Del show transgénero de Ana Locking a la delicadeza ecológica de Oliva
La tarde de la quinta jornada de la MBFWM dio para mucho. Desde el espectáculo ochentero de Locking a la sutil propuesta sostenible de Oliva. Aquí, todas las claves de sus colecciones
Una fiesta transgénero, reivindicativa, colorista y con altas dosis de nostalgia. Estos son los cuatro ingredientes de una colección llamada 'Realness' con la que Ana Locking ha querido rememorar los años gloriosos del 'voguing'. Un baile surgido a finales de los años 80 que derivó en movimiento social subversivo y que se convirtió en el canto de la oprimida comunidad LGTB afroamericana de entonces. Un cóctel sociológico que ha servido de inspiración para la diseñadora y con el que ha conseguido hacer que el graderío de la sala Bertha Benz del pabellón 14 de Ifema diera un respingo tras una jornada algo calurosa y anodina de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.
Madonna solo hay una. Por ello, la reina indiscutible del 'strike a pose' se convirtió en 1990 en el máximo exponente de esta corriente sociológica. Ya que el 'voguing' alcanzó su cenit a propósito de la coreografía que la Ciccone proclamó en su videoclip 'Vogue'. Este baile, considerado una concatenación de aspavientos con el que buscó imitar a las modelos que posaban en las portadas de las revistas de la época, continúa creando escuela casi 30 años después.
Tanto es así que, para su espectáculo, Locking se ha servido de un maestro de ceremonias para poner chispa a su show. Y ha conseguido poner al público en pie. Porque, además de los ingeniosos ripios del parisino Matyouz LaDurée, se han sucedido sendas coreografías 'voguing' de la mano de la alicantina Cataleya 007, la danesa Inxi Prodigy o los galos Kendall Mugler o Yanoy Ninja; reconocidos expertos en la materia. "He querido que mi colección fuera un reconocimiento a la identidad social y sexual de la comunidad LGTB y en toda esa subcultura radical que la define", explica Locking a este medio.
El filme 'Paris is burning' le sirvió como acicate para adentrarse en un universo creativo que se ha desarrollado en cuatro categorías. "La primera de ellas es el 'Executive Realness'. Estos looks son un homenaje a todas aquellas personas que se veían obligadas a disfrazarse en su día a día para ocultar su verdadera sexualidad", apunta la diseñadora. Una condición que enmascara a través de una colección de impecables trajes sastre elaborados con estampado príncipe de Gales y que 'saca del armario' mediante fetichistas arneses de cuero. Tanto para ellos como para ellas.
Su segunda propuesta juega con la libertad en las siluetas. Mezclas de estampados como los cuadros vichy, el jacquard o la mezcla de colores y texturas. Monos, bikers, camisas y pantalones relajados conforman el imaginario más casual de su colección. "Hasta que llegamos a la tercera propuesta que lleva por nombre 'Vogue femme'. Con ella he querido reinvindicar a aquellas chicas que fueron portada de revista a través de prendas elaboradas con plumas y flecos que otorgan gracia y movimiento a quienes las llevan", explica. Una tercera vía en la que Locking también juega con modelos de toda clase y condición sexual capaces de entregarse al añejo 'voguing' en los tiempos de ese 'gender fluid' que predica el mismísmo Palomo Spain.
Aunque el éxtasis llega con 'Runway', la cuarta línea de esta colección donde Locking saca toda la artillería pesada de inspiración tardoochentera. Alaska Nebraska, Divino, las Hermanas Farala, Miss Khristo, Raisha Cosima o Santa K son solo algunos de los encargados de poner la nota de jolgorio y color a través de tops, faldas o vestidos cuajados de volantes, lentejuelas o elaborados en materiales técnicos que otorgan ese punto de fantasía que persigue la modista. Una concatenación de divas transgénero, modelos y bailarines con los que la diseñadora ha logrado sacar del letargo al público cibelino allí congregado, Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, incluida.
Una propuesta muy 'conscious'
Más pausada, pero igual de estudiada ha sido la propuesta de Juanjo Oliva. Antepenúltimo 'couturier' de la tarde del martes. El madrileño ha optado por remover conciencias en un sesudo alarde de moda eco cuyo resultado ha sido una colección tan urbana como elegante. Una propuesta bicolor –en azul marino y negro– sin fisuras y con una clara intención: demostrar que la moda también puede ser ecológica. "Después de descubrir que la industria textil es una de las más contaminantes, decidí emprender este camino de la mano de Ecoembes [entidad sin ánimo de lucro que promueve la sostenibilidad] para demostrar que no todo lo que lleve la etiqueta de 'material reciclado' resulta el antónimo de cool", tercia Oliva minutos antes de su show.
Una colección en dos colores que también esconde una razón de ser: "Son los colores en los que acaba degradando las profundidades de mares y océanos; y es precisamente en ellos donde más plásticos vertemos", apunta. Y todas las telas que ha utilizado para las prendas de la próxima temporada están elaboradas a partir de botellas o bolsas de plástico que flotan en el agua. Y Oliva ha demostrado que el PET, así se denomina al tejido resultante, ya no solo está destinado a hacer cazadoras acolchadas, también es un material para hacer los más singulares vestidos de noche.
Investigación, delicadeza y conciencia medioambiental son los tres ejes sobre los que se articula una colección tanto para él como para ella. En su propuesta otorga una apariencia urbana y apetecible a los monos de trabajo; se deja seducir por camisetas semitransparentes, maxiabrigos de grandes volúmenes y parkas o cazadoras convertibles que se tornan en verdaderos objetos de deseo. "Las texturas de Oliva Collection III by Ecoembes tienen cierto regusto a Prada o Jil Sander", apostilla. Dos firmas que fueron las pioneras en utilizar este tipo de materiales técnicos y cuyas prendas son hoy el adalid de la estética sporty.
Y Oliva lo trae a su terreno. Y consigue trasladar su personalísima costura a sus colecciones prêt-à-porter. Hasta que la noche cae -en sentido literal y figurado- durante su desfile. Se apagan algunas de las luces que iluminan la pasarela y sobre ella transitan capas acolchadas que simulan los sombreros de pescador propios de Balenciaga, capas de lluvia que parecen fluidos vestidos o monos a los que es posible superponerles jerséis, riñoneras o complementos elaborados en cuero que rubriquen una propuesta tan apetecible como visionaria. "El futuro de la moda pasa por que cambiemos el chip; porque los materiales reciclados sean parte de nuestra identidad", asegura. Es la nueva meta creativa de Oliva, cuya lectura no es en azul marino y negro, sino en verde, muy verde.
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Una fiesta transgénero, reivindicativa, colorista y con altas dosis de nostalgia. Estos son los cuatro ingredientes de una colección llamada 'Realness' con la que Ana Locking ha querido rememorar los años gloriosos del 'voguing'. Un baile surgido a finales de los años 80 que derivó en movimiento social subversivo y que se convirtió en el canto de la oprimida comunidad LGTB afroamericana de entonces. Un cóctel sociológico que ha servido de inspiración para la diseñadora y con el que ha conseguido hacer que el graderío de la sala Bertha Benz del pabellón 14 de Ifema diera un respingo tras una jornada algo calurosa y anodina de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.