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Begoña Gómez en La Habana: los cinco errores de estilo que cometió
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Patricia Izquierdo

Lady Ñ

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Begoña Gómez en La Habana: los cinco errores de estilo que cometió

La esposa de Pedro Sánchez pasó de arrasar con el traje que la coronó como la nueva 'reina roja' a patinar de verde de paseo por la capital cubana

Foto: Pedro Sánchez y Begoña Gómez. (EFE)
Pedro Sánchez y Begoña Gómez. (EFE)

Begoña Gómez ha pasado los últimos días en La Habana. Una escapada oficial y caribeña junto a su marido en la que gracias a sus looks (para bien o para mal) se ha convertido en una de las protagonistas de la histórica visita a Cuba. Y es que aunque brilló a su llegada a la isla con el ya famoso traje de chaqueta rojo, lo cierto es que el segundo estilismo elegido para cumplir con la agenda no fue tan acertado como el primero.

[LEER. Begoña Gómez 'destrona' a Letizia: protagonista de rojo en Cuba]

Y no por el vestido (verde botella cruzado y de largo midi), sino por los complementos y accesorios (incluido maquillaje y peluquería) que la ‘primera dama’ escogió para pasear por la capital.

La humedad, el calor… Muchos eran los factores que entraban en juego y que no terminó de encajar en su estilismo (al menos, aparentemente). Estos son los cinco errores que cometió y que seguro tú no cometerías. Allá vamos.

placeholder Begoña Gómez y Pedro Sánchez en La Habana. (EFE)
Begoña Gómez y Pedro Sánchez en La Habana. (EFE)

Un peinado no apto para el clima

Como decíamos, la humedad en La Habana es uno de sus puntos en contra. No hay nada que hacer contra ella. En cuanto pones un pie en la ciudad, te baja la tensión, empiezas a sudar y el pelo se convierte en indomable.

Sin duda, nadie debió advertir lo suficiente a Begoña respecto al peinado. Su sempiterna melena ondulada no tenía nada que hacer contra los elementos. Sin duda, un recogido pulido le habría sentado mucho mejor (o al menos, le habría aguantado más tiempo).

placeholder Su melena no fue inmune a la humedad del ambiente. (EFE)
Su melena no fue inmune a la humedad del ambiente. (EFE)

El imperdible del vestido

El vestido escogido contaba con un amplio escote. Al tratarse de un modelo cruzado, las posibilidades de que se abriera causando un revuelo inevitable eran altas. Por ello, decidió cerrárselo por si acaso con un oportuno imperdible.

¿La pega? No estaba muy bien colocado. Se veía a distancia y eso en la mujer de un presidente, pues como que no (y eso que todas lo hemos hecho en alguna ocasión).

placeholder Un imperdible puede cargarse un look. (EFE)
Un imperdible puede cargarse un look. (EFE)


La pulsera que le corta la pierna

¡Ay, los zapatos de pulsera al tobillo! Cuánto drama suscitan… Para pasear por las adoquinadas calles de la capital cubana, la mujer de Pedro Sánchez escogió unas cómodas sandalias de esparto con un poco de cuña y tiras de serpiente en tonos grises y marrones. Una elección acertada desde el punto de vista de la practicidad pero no desde el de la imagen.

Las sandalias se abrochaban con una cinta que rodeaba el tobillo que le cortaba la pierna visualmente y que no eran las que más le favorecían. Una lástima.

placeholder Las sandalias tampoco fueron las más acertadas. (EFE)
Las sandalias tampoco fueron las más acertadas. (EFE)

Sin manicura

Otro detalle que se escapó a Begoña fue hacerse la manicura. Un toque de color en las manos desnudas (no llevaba ni sortijas, ni pulseras ni reloj) que le habría alegrado un look en el que los tonos se pasaron un poco de sobrios para tratarse de un país caribeño.

El bolso que no pegaba

Sin duda, la opción menos acertada de todas las que se puso. Para la ocasión escogió un minibolso de mano negro de piel que ni combinaba con el vestido, ni con las sandalias ni con el escenario en cuestión. Era demasiado de invierno para la ocasión.

placeholder El bolso era demasiado de invierno. (EFE)
El bolso era demasiado de invierno. (EFE)

Una cartera de rafia, de serpiente o en tonos verdes habría sido una opción mucho más solvente.

Begoña Gómez ha pasado los últimos días en La Habana. Una escapada oficial y caribeña junto a su marido en la que gracias a sus looks (para bien o para mal) se ha convertido en una de las protagonistas de la histórica visita a Cuba. Y es que aunque brilló a su llegada a la isla con el ya famoso traje de chaqueta rojo, lo cierto es que el segundo estilismo elegido para cumplir con la agenda no fue tan acertado como el primero.