ENTREVISTA EXCLUSIVA

Ana Rujas: su desnudo,
sus censuras, sus obras y los intentos de matar el ego

Hablamos con la actriz acerca de la obra ‘La mujer más fea del mundo’, de fotos subidas de tono y de preguntas sin respuesta.

Texto: Marita Alonso
Estilismo: Carla Aguilar
Asistente de estilismo: Sandra Muñoz
Fotos: Olga Moreno
Asistente de fotos: Helena Sánchez y Xtriman
Peluquería y maquillaje: Pedro Cedeño (Nuria Sáenz Management)
Producción: Light House Photo Agency 



Somos conscientes de que si te decimos que Ana Rujas es ‘la mujer más fea del mundo’, nos vas a recomendar que vayamos al médico, y aunque anotamos tu consejo, hemos de aclarar que esto no es lo que parece. La actriz estrena el 16 de octubre en el madrileño Teatro Kamikaze la obra homónima, coescrita junto a la directora Bàrbara Mestanza por la propia Rujas. Se trata de una declaración de amor a la fealdad, una llamada a la revolución, a la batalla y a la guerra con la que reivindicar lo feo y quemar todo lo demás.

Antes de hablar con Ana Rujas, tras observar las fotografías tomadas a lo largo de la mañana, vuelve a resultarnos complicado preguntarle a la actriz, convertida en una supermujer que pondría los vellos de punta al mismísimo Helmut Newton, acerca de la fealdad: “Es que da completamente igual el físico. Hablamos del vacío y del dolor. En el cartel aparezco convertida en una Virgen, y esa Virgen es precisamente el ejemplo de lo que supone ser mujer. Lógicamente, los chavales que van a un concierto de Yung Beef (que utilizan este tipo de imágenes) no creo que piensen en la Virgen, pero hay un trasfondo en esa imaginería”, dice con rotundidad. “Pero, ojo, nosotras no lo criticamos, solo lo exponemos. Por eso me interesa que venga gente muy diferente a ver la obra, porque en Barcelona hemos tenido a chicas de 17 y a mujeres de 60 que salían llorando de la sala”, dice la que bien pudiera ser ‘la mujer más guapa de España’.

Ana Rujas

El mono pierna amplia y cinturón son de Adolfo Domínguez; zapatos con hebilla blanca, de Manolo Blahnik y pendiente hoja, de Suma Cruz.

Un gran drama
y una gran pregunta


Como suele ocurrir con los grandes escritos, pinturas y canciones, la obra nació en un momento complicado para Rujas, pues cuando la vida te sonríe y todo son algodones de azúcar y unicornios, ni se te pasa por la cabeza sacar la libreta. “Es cierto que nace del peor momento, pero ¡menos mal que podemos vivir esos momentos depresivos para poder crear! Estoy deseando otra crisis”, dice con ironía. “Sin embargo, me alegra que de un lugar tan oscuro saliera algo tan bonito y que ha tenido una gran acogida en Barcelona”.

Le preguntamos si ese momento tan doloroso se correspondió (a veces somos un poquito limitados, qué queréis que os digamos) con una ruptura… “¡Ojalá fuera una ruptura! Eso me parece demasiado simple. Es cierto que el amor lo es todo, pero para mí lo que me crea la pregunta va más allá de una ruptura”. Lo sabemos. Hemos de retroceder. Te preguntarás de qué pregunta hablamos, y es que esta pregunta ha surgido cuando Ana, que acaba de rodar una pieza que dirige Laura Martinova llamada ‘El Origen’, nos ha hablado de este nuevo texto tan personal que ha coproducido junto a la directora y que es su primer proyecto audiovisual. “El Origen va también sobre un momento horrible, es una pregunta constante en mí. Tiene mucho que ver con lo vivido, con Dios o, mejor dicho, con la fe y con la búsqueda de mi verdad, porque me perturba la verdad y saber quién coño soy.

Ana Rujas
El blazer y el pantalón encaje negro son de Zara; pulseras, de Suma Cruz y stilettos negros, de Manolo Blahnik.

En ese camino recurres a Dios, a la fe o a follar con todo lo que ves y al final te das cuenta de que tampoco es suficiente. Hay algo superior que todo eso y que quizás es lo que me calma la agonía”. Por supuesto, le preguntamos si es creyente. “No lo sé... Ese algo superior no sé qué es, pero siento que hay una fuerza superior a mí en la que poder confiar. Llámalo X”. Lo haremos.

