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Teresa Helbig se mete en un jardín romántico… y muy cañero
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Teresa Helbig se mete en un jardín romántico… y muy cañero

Cuero y flores, tul y rafia, vestidos joya y un toque irreverente. El desfile de la diseñadora tenía sorpresa incluida: Verónica Echegui desfilaba en el paseíllo final. Te lo contamos.

Foto: La actriz Verónica Echegui sale a saludar al final del desfile. ©Efe/Chema Moya.
La actriz Verónica Echegui sale a saludar al final del desfile. ©Efe/Chema Moya.

Teresa Helbig se metió en un jardín, y salió airosa, incluso triunfante. Porque en el mundo hay personas que tienen una visión y, algunas de ellas, como la diseñadora catalana, consiguen que los demás la sigan. Nudos, tules, glitter, rafia, puntillas y encajes imitan las texturas, los colores e incluso los nudos y conexiones de un jardín en flor. Esa es la teoría, pero en la práctica, el jardín cobra vida, fuerza. Una no puede evitar pensar, ya estamos flores y primavera… lo de siempre, pero no cuenta con el factor Helbig. Preguntada al respecto en el backstage antes del desfile se ríe con una sonora carcajada: “Flores y primavera, lo de siempre: ¡coñazo! Ja ja ja, pues no. La idea surgió gracias a un libro sobre los Knot Gardens ingleses en los que la mano del hombre consigue esas figuras geométricas”.

El resultado son piezas tan interesantes como las corazas tejidas en cordón de algodón encerado sobre vestidos ligeros de tul. O el traje de chaqueta de crepe blanco cuyos bordados de pedrería emulan la vista aérea de un parterre. Pura contradicción en términos, el factor sorpresa que vive en contradicción entre lo femenino y lo rockero. Así es el alma de las helbigirls, una paradoja que ni pueden ni quieren resolver, solo disfrutar. Un espiritu femenino e irreverente que encarna como pocas la sorpresa del desfile, Veronica Echegui infiltrada como una valkiria rubia que ponía ritmo en la vuelta final, esa en la que ya nadie aplaude porque todo el mundo graba.

placeholder Un vestido largo y estampado de la colección primavera verano 2019 de Teresa Helbig. EFE/Chema Moya
Un vestido largo y estampado de la colección primavera verano 2019 de Teresa Helbig. EFE/Chema Moya

Pero antes, el desfile comenzaba con un maravilloso minivestido de malla metálica pintado a mano, seguía con un short de piel de pitón que cualquiera de nosotras querría llevarse a casa desde ya, y continuaba con un maravilloso vestido de tul imprimado con estrellas de glitter que está irremediablemente condenado a ser carne de alfombra roja. Y seguía con un mono corto de cuero imprimado con el print estrella de la colección, las flores. Eso sí, nunca cursi: “El jardín como refugio y lugar romántico, pero a la vez cañero. Las formas son potentes y atrevidas. Además, hemos hecho collares con cristal de Murano, con porcelana translúcida.” Y por primera vez, un bolso, un auténtico tres en uno que funciona como clutch, bandolera o incluso riñonera. ¿Te vas a lanzar a hacer bolsos? “No, sería muy osado… Estamos con este, que vamos a empezar a desarrollar. Estoy ya pensando en hacerme uno en cuadros Príncipe de Gales.”

placeholder Detalle del backstage de la colección de Teresa Helbig SS/19. Foto: D.R.
Detalle del backstage de la colección de Teresa Helbig SS/19. Foto: D.R.

Así que las fans están de enhorabuena, porque una vez más la colección de la próxima primavera es delicada pero cañera, excéntrica y elegante, muy Teresa. Ese hilo conductor que siguen todas sus colecciones y que según la creadora “se deja sentir en los vestidos-joya, no por brillos y bling bling, sino por el concepto de trabajo artesanal, de corporalidad. Son piezas con un punto muy femenino pero nunca evidente". ¿Su preferido de esta colección? El que pone punto final al desfile: “Le llamamos la Torre Eiffel porque la geometría sobre el tul nos recuerda a su estructura”. ¿Especiales? No acabaríamos, porque cada uno tiene un mundo: un vestido de tul verde bordado con rafia trenzada, vestidos con capucha o accesorios como los cinturones trenzados o los botines de piel estampados, que llegan de la mano de la zapatera Serena Whitehaven. ¿A quién no le gustaría ser una helbigirl?

Teresa Helbig se metió en un jardín, y salió airosa, incluso triunfante. Porque en el mundo hay personas que tienen una visión y, algunas de ellas, como la diseñadora catalana, consiguen que los demás la sigan. Nudos, tules, glitter, rafia, puntillas y encajes imitan las texturas, los colores e incluso los nudos y conexiones de un jardín en flor. Esa es la teoría, pero en la práctica, el jardín cobra vida, fuerza. Una no puede evitar pensar, ya estamos flores y primavera… lo de siempre, pero no cuenta con el factor Helbig. Preguntada al respecto en el backstage antes del desfile se ríe con una sonora carcajada: “Flores y primavera, lo de siempre: ¡coñazo! Ja ja ja, pues no. La idea surgió gracias a un libro sobre los Knot Gardens ingleses en los que la mano del hombre consigue esas figuras geométricas”.

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