Recién llegada de París, donde la Alta Costura acababa de cerrar sus puertas, Hostalet confiesa que en unos días viajará a las Maldivas junto a su madre y empezar este 2019 en el que “los sueños se hacen realidad”, como asegura. Durante el maquillaje, aprovechamos para hablar acerca de lo que es ser “una buena influencer” -spoiler: esa etiqueta se le queda corta-, conversar acerca de Instagram y conocer los secretos de un look perfecto para la 'temporada crucero'. Sí: porque es así como se llama ahora a lo que antes entendíamos como entretiempo. Belén Hostalet conoce las claves para dominarlo. Dice que aún siente en su piel parisino, “he visto algunos desfiles de Alta Costura y me lo he tomado todo con calma, no solo porque el ritmo no es tan frenético como en las presentaciones de las colecciones de verano e invierno, sino por el frío que hacía”, explica.
A las afueras del estudio fotográfico en el que nos encontramos, situado en Madrid, luce el sol, cuyos rayos recuerdan al brillante diseño con el que Chanel cerró su desfile de Alta Costura. “El bañador de novia fue impresionante”, cuenta que le comentaba a su representante: “mientras que las otras firmas presentaban diseños repletos de tul, Chanel se atrevía a cerrar el desfile con un bañador nupcial. ¡Qué maravilla!”.
EL MANUAL DE ESTILO DE BELÉN HOSTALET
Al margen de nevadas, pero con el entretiempo a la vuelta de la esquina, Belén reflexiona sobre sus detalles preferidos de la última colección crucero de Chanel, una firma con la que se siente plenamente identificada. “Me encantó la idea de llevar dos bolsos. Cuando ves un desfile, piensas en lo que podrías o no ponerte, y en este desfile pensé que sin duda, me lo llevaría todo”. Horas después, se sube a unos Mary Jane plateados de piel de cabra laminada de Chanel que coinciden plenamente con una de las normas de su dress code habitual: la comodidad. “La verdad es que apuesto siempre por un buen zapato plano. En verano me encanta llevar sandalias planas y en invierno, botines y botas por debajo de la rodilla”.
La sencillez por la que siempre apuesta se reafirma cuando mezcla sus zapatos Mary Jane con unos pantalones de tweed de algodón azul que podrían ser perfectamente parte de uno de los looks que ha lucido en la Alta Costura. “Me ha gustado jugar con trajes oversize y combinarlos con jersey de colores, chaquetas largas y romper mis estilismos con botas extremadas. El momento disfraz ya ha pasado. Lo que se lleva ahora es la estética boyish y ha vuelto el menos es más”. Siguiendo la estética masculina, Belén Hostalet se enfunda en un vestido de crêpe de lana azul marino revisionada por la feminidad de la Maison. Tanto para una reunión de trabajo o como para salir por la noche. Al hablar precisamente de rutinas diarias y de escapadas nocturnas, Belén aclara que las mañanas son su momento de productividad máxima. “A las siete suelo estar en pie. Aprovecho para responder emails, organizar meetings y hacer las llamadas pendientes. Intento liberarme por las tardes: voy al gimnasio, me despejo y respondo a los últimos correos por la noche”, explica.
Precisamente cuando caiga el sol y suban las temperaturas, ella predice que apostará por looks nocturnos poco ostentosos: “Mi máxima es echarme aceite capilar en la melena al salir de la ducha, ponerme un vestido de seda o de lino, unas sandalias y hacerme una coleta baja”, dice sin titubear. Una inspiración muy 'Coco Chanel', la primera en diseñar ropa desenfadada, pensada de forma específica para disfrutar de las vacaciones. Coge al menos dos aviones a la semana, pero su ritmo de vida no le impide estar pensando en su propia colección de ropa. Asegura que estará compuesta de diseños casual a los que tilda de “lujo accesible” y le gustaría incluir, como amante de la pintura, algunas de sus ilustraciones en sus diseños. En cinco años se ve inmersa en este proyecto disfrutando de su propio negocio. “Me encanta la pintura, pero le dedico muy poco tiempo por culpa de mi agenda.
