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Andrés Sardá con sus divas ochenteras y The 2nd Skin con su mujer poderosa
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Andrés Sardá con sus divas ochenteras y The 2nd Skin con su mujer poderosa

Los años 80 en dos versiones contrapuestas, así han sido las propuestas de Andrés Sardá y The 2nd Skin. Objetivo: recuperar a la mujer como protagonista absoluta

Foto: Mario Vaquerizo de estrella fulgurante en el desfile de Andrés Sardá.
Mario Vaquerizo de estrella fulgurante en el desfile de Andrés Sardá.

Hubo un tiempo lejano en el que, al final de un desfile, cuando el carrusel de modelos comenzaba, todo el mundo aplaudía. Y aunque nos parezca que hace mucho, en realidad, fue casi casi antes de ayer. Uno podría llegar a pensar que a nadie le ha gustado lo que ha visto, pero la verdadera razón es otra, mucho más banal: lo están grabando con su teléfono. Sobre la importancia de disfrutar el momento sin tener que registrarlo para la ¿posteridad? con tu 'smartphone', habría mucho que decir, pero quizá sea materia para otro momento. Lo nuestro es adentrarnos en lo que ha dado de sí la mañana en la pasarela madrileña, que no ha sido otra cosa que un viaje en el tiempo, exactamente a la década de los 80, eso sí, con dos caras bien diferentes.

El primer desfile ha llegado de la mano de Andrés Sardá, con su visión disco y pop de la década de los 80 gracias al charol, el lamé, los brillos, oros, platas y colores a gogó y, sobre todo, con la estrella absoluta de su desfile, Mario Vaquerizo, que ha abierto y cerrado el show y que estaba en su salsa, entre –ahora sí– los aplausos generales del respetable. Así que la estética excesiva del aerobic inspirada en la mismísima Jane Fonda o en el propio Vaquerizo, el fitness, los videoclips de los ochenta y la mezcla de texturas como el charol, el plástico y los tejidos metalizados se han convertido en protagonistas absolutos de un show que ha sido puro espectáculo y diversión. Eso sí, ¡a ver quién es la guapa –o guapo, emulando a Mario– que se atreve con ello!

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La mañana continuaba con el desfile de The 2nd Skin, Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo, cuyo minimalismo sobre la pasarela y templanza casi se agradecía después del primero de la mañana. Mujeres elegantes, empoderadas, sofisticadas y poderosas, así se podría describir un desfile que ha puesto el contrapunto perfecto a tanto exceso, eso sí, con una fuerte inspiración ochentera, pero en su lado más elegante. Volúmenes amplios, hombreras XL, prendas oversize y sobre todo muy bien estructuradas, una visión de los 80 en versión depurada. Perfectas en su composición tanto como en su ejecución y su puesta en escena sobre la pasarela. Limpias y sin tacha. Siluetas hiperfemeninas marcadas a la cintura, vestidos mini o maxi de inspiración disco pero sin excesos, a pesar del lamé y la lentejuela. Tejidos ricos y opulentos como sedas y tafetanes rematados con grandes lazadas en los hombros remarcando el volumen y la estructura escultórica. A destacar, los estampados geométricos de inspiración decó y setentera, los monos de inspiración casi motera pero tremendamente elegantes y sofisticados gracias a los tejidos y los cortes rectos y minimalistas. Por no hablar de los vestidos esmoquin que harían las delicias de cualquiera de nosotras. Un toque de cordura, coherencia y sentido en una pasarela que no siempre está sobrada de estos adjetivos. Resumiendo, bonito, muy bonito.

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Hubo un tiempo lejano en el que, al final de un desfile, cuando el carrusel de modelos comenzaba, todo el mundo aplaudía. Y aunque nos parezca que hace mucho, en realidad, fue casi casi antes de ayer. Uno podría llegar a pensar que a nadie le ha gustado lo que ha visto, pero la verdadera razón es otra, mucho más banal: lo están grabando con su teléfono. Sobre la importancia de disfrutar el momento sin tener que registrarlo para la ¿posteridad? con tu 'smartphone', habría mucho que decir, pero quizá sea materia para otro momento. Lo nuestro es adentrarnos en lo que ha dado de sí la mañana en la pasarela madrileña, que no ha sido otra cosa que un viaje en el tiempo, exactamente a la década de los 80, eso sí, con dos caras bien diferentes.

Pasarela Cibeles Madrid Mario Vaquerizo
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