El romance de Stella McCartney con LVMH no está saliendo bien: estas son las causas
Analizamos las razones por las que Stella McCartney se separó de Kering y los resultados que el cambio ha acarreado
Cuando te vas a la competencia, tanto en la moda como en el entorno laboral de cualquier otro ámbito, eres siempre consciente de que estás asumiendo un enorme riesgo. Si las cosas van mal, el pánico por haber tomado una mala decisión es aún más grande que cuando simplemente te vas a otra oficina, pues te has ido C-O-N L-A C-O-M-P-E-T-E-N-C-I-A. Si encima hablamos de la industria de la moda, la situación es aún más delicada, porque en el mundo de los conglomerados del lujo son dos los actores principales: LVMH y Kering. Cuando Stella McCartney rompió su relación laboral con Kering tras 20 años, en realidad muchos sabían ya que se trataba de un movimiento maestro por parte de LVMH, pero no de uno especialmente acertado para McCartney. Al fin y al cabo, era poco probable que la marca fuera a reportarle ingentes beneficios al titán del lujo, pero a su vez, LVMH sí se beneficiaría del espíritu sostenible de la marca.
Kering sí se había esforzado por apostar por la sostenibilidad mediante proyectos y cambios en firmas como Gucci, Saint Laurent y Balenciaga, y contar con Stella McCartney en sus filas era un movimiento ingenioso para que LVMH se erigiera como el abanderado de la sostenibilidad. Por su parte, Stella se atrevió a dar el paso por cuestiones de poder. Para comenzar, Kering poseía la mitad de la compañía, mientras que con LVMH, Stella es dueña de la mayor parte del negocio. La diseñadora se ha convertido en una asesora en materia sostenible de Bernard Arnault, que se esforzó en recordar que ella fue la primera en apostar por la sostenibilidad cuando nadie lo estaba haciendo. La diseñadora también asesora a la junta en materia sostenible, y cuando tu voz es escuchada por el rey del lujo, las cosas pueden por fin cambiar.
Contar con Stella también ha supuesto para el conglomerado una nueva apuesta por el poder femenino, pues en los dos últimos años y medio, LVMH ha nombrado a las primeras directoras creativas de la historia de Dior y Givenchy y ha incluido Fenty, la firma de Rihanna, entre sus filas.
Pese a todo, el miedo del que hablábamos al comenzar se ha materializado, pues el movimiento no le ha salido bien a Stella McCartney, que ha cerrado el ejercicio 2018 con unas pérdidas de más de 12 millones de euros, mientras que el año previo había logrado 10,3 millones de euros de beneficios. Veremos si estos resultados negativos son fruto todavía de un proceso de reajuste, como cuando tras cambiarte de trabajo has de amoldarte a los cambios y a los procesos, o si Stella va a tener que dar marcha atrás y regresar a su antigua oficina. La suerte que tiene es que mientras que si esto nos pasara al resto de mortales, lo más probable es que alguien hubiera ocupado ya nuestro sitio, en su caso, es complicado que Kering haya encontrado a una nueva McCartney.
Cuando te vas a la competencia, tanto en la moda como en el entorno laboral de cualquier otro ámbito, eres siempre consciente de que estás asumiendo un enorme riesgo. Si las cosas van mal, el pánico por haber tomado una mala decisión es aún más grande que cuando simplemente te vas a otra oficina, pues te has ido C-O-N L-A C-O-M-P-E-T-E-N-C-I-A. Si encima hablamos de la industria de la moda, la situación es aún más delicada, porque en el mundo de los conglomerados del lujo son dos los actores principales: LVMH y Kering. Cuando Stella McCartney rompió su relación laboral con Kering tras 20 años, en realidad muchos sabían ya que se trataba de un movimiento maestro por parte de LVMH, pero no de uno especialmente acertado para McCartney. Al fin y al cabo, era poco probable que la marca fuera a reportarle ingentes beneficios al titán del lujo, pero a su vez, LVMH sí se beneficiaría del espíritu sostenible de la marca.