La verdad es que creo que estaré ‘behind the scenes’ en un futuro”, asegura. Lo dice una mujer que dejó sus estudios de economía para dedicar al universo de las redes sociales todo su tiempo. “No me daba la vida. Soy muy perfeccionista y me exijo mucho a mí misma, y creía estar haciendo las dos cosas mal. No fue fácil. Tenía unos 200.000 seguidores y ya había chicas que se habían profesionalizado, pero quise darle una oportunidad a este mundo. Al principio me daba apuro cobrar por algo que en un comienzo fue un hobby. No descarto retomar mis estudios algún día, pero mi universidad es presencial y para terminar las dos asignaturas que me quedan, tendría que dejar de trabajar unos meses”, explica.
EL DECÁLOGO DE LA BUENA INFLUENCER
Lo dejó todo para ser lo es hoy, pero el término se le queda pequeño. “No me gustan las etiquetas y es un término que no me representa. Pinto desde pequeña, por lo que tengo una vena artística marcada, amo la fotografía y... Sí, soy lo que soy porque estoy en las redes sociales y quiero inspirar en clave positiva a mis seguidores, pero me gusta más decir que soy creadora de contenido, artista e influencer. De hecho, la buena es la mezcla un poco de todas esas cosas. Me encantan las danesas y de España me quedo con Gala González, que además es mi amiga. La buena instagramer no se vende, porque entonces no estás reflejando lo que sientes. La gente sabe quién vale y quién no. Hay algunas que quizás no tiene muchísimos likes en una foto, pero tiene seguidores fieles. Me gusta centrarme solo en lo que me gusta y en las marcas con las que me siento identificada, porque cuando te comunicas con tu comunidad, tienes que hacerlo de la forma más natural posible”, explica con convicción.
LA PAUSA DE CHANEL
Chanel es una firma con la que, definitivamente, se identifica: “Para mí, Chanel es la cumbre, lo máximo, tanto si llevas un total look de la marca, como si juegas con alguno de sus complementos”, dice mientras sostiene el bolso Boy de Chanel de piel de ternera estampada en plata. Acompaña la bandolera con un vestido de la firma azul, blanco y crudo de crêpe de china. Imaginamos juntas cómo sería su look de entretiempo clave: “Me pondría unos pantalones vaqueros con una camiseta blanca; una chaqueta de tweed; sandalias y un 2.55. Para rematar elegiría unos pendientes vintage, también de Chanel, claro”. Amante de los accesorios de pelo, de los coleteros y de los turbantes, disfruta como una niña al lucir las boinas de tweed de algodón que ha traído la estilista a la sesión. Antes de abandonar el estudio de fotografía, le preguntamos cómo describiría su Instagram: “Es una mezcla de lo que me gusta. Me encanta llevar un estilo de vida saludable, que siempre comparto a través de mis stories.”
Subo fotografías de pintura, combino colores, juego con las imágenes... Reflejo no solo lo que me gusta del mundo de la moda, si no del mundo creativo”. Lo dice enfundada en un top de tweed de algodón azul, blanco y plateado con manga abullonada que sigue la estela ochentera que baña la colección crucero de Chanel. Belén, que ama las hombreras, se divierte como nadie al posar con este sencillo y sofisticado look. Cuando se apagan los focos y acabamos la sesión le echamos juntas un vistazo a nuestras redes sociales. Belén asegura que “tan solo” tenía 200.000 seguidores cuando decidió dejarlo todo para dedicarse a este mundillo. No os diré cuántos seguidores tengo yo, pero ese “tan solo” retumba en nuestras cabezas. Definitivamente, jamás seré influencer... o no.
Estilismo: Carla Aguilar
Texto: Marita Alonso
Asistente de Estilismo: Almudena Carnicero
Fotos: Rocío Ramos
Asistente de Fotografía: Diego Gómez Garra
Maquillaje y peluquería: David Bello para Chanel
Producción: Pilar Grosso
Diseño: Bolívar Alcocer
Desarrollo: Jorge Massanet