Hemos de confesar que no nos esperábamos este giro espiritual, pero Ana Rujas es una caja de sorpresas. ‘La mujer más fea del mundo’ también es fruto de La Otra Bestia, “un sello artístico que ya averiguaremos lo que es”, aclara la actriz, que asegura querer “colaborar con artistas de diferentes medios y artes y liarla”. En su wishlist encontramos a Angélica Liddell, Miguel del Arco e Israel Elejalde.

Ana Rujas

El blazer con cinturón en crepe y el pantalón palazzo son de Bleis Madrid y el choker dorado de Suma Cruz.

Belleza, redes y postureo

Después de la intensidad, llega la calma (sabemos que el dicho no es así exactamente, pero para algo firmamos nosotros el texto, ¿no?) y aprovechamos que el concepto de belleza ha bañado nuestra charla para preguntarle qué opina acerca de la operación que obsesiona a las mujeres año tras año y que acabamos de dejar atrás. Sí, hablamos de la operación bikini, esa que hace que muchas mujeres vayan a la playa con miedo y se pasen el día pensando en cómo cambiar su silueta para encajar en unos estándares de belleza que terminan por coartar libertades. “¿Qué que pienso de esto? Que vaya putada que nos haya pasado eso. Es algo que está adherido a nosotras, es como si tuviéramos un microsoma de ADN adherido a la carne que nos hace preocuparnos.

De todos modos, creo que está cambiando el concepto de belleza. Ya hay más operaciones para tener más culo, más tetas, unas caderas más generosas… Creo que hay menos anorexia que antes y eso se debe en parte a las redes sociales, porque hacen que los cánones establecidos sean otros y cada uno sigue al que le da la gana. Creo que se sigue más a la gente por la personalidad que por el físico”. Jo, Ana, ojalá pudiéramos estar de acuerdo contigo en eso… Ojalá.

Ana Rujas

El pantalón de pana ancho es de de Bimba y Lola; camiseta tirantes de canalé, de Zara ; gabardina de cuadros de Sandro; botín plataforma, de Bershka, y collares perlas, de Majorica.



Hablando de redes y de quienes en realidad dan demasiada importancia a la forma y no al contenido, ¿cómo lleva ella los comentarios y mensajes subidos de tono? “No te creas que recibo tantos. Me han mandado varias fotos de penes, pero se las paso a mi hermana, que está metida en un grupo de feministas que se encargan de mandarle de vuelta penes al que ha mandado la foto. Es un colectivo de unas 40 mujeres y cada una le envía muchísimas fotos. Le linchan, vamos”.

Al repasar las redes de Ana Rujas, comprobamos que no le teme al desnudo, pero tampoco a la censura que, sin embargo, le ha pasado factura. “Me han censurado varias veces. Una vez subí una foto para La Mujer en la que aparezco desnuda envuelta en plástico y me denunciaron mucho, haciendo que mi visibilidad sea menor. Decían que incitaba al suicidio. Es una expresión artística, no sé, a Eduardo Casanovas no le censuran… Pero es absurdo criticar cuando yo misma soy la artífice”, dice.

Ana Rujas

La camiseta de tirantes es de Massimo Dutti; pantalón con lazo en la cintura negro, de Zara; pendientes, de Suma Cruz y zapatos punta, de Manolo Blahnik.



Al mencionar a Eduardo recordamos los eventos que dan vidilla a las tardes madrileñas, esos en los que hemos coincidido con Ana en diversas ocasiones. ¿No le da cosita encontrarse con tanto postureo? “El postureo siempre da pereza, pero realmente en todos los eventos a los que voy me he encontrado a gente increíble, gente que colabora conmigo a día de hoy para todo lo que hago y por supuesto también con gente, para qué negarlo, gilipollas. Hay un poco de todo, pero muy sencillo: si no me lo paso bien, me voy a casa”. Y punto.

Le recordamos a Ana que hace años dijo que intentaría no ser una actriz loca, pero lo que nos interesa es saber si ha logrado no ser una intérprete egocéntrica. “Estoy intentando matar el ego, pero me queda mucho tiempo”. ¿Cómo lo intenta? “Yendo al psicólogo”. Y punto.