ENTREVISTA A LAURA PONTE

“Ya no tengo la misma furia estética”

La exmodelo y diseñadora comparte con nosotros su amor por el diseño de moda y desvela el que podría ser el siguiente paso en su carrera. Un aviso: ella misma advierte que quizás mañana cambie de opinión

Estilismo: Carla Aguilar
Asistente de estilismo: Almudena Carnicero
Fotos: Sergi Pons
Asistente de fotos: Adriá Botella
Entrevista: Marita Alonso
Vídeo: Helena Sánchez
Producción: Lighthouse Photo Agency
Agradecimientos: Club Pasión Habanos Madrid




Hablar de estilo español sin mencionar a Laura Ponte supondría un error garrafal, pero lo cierto es que ella es una auténtica rara avis en la moda. La mujer que en el año 1996 figuró como la tercera modelo mejor pagada del mundo reconoce que ser una top jamás fue su objetivo, pero trabajando descubrió algo que, en cambio, sí llamó su atención: el diseño. Tras lanzar la firma de joyas Luby & Lemerald, ahora tiene, en su propia casa, su taller, en el que diseña vestidos de novia (el año pasado hizo 23 diseños) e invitadas a medida. El trato con sus clientas es cercano, amable y cómplice. Incluso hay veces en las que se lleva alguna que otra bronca amable desde su atelier por haber llegado a pasar más de tres horas conversando con sus clientas, pero es de esas charlas de las que salen los espectaculares vestidos de novia con los que Laura Ponte da rienda suelta a su creatividad.

“Llevo trabajando con diseñadores toda la vida, fue entonces cuando aprendí dónde no quería estar y el tipo de proyecto vital que quería montarme. Todo lo que se me pasa por la cabeza lo hago, lo materializo. Siempre he sido muy curiosa: estuve cinco años haciendo joyas, he hecho algunas colaboraciones con marcas y me he pasado cinco años pintando en Carabanchel para ver qué sensación tenía. Me di cuenta de que mi pintura era muy abrupta y no la quería vender. En cambio, al diseñar vestidos de novias sé que mi visión tiene que llegar hasta un punto, aquel en el que también me tengo que adaptar a lo que quiere la novia o la madre, pero me divierte enfrentarme a retos y trabajar en diseños que jamás pensé que haría. Mi objetivo es hacer que cada mujer, dentro de su estilo, esté lo más guapa posible. No se trata de imponer lo que me gusta, pues al fin y al cabo no soy yo la que se va a casar”, explica.

Laura Ponte
Camisa de tafetán, PERTEGAZ. Pantalón alto de piel, FENDI. Sortija, CARTIER.


No le asusta tener que estar al día de las tendencias desde su papel de diseñadora, pues asegura que “son siempre las mismas”. “Las tendencias sirven para hacer que la moda sea más homogénea y para que la gente se atreva a llevar ciertas cosas. Cuando ven que una tendencia se repite, se atreven a llevarla”, declara. Laura conoce a la perfección la industria de la moda, pero tiene claro a quién recomendar cuando una clienta quiere un vestido concreto que alguien es capaz de hacer con más maestría, o si una mujer busca ‘copiar’ un modelo. “Si quieren que alguien clave el estilo de un modelo que me traen fotografiado, les recomiendo a otra persona que lleva 20 años haciéndolo. No me gusta copiar, lo que hago es contar lo que yo haría a partir de la historia y la imagen que me traen. Cuando se llega a un acuerdo, el proceso es un viaje por el que van surgiendo cambios, ideas, virajes… Saber que una novia se va feliz es para mí una alegría”.

Un ¿nuevo? proyecto

Este título es ya engañoso, porque Laura Ponte no ha dudado en señalar en varias ocasiones que esta idea puede terminar en el fondo del cajón de las ideas felices, de las que asegura tener tantas que necesitaría tres vidas más para llevarlas a cabo. “En realidad ni con esas, porque entonces tendría 300 ideas nuevas”, comenta entre risas. Asegura que ahora, en sus viajes, busca el exotismo de materiales o detalles que va encontrando. Intenta que pasen a formar parte de sus diseños, pero cree que la gente necesita verlos ya materializados para atreverse con ellos. Esa es la razón por la que le gustaría diseñar piezas sueltas con esos detalles de los que se ha enamorado en sus aventuras. “Si se venden, perfecto. Si no, pues mira, para el Rastro”, dice sin tapujos.

