no nos dejan ver a aquellos que se aferran a los flashes, los brillos y las lentejuelas como salvavidas para ocultar y aliviar el dolor, la tristeza o el miedo.

 

¿Quién podía imaginar que un hombre dedicado a la superficialidad envuelta en oropel luchaba entre la desesperanza y la necesidad por darle la última oportunidad a su propia vida? Muy pocos son los que realmente conocían el trabajo de Alexander Mcqueen, una obra siempre sobresaliente y con cierta inspiración en la muerte, en lo oscuro, en las sombras.

Para muchos el suicidio es la forma más rápida de acabar con el dolor, con el sufrimiento, una rendición. Y tal vez sea verdad que en un mundo donde cada vez es más frecuente el abandono, el suicido sea una manera de escapar de nuestros fantasmas. Aunque en estos tiempos en que vivimos, en los que todo el mundo miente (los gobiernos, la ONU, el vecino, nosotros a nosotros mismos...) la imagen del diseñador ahorcado en su casa de Londres es un acto cargado de intencionalidad y simbolismo, una intensa última mirada al mundo. Y un fiel reflejo de su trabajo, con el que aportó a cada una de sus piezas los conceptos del bien y del mal en los que se articula la conducta humana.

La muerte y el funeral de Alexander McQueen nos hacen pensar en esas otras impactantes muertes en la industria de la moda: El asesinato a sangre fría de Maurizio Gucci por parte de su mujer, los dos disparos de un asesino en serie que acabaron con la vida de Gianni Versace... Marcas que, paradójicamente, se encuentran entre las más rentables de las dos últimas décadas. Y es que a veces una muerte no viene mal en esta industria, un negocio que, como el del cine, vive de mitos.

Por muy contradictorio que parezca, la muerte está presente en la esencia misma de la moda. Desde el momento en que nace una colección, tendencia o una pieza must de la temporada, lo hace destinada a morir. La muerte y la moda son “hermanas”, como diría el poeta Giacomo Leopardi: ambas intentan cambian de forma drástica la manera de entender el mundo o de enfrentarse a él.

El ciclo de la moda es como el propio ciclo de la vida. La diferencia es que en la moda no da tiempo a llorar que nuestra chaqueta favorita haya pasado de moda o que un hombre de 40 años devastado por el dolor se haya quitado la vida de forma premeditada. La moda y la muerte son parte de la vida tomada como una representación de lo que somos. ¿O quién le iba a decir a la fantástica Karen Mulder, aquella top de los 90 que se paseaba por las mejores pasarelas del mundo, que iba a acabar en un psiquiátrico después de intentar suicidarse en repetidas ocasiones? La moda destruye y hace desaparecer, como la muerte se lleva a los que pensamos que van a estar a nuestro lado siempre.

En cuestiones de negocios la muerte te convierte en alguien más popular, éxitoso, y hace ganar mucho más dinero a los que te lloran. Una Naomi Campbell ataviada con gafas de sol negras de dimensiones desproporcionadas y siempre de marca es la imagen que mejor ilustra la muerte de alguien en este negocio. Se llora y homenajea, pero siempre en público y con un curioso halo de rentabilidad. Luego, cuando se ven los beneficios que genera la desaparición del artista, se pasan las penas. Y más tarde el negocio vuelve a ponerse en marcha sin más.

Se rumorea que la última colección de McQueen estaba lista y preparada pero por respeto no tendrá lugar un desfile al uso, sino que será una exposición de su trabajo póstumo durante la Fashion Week de París en una cita selecta a la que acudirán sólo VIPs y estrellas. Y miestras se rumorea quién será su sucesor: en España se dice que podría ser José Castro mientras en París y en Londres suena con fuerza el nombre de Matthew Williamson. Algo que nos hace sospechar que el espectáculo no es que deba continuar, sino que nunca se ha parado.

*Laura Díaz Extremera es periodista de moda y cultura y autora del blog La Couturière à Paris.

Para muchos la moda no es más que un escaparate de soberbia y narcisismo, un mundo dirigido por hombres sin escrúpulos que odian a la mujer y que la obligan a seguir tendencias imposibles; una vitrina llena de modelos que hacen cualquier cosa para matar el hambre y el miedo a ser remplazadas por otras más jóvenes. Pero ¿y si todo eso no es más que la representación de la época que nos ha tocado vivir?

Alexander McQueen Muerte