Una mujer del Renacimiento en proceso de construcción

Redacción: Marita Alonso Fotógrafo: Tomas De la Fuente Estilismo: Carla Aguilar Ayte estilismo: Almudena Carnicero Peluqueria y maquillaje: David Bello Diseño: Irene de Pablo
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ada vez que una modelo prueba suerte en el cine, alguien frunce el ceño con desgana y/o desconfianza. Quizás tú también lo hayas hecho al leerlo. Cambiemos ese ‘alguien’ por ‘cientos de personas’. Ahora, convirtamos esas ‘cientos de personas’ por ‘haters’. Aunque a nadie le sentaría mal que una abogada probara suerte con la literatura, cambiar la moda por el cine es algo que molesta siempre a muchos. Sin embargo, en contadas ocasiones, cambiar la pasarela por la interpretación parece un paso lógico que termina siendo aplaudido por todos.

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Ese es el caso de Alba Galocha, a la que la moda, de algún modo, se le quedó pequeña, y no precisamente porque su 1,70 de altura le impidiera ser galardonada con el premio L'Oréal 2012 a la mejor modelo y desfilar para Louis Vuitton en dos ocasiones. La gallega se está comiendo el cine a bocados, a mordiscos pequeños y lentos que sin embargo, denotan hambre cinematográfica. ‘No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas’, ‘El hombre de las mil caras’, ‘Plan de fuga’ y la serie ‘La Zona’ le han servido para demostrar en la pantalla la misma habilidad de adaptarse a cada personaje que mostró como modelo.

"Poder conocer experiencias tan ‘heavies’ te hace crecer un montón"

Íbamos a decir que Alba retoma su papel de top en una sesión para ‘Vanitatis’, pero en realidad, Alba no ejerce hoy de modelo. Simplemente, Galocha posa como lo hace una actriz que se enfrenta a una sesión de fotos: como ella misma ante un nuevo reto. Menuda y armada con un discurso inteligente y veloz, responde a nuestras preguntas de forma impulsiva a la par que meditada. Su frágil aspecto le hace parecer salida de una película de la Nouvelle Vague francesa, pero la fuerza de sus palabras denota que su aparente fragilidad es un abrigo que en realidad, no le pertenece.

Le gustan las emociones y los retos, y lo deja claro cuando le preguntamos qué papel de toda la historia del cine le habría gustado haber interpretado. No lo duda ni un segundo: Jessica Lange en ‘Frances’. “Esa película es una B-A-R-B-A-R-I-D-A-D, una auténtica locura. Me gusta porque es un reto interpretativo y poder conocer experiencias tan ‘heavies’ te hace crecer un montón, y esa es la gran suerte que tenemos las actrices, que podemos vernos en situaciones de mierda a las que espero, no lleguemos nunca en nuestra vida y a las que podemos acceder a través de nuestro trabajo”.

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Damos por hecho, entonces, que no es de las actrices que se destroza llevándose los conflictos de su personaje a casa. ¿Nos equivocamos? “Es que necesitas un descanso. En ‘La Zona’ llevaba siempre pantalones y he hecho otro proyecto de época en el que voy siempre voy tapada hasta arriba, por lo que me he pasado dos meses sin depilar. Se ha convertido en mi ritual para deshacerme del personaje lo de llegar a casa y depilarme. El trabajo es el trabajo y hay que ser capaz de seguir llevando una vida normal y de vivir en el mundo”, asegura. Ante la pregunta de qué papel de la historia del cine parece hecho para ella, apuesta por Julia Roberts en Erin Brockovich. “Todas queremos ser Erin Brockovich, ¿no?”.

"Ahora pinto mucho, pero también hago cerámica y escultura”

¿Sabes cuando lees un perfil de algún artista y hace tantas cosas que te planteas lo largo que ha de ser su LinkedIn? Con Alba Galocha, ese pensamiento te asalta de forma inevitablemente. En su perfil de Instagram observamos cuidadas fotografías de 35 mm y coloridos dibujos que llevan su sello. “Soy muy de decir que me dejo el futuro abierto, porque la vida suele ser muy larga y me gusta probar mil cosas. Al final, cuantas más corrientes artísticas puedas investigar hasta descubrir la tuya, mejor. Ahora pinto mucho, pero también hago cerámica y escultura”, afirma. Nos habían hablado de la magia de sus fotografías, pero hoy queremos que nos hable algo más acerca de su amor pictórico. “Todavía tengo que evolucionar hasta ver mi estilo. No quiero mandar mensajes con mis obras, porque cuando pinto, pinto, aunque lo cierto es que cuando estoy triste o de mal humor, me gusta mucho menos lo que hago”.

“Cuando veo lo que he pintado, me recuerda a momentos concretos o a ciertos lugares en los que he estado, que pinto de forma inconsciente y que luego me doy cuenta de que son el reflejo de un momento determinado”, explica. Su diario es un cuaderno en el que se vale de rotuladores para plasmar sus vivencias. Nunca fue una de esas modelos que al llegar a una nueva ciudad se encierran en su hotel de lujo para pasar la resaca del jet lag, sino que esas vivencias que más tarde terminaron formando parte de su cuaderno pictórico provienen también de paseos solitarios que le han hecho viajar ahora de forma diferente. “No soy de esas locas que se levantan a las ocho de la mañana para verlo todo. Me gusta conocer las ciudades de otra manera”, asegura.

Observamos a Alba Galocha posar enfundada en looks que mantienen su halo tomboy. Abrigos de tweed, blusas y pantalones dorados de piel de cordero metalizada de Chanel funcionan como un canto a la artesanía, pero también a la libertad y a la auto expresión, esas que tanto respeta. Quiso ser periodista de moda, pero fue precisamente la moda la que cambió su rumbo para pasar a ser ella la entrevistada y la que encargada de lucir los looks que los especialistas analizan. Su amor por la expresión, la verdad y la naturalidad sigue vigente mientras danza entre pinturas, obturadores y claquetas. “El periodismo que llega a la gran masa tendría que cuidarse más. Aunque supongo que lo que vende es un titular jugoso, estaría bien educar un poco más. El periodismo no consiste ya en culturizar al lector, sino en conseguir clics”.

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A sus 28 años, Alba ha encontrado la madurez. Enamorada del cine y del arte, sus palabras lo dicen todo y parecen el epitafio de un cómico: “Estoy muy bien como estoy”, dice sonriendo. “Me apetece pensar en cuál es la vida que quiero tener y estoy centrada en eso. La moda es divertida, porque viajas mucho, pero eso son momentos: ahora estoy feliz de estar en casa. De hecho, estoy aprendiendo a despertarme en casa y a quedarme ahí pintando cuando es lo que realmente me apetece”, explica. Nos reímos recordando algunos titulares que la definen de forma estrambótica y misteriosa. “Yo me definiría como lo hago en mi Instagram, sin olvidarme nunca de lo de ‘de provincia’. No es fácil definirte en un titular, ¿eh?”. Definir a Alba en varios párrafos, tampoco.

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