Laura Ponte
Camisa blanca, mono de franela gris y blazer. Total look, GUCCI.


“Es importante aprender el oficio. Este es un negocio, hay un equipo detrás y hay que ser consciente de los límites, a los que te puedes acoplar más o menos, pero lo que no hay que hacer es abandonar tu primer arranque. Quiero hacer piezas únicas para tener una perspectiva, y quién sabe: quizás me dedique en un futuro a hacer esto y abandone los diseños a medida. No querría hacer una colección, porque me aburre ese compromiso, pero lo de diseñar piezas únicas me parece diferente. No tengo miedo: he tenido una vida muy plena”, explica con total serenidad.

Un icono

En Vanitatis consideramos a Laura Ponte como uno de los iconos de estilo indiscutibles de la moda patria, algo que a la modelo le sorprende. “No me veo nada estilosa, porque no es algo en lo que piense cuando me visto. Me pasa muy a menudo en las sesiones de fotos, que me ponen un look concreto y me dicen eso de “Esto solo lo puedes llevar tú”. Y pienso: “¡Vaya morro tenéis! Tendré una cara de lo más común, porque todo me vale…”, bromea. “Llevo años acomodada y no tengo ese nervio de buscar una identidad, que es lo que haces al vestirte. Quizás es porque me pasé esos cinco años de los que os hablo en chándal pintando en Carabanchel… En realidad, todo el mundo me habla igual aunque ahora vista así, menos mi madre, claro, que echa de menos cómo me vestía antes. Quizás es que al estar ahora más relajada no tengo esa furia estética”.

Le comentamos que quizás lo que ha ocurrido es que ya ha definido su identidad. “Es que antes viajaba mucho, y la verdad es que cuando viajo me libero más y me divierto más con la ropa, pero no me hago maletas pensando en los looks: es una metamorfosis con el ambiente. Ahora apenas compro ropa. De hecho, la última compra que hice fue una chaqueta de príncipe de Gales de hombre de Zara. Como mi madre me pide siempre que me quite mi chaqueta de pata de gallo, me he comprado otra igual, pero de hombre. Ahora que la gente se pelea por ser quien lleva el look más llamativo, pienso que igual soy una clásica”, dice con cierta pesadumbre irónica.


Laura Ponte
Abrigo de paño de manga abullonada, INÉS DOMECQ para COOSY. Camisa de manga abullonada, OSCAR DE LA RENTA. Falda de terciopelo con pedrería, OSCAR DE LA RENTA. Pantalón de pana, INÉS DOMECQ para COOSY. Mules joya, MASCARÓ.


La moda desde el prisma Ponte

Al hablar de cómo la gente se enfrenta a la moda en la actualidad, nos interesa saber cómo ve ella el mundo fashionista. “La moda sigue siendo moda, un poco de espectáculo y un poco de realidad. La parte de show es la de crear la ilusión, el deseo, la rareza. Siempre digo que no hay nada como hacer inseguro a todo el mundo para que no paremos de buscar a esa persona que nunca lograremos ser. Ahora con las redes sociales hay veces que veo poca coherencia entre la persona y lo que lleva. La verdad es que me sorprende esa revolución de miles de marcas, de campañas de publicidad y de gente que se disfraza, pero hay que entender que es un trabajo. A mí me sigue gustando la gente que sigue vistiendo igual, la gente que no pretende nada”, asegura.

Laura Ponte
Camisa blanca, GUCCI. Pendientes de pedrería, GUCCI. Lazo en tafetán, NAVASCUÉS.


En un momento en el que las redes sociales lo son todo, Laura Ponte ha tenido que adaptarse a las exigencias del mercado para poder manejarse en él. Pese a todo, sigue manteniendo su cuenta privada, en la que a través de un pseudónimo va subiendo imágenes que utiliza como un diario virtual. “Tengo amigos que me dicen que no entienden mis fotos… ¡Pero es que no son para ellos!”, dice mientras ríe. La cuenta de su taller sigue su filosofía. Cuando le comentamos que apenas hay imágenes de los maravillosos vestidos que realiza, confiesa que es a propósito. “Si a alguien le gusta lo que ve y el concepto, vendrá a mi casa, nos tomaremos un café y tal vez lleguemos a un acuerdo”, explica Ponte, que en más de una ocasión ha terminado invitando a alguna de sus clientas a cenar en casa.

