Seis consejos para que tus zapatos favoritos te duren para siempre
Como se suele decir, nada es para siempre, pero con determinadas prendas parece que no sabemos aceptar que esa relación ha terminado. Confiesa que, con los zapatos, te pasa eso y aprende a cuidarlos
Probablemente hayas hecho cambio de armario con la llegada del verano y de pronto ha reaparecido aquel minivestido fucsia con palmeras psicodélicas que pensaste sería ideal para ir a tomar algo al paseo marítimo (y te fuiste de vacaciones a Noruega), esa camisa blanca que ya amarillea pero que 'es un fondo de armario que segurísimo te hace falta algún día', el trikini sin estrenar que no le cabe ni a tu sobrina de seis años y, cómo no, una pila zapatos veraniegos que ¡vaya! eran tus preferidos el año pasado y piensas volver a darles vida. Pero míralos bien, porque están tal y como los subiste al altillo: hechos trizas.
El universo calzado en esta época es amplio y variado: desde unas esparteras básicas, las cangrejeras que estaban de moda en 2013 pero quién sabe sin volverán, las chanclas planas siempre tan cómodas o aquellas romanas tan ideales que compraste en un puesto hippie, hasta los taconazos que tanto adoras de tus zuecos de madera, cuñas de corcho, sandalias de tacón y alguno que otro cerrado por si refresca por las noches en tu pueblo, Lepe. Fenomenal, tienes el zapatero de Carrie Bradshaw,pero en lugar de estar organizado en balditas y armarios ultracuquis, está en una caja de plástico bajo la cama o en una bolsa metida a presión en algún rincón del armario. Lo que sale de ahí no son zapatos, por el amor de dios, son babuchas revenidas llenas de polvo.
Que sigan con la etiqueta de la alarma pegada en la suela no es señal de que están en condiciones de ser usados (en todo caso indican que vas a dar el cante una vez más, ¡quítalas!). NO, lo que demuestra es que no los has cuidado y todo apunta a que te propones hacer lo mismo un verano más... Pero ¡eh! buenas noticias, puedes alargar tu relación zapatil un poquito más si aprendes a mantenerlos bien cuidados antes de que no haya marcha atrás.
La idea es que puedas salvarlos y, atención, también recuperes los tacones, botas y botines que han hecho tus delicias esteotoño-invierno para que dentro de unos meses estén encondiciones. “Mis zapatos favoritos son unos tacones de Miu Miu. Los llevo todo el año, al descubierto en los meses de primavera y verano y con calcetines o medias cuando hace más frío. Y los compré hace ocho años. Ni siquiera son los más antiguos de mi armario, tengo un par que tienen una década”, asegura Ruthie Friedlander, editora de moda en Elle América,quien recoge seis consejos probados por auténticas adictas al calzado para mantenerlos como nuevos. Y sí, funcionan.
1. LIMPIADORES EXPRÉS YA
Hay mil y un trucos para limpiar tus zapatos si de pronto encuentras una mancha como la típica que te haces túmisma al cruzar las piernas y rozarte con el otro tacón o las derivadas de un molesto pisotón. Tinees mil opciones para solucionarlo: la siempre útil goma de borrar, darles con agua y jabón y frotar con una esponja, utilizar leche tibia, alcohol, quitaesmaltes o aguarrás, e incluso productos específicos como Mr Clean Magic Eraser y otros parecidos de la marca CIF o Pinol. Eso sí, el truco es utilizarlos "tan pronto como veas la mancha”, recomienda Friedlander: “Cuanto más tiempo dejes que repose más difícil será quitarla”.
2. GUÁRDALOS EN SU SITIO (SIEMPRE)
¿Pero esto que es? Si parece que cada noche estás esperando a que los Reyes Magos te dejen un regalo en alguno de los muchos pares que tienes acumulados en una esquina. 'Si es que, como me los voy intercalando y me los pongo a menudo...'. Ni es que ni nada, que los estás destrozando.
Es cierto que es mucho más cómodotenerlos a mano, pero es importante que los guardes en su sitio, bien cubiertos para que no cojan polvo (que luego siempre es mentira que te los vas a poner mañana) y que les pases un trapito húmedo para quitarles la suciedad que hayan podido acumular. Inclusosi asumes que no vas a usarlos en un tiempo, límpialos a fondo con betún, grasa de caballo o el producto que les corresponda. Eso sí, por favor, que guardarlos en su sitio como tarea diaria no suponga que no vuelvas a saber de ellos hasta el verano que viene... Aprovecha tus recursos y si de verdad no te los has puesto en toda la temporada, quizás debas asumir que esta relación se acabó.
3. CAMBIA LOS TACOS (O LA SUELA ENTERA)
“Cuando inviertes en un par de zapatos buenos el objetivo es que te duren”, comenta Friedlander, y para que se mantengan como nuevos es importante que no seas rácana con cosas tan sencillas y económicas como cambiarles los tacos o la suela una vez vayas a guardarlos hasta la próxima temporada. No te va a costar más de 15 euros –dependiendo de si les pones suela de goma o de madera–y los dejarás como nuevos. Aprovecha la chapa y pintura para ponerles unas plantillas nuevas y así seguirán siendo igual de cómodos cuando los saques de su caja.
4. TEN UN EDDING A MANO
Sí, el viejo truco siempre funciona especialmente con los zapatos de charol e incluso de cuero. Saca tu rotulador y disimula en un instante el rayajo que acabas de descubrir en su costado. Eso sí, si son de piel y más que una rozadura casi puedes meter la punta del dedo en el agujero, acude al zapatero para que lo reparen o prueba con un baño de tinte.
5. ¡DANGER! TE ESTÁN ROZANDO
Te encantan y disfrutas cuando la gente te recuerda lo bonitos que son tus tacones nuevos. Ya, pero deja de decir que son 'comodísimos' y asume que te están haciendo una ampolla del tamaño de una yema de huevo de corral.
“Si te están haciendo una herida debes tratarla inmediatamente con un desinfectante y una tirita. Si aguantas mucho tiempo con ellos la rozadura manchará el interior y acabarás deformando el zapato por tus andares doloridos. La clave es actuar rápido”, insiste Friedlander. Eso sí, toma nota de este consejo que te valdrá más de un momento incómodo y un gasto desmesurado en tiritas: casi siempre es mejor poner la tira adhesiva en el zapato en lugar de en el pie. Evitarás que esa parte te siga rozando y que el remedio acabe hecho un gurruño en tu talón.
6. PON UN ZAPATERO EN TU VIDA
“Bueno, tal vez no salir a cenar con él”, bromea la autora, “pero establecer una relación con tu zapatero puede ser la clave para que un auténtico profesional te ayude a cuidar de tu calzado preferido”. Dale conversación, apréndetesu nombre, pásate de vez en cuando a comprar productos de limpieza en su tienda y déjale propina de vez en cuando. Este puede ser el verdadero inicio de una gran amistad.
Probablemente hayas hecho cambio de armario con la llegada del verano y de pronto ha reaparecido aquel minivestido fucsia con palmeras psicodélicas que pensaste sería ideal para ir a tomar algo al paseo marítimo (y te fuiste de vacaciones a Noruega), esa camisa blanca que ya amarillea pero que 'es un fondo de armario que segurísimo te hace falta algún día', el trikini sin estrenar que no le cabe ni a tu sobrina de seis años y, cómo no, una pila zapatos veraniegos que ¡vaya! eran tus preferidos el año pasado y piensas volver a darles vida. Pero míralos bien, porque están tal y como los subiste al altillo: hechos trizas.