¿Serán los vestidos inflables la tendencia inesperada que nos espera?

En la industria de la moda no es sencillo que una marca se haga viral con diseños corrientes o sin polémicas de por medio. Mientras que Gucci ha aprendido a hacer de la excentricidad su mejor arma publicitaria y Dolce & Gabbana ha convertido sus desfiles y pop up stores en escenarios pensados para terminar en Instagram, hay marcas que han de recurrir a las ideas más insólitas para conseguir, sin ser firmas pertenecientes a la primera liga fashionista, el interés mediático.

La colección de graduación de Fredrik Tjærandsen, presentada en último lugar en Central Saint Martins, se hizo viral antes de que el último look fuera mostrado en pasarela. Sus modelos caminaban enfundados en híbridos de inflables y diseños que hicieron a Instagram enloquecer.

No es de extrañar que los millennials se hayan vuelto locos con esta suerte de globos fashionistas: las redes sociales se llenan cada verano de colchonetas hinchables con forma de flamencos, palmeras, pizzas y piñas, y el universo inflable ha llegado en alguna ocasión incluso a nuestros accesorios.

El estudiante San Kim ha continuado la tendencia al presentar su colección en el desfile de hombre de la Universidad de Westminster, después de que viéramos las propuestas de los diseñadores emergentes de Central Saint Martins. Sus propuestas son otra muestra más de que la moda inflable quiere imponerse como la tendencia insospechada de la temporada. Su colección, inspirada en las esculturas del artista Paul McCarthy, ahonda en la mecánica de desinflar globos para manifestar el uso del término ‘líbido’ de Freud.

Como señala ‘The Guardian’, lo realmente interesante de estas propuestas hinchables es que por fin la silueta del que lo lleva queda relegada a un segundo plano. Los vestidos globo no acentúan ni camuflan las figuras, sino que las borran para dejar el protagonismo a sus escultóricas siluetas hinchables. Por más que estos diseños no sean realmente cómodos, no hay nada más liberador que no preocuparnos por nuestras siluetas o por despertar o no el deseo del que nos ve. ¿Y si la moda inflable fuera la solución definitiva para liberarnos?