Juan Vidal, un artista, una modelo y una oda contemporánea a los años 30

Un artista y una modelo. Él es Lester Gaba, un escultor de Misuri, y ella es su obra más célebre: Cynthia, la maniquí que cautivó a la sociedad neoyorquina a finales de los años 30 del siglo pasado. Una mujer que se parapetaba tras los cristales de los grandes almacenes Saks Fifth Avenue; una mujer capaz de enarbolar el estandarte del sueño americano; una mujer que se bajó de su pedestal, traspasó los escaparates, se convirtió en chica de revista –fue imagen de portada de 'Life' en 1937–, acudió a la ópera, protagonizó películas y se convirtió en toda una celebridad de la época. "Cynthia fue, a fin de cuentas, una fantasía que encarnaba el deseo, la belleza y la aspiración; toda una historia de amor entre su creador y ella". Quien habla es el último vértice en entrar a formar parte de este (novísimo) triángulo amoroso. Se trata del modisto Juan Vidal quien, entusiasmado con este hito 'fashion' –y minutos antes de que arranque su desfile–, explica a este medio por qué ha decidido inspirarse en ambos para hacer realidad la colección otoño-invierno que presentó este jueves en el marco de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.

Apenas rozan las siete de la tarde y en la parte trasera de la Real Casa de Correos se atisba más trasiego del habitual a pesar de encontrarnos en una zona ya de por sí transitada como es la Puerta del Sol. Ya dentro, y entre bambalinas, el ritmo se torna frenético. Aunque Cynthia –así se llama su colección– todavía aguarda inmóvil cual maniquí en el sinfín de percheros que se reparten por la sala. A fin de cuentas, Cynthia, como aquella musa neoyorquina, solo espera que toquen las 21.00 horas para cobrar vida de nuevo en este 2018. Para mostrar una personalidad cambiante vestida de sarga, seda y lana. Para elevarse sobre botas y zapatos de tacón y poner un toque de color a esa tarde-noche fría y lluviosa de Madrid. Que comience el 'show'.

Cynthia conoce a la perfección lo que es estar dentro de un escaparate. Por ello, Vidal ha emulado en sus diseños las arquitecturas de las fachadas de aquellas boutiques. Y de esta forma ha vestido a su musa. Lo hace a través de los estampados de cuadros y juegos de volúmenes. Así, las modelos muestran sobre la pasarela diseños de factura limpia, aptos para el día a día –gracias a prendas como faldas tableadas y gabardinas abombadas–, elaborados en grises, negros, tejas y malvas. "De esta forma he querido recrear el universo gráfico tanto de la mujer que inspira esta colección como de las clientas que acudían a aquellos grandes almacenes", apunta.

El alicantino también ha permitido a Cynthia llevar camisa. "Esa prenda denotaba distinción en la época y, para traerla a la actualidad, me he valido de grandes lazos para envolver la silueta femenina y que se pueda ajustar dependiendo de las dimensiones de cada mujer", subraya. Pero no solo de este elemento se ha servido el modisto para homenajear a su particular musa y, a través de ella, hacer una revisión de la moda de los (felices) años 30. Vidal ha optado por confeccionar abrigos y gabardinas elaborados en tactel, lamé licuoso o nylon con patrones muy similares a los de entonces, añadiéndoles un plus de contemporaneidad gracias a detalles como bolsillos de plastrón o las plumas.

Y eso no es todo. Su particular Cynthia también gusta de utilizar vestidos de noche. Y para ello, Vidal viaja una década más atrás –los alegres y convulsos años 20– para hacer que su musa viva su particular 'flashback' a través de diseños cuajados de lentejuelas en grises, plomos oxidados y vibrantes negros. Unos conjuntos donde los vertiginosos escotes en uve se convierten en el santo y seña de su colección y con los que, a través de patrones con mucho movimiento, elevan a su mujer a los altares de cualquier club propio de la época. "Para confeccionarlos me he servido del patrón base, es decir, unir las piezas que los componen a través de pespuntes. Mediante esta fórmula de ensamblaje he querido emular las diferentes piezas que componen los maniquíes: los brazos, las piernas, el tronco...", argumenta. Todo muy 'made in Vidal'.

El alicantino tampoco se olvida de que a Cynthia también le gusta saberse una mujer tan urbana como elegante. Para ello, Vidal ha llevado el cashmere al body y la seda estampada al blusón, a los vestidos de tablas aptos para el día a día y a las prendas de abrigo pensadas para el entretiempo como las trencas y los lobos de mar. Porque así es su musa: tan versátil como sofisticada, tan urbana como mística. Tras desfilar por el patio de la Real Casa de Correos, la célebre maniquí regresa a su escaparate después de haber cobrado vida durante unos minutos. Ahora solo aguarda la llegada del próximo otoño-invierno. Para que, entonces, el alicantino vuelva a tocarla con su varita mágica. Lo que, quienes practican su oficio, llaman aguja.

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