Su reticencia a mostrar su vida en las redes sociales es el eco de un momento de su vida en el que el acoso mediático le hizo no querer compartir su intimidad con nadie. “He sufrido lo que es aparecer en los medios y el no poder hacer una vida tranquila; me he visto en situaciones en las que he comprometido a la gente por estar a mi lado y tener siempre cámaras cerca. Yo no tengo nada que contar, pero en la agencia me decían que era esencial que me abriera un perfil de Instagram. Siempre me han dicho que soy una punky, que no me maquillo lo suficiente, que si no me peino de tal forma… Yo no me veo subiendo una foto poniéndome la pestaña, porque no soy yo y nada me gusta menos que engañar a la gente. Me ha costado mucho defenderme y estar orgullosa de lo que soy. No quiero contarle a la gente lo que como, ni qué zapatos llevo hoy, porque son los mismos desde hace tres meses. Tengo que ser siempre coherente con mi trabajo. Me gustan las redes, por ejemplo, para contar proyectos sobre las fundaciones en las que ando metida, para comunicar iniciativas y para agradecer cosas a quien me trata bien. La verdad es que ahora que tengo tres perfiles, hay veces que subo una foto al perfil que no debo, pero no cambio nada. ¡Alguien ya me habrá pillado”, afirma riendo.

Laura Ponte
Jersey rojo de plumas, PERTEGAZ. Falda de rafia y flores, DIOR. Mules, MASCARÓ.



La modelo antimodelo y su actitud ante la moda

Laura ha declarado en multitud de ocasiones que ser modelo nunca fue de su agrado. “A mí eso de tener a tanta gente mirándome… ¡no! En una sesión de fotos puedo hacer el indio, pero con tanta gente delante no. ¡Si hasta en un photocall no estoy cómoda con esa sensación de tener a un batallón observándome! Para mí las sesiones de fotos que he hecho durante estos últimos años han sido una oportunidad de encontrarme con gente a la que conozco o de trabajar con un fotógrafo nuevo cuyo trabajo me ha parecido interesante. La verdad es que luego ni busco las fotos que he hecho ni nada, pero en ese momento formas parte de una historia bonita”, asegura. Al hablar de fotógrafos cuyo trabajos valora, le preguntamos si podría darnos un nombre en concreto o el de alguna marca con quienes querría trabajar. “Es que nunca he tenido eso en la cabeza; no necesito trabajar con nadie concreto. He tenido suerte, quizás porque no estaba dentro de mi plan y siempre ha sido algo espontáneo”, aclara.

Laura Ponte
Abrigo azul turquesa de JV by JORGE VÁZQUEZ.
Vestido fucsia de raso con lazada JV by JORGE VÁZQUEZ.


Sobre la voracidad con la que consumimos moda y con la que las marcas se ven obligadas a sacar nuevos diseños, no duda ni un instante lo que decir: “Es una barbaridad, pero es lo que han creado. El que la gente viaje mucho y el que las redes sociales impulsen una velocidad de consumo tan bestia es lo que hace que las marcas se vean obligadas a crear a toda velocidad. También está el que la moda sea tan barata y el que existan tantas plataformas de reventa, que hacen que no paremos de cambiar de ropa. Ojalá dentro de 20 años vayamos con un mono que cambie de color, pero hay que tener en cuenta que hay mucha gente comiendo de esto. Llegará un momento en el que habrá que reformatear el sistema”.

Para finalizar, tratando del consumo desorbitado, queremos saber cómo se enfrenta ella al panorama sostenible que la moda impone. “El otro día llevaba una chaqueta de Zara de hace como 15 años y una camisa de hace unos 20 años. Para mí esto también es reciclar, y en casa tengo cinco cubos de reciclaje. Mi conciencia es consumir poco. Soy consciente de lo que pasa y lucho por no promover ese tipo de gasto y de consumo”, sentencia. De lo que no es consciente, sin embargo, es de que esa naturalidad es la que hace de ella un icono en la moda española, un referente a tener en cuenta entre tanto postureo, tantos ‘likes’ y tanto artificio.