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41 años de la boda de Lady Di: "Ese vestido era la pura imagen del encarcelamiento"
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EL ENLACE QUE MARCÓ UNA ERA

41 años de la boda de Lady Di: "Ese vestido era la pura imagen del encarcelamiento"

En su momento, este impresionante vestido de novia creó tal expectación a su alrededor que su influencia e historia han transcendido a nuestros días. Hablan los expertos

Foto: Lady Diana Spencer, en la entrada a la catedral de San Pablo. (Getty)
Lady Diana Spencer, en la entrada a la catedral de San Pablo. (Getty)

Han pasado cuarenta y un años desde que el 29 de julio de 1981 se emitió la boda televisada más vista del siglo XX. Ese momento en el que la novia hizo su aparición ha quedado grabado en la memoria de los ingleses -bueno, y de los amantes de las monarquías de todo el mundo- como uno de los días grandes de la historia de la familia real británica.

placeholder Carlos y Diana, el día de su boda. (AP Photo/PA)
Carlos y Diana, el día de su boda. (AP Photo/PA)

Ese caluroso y soleado día en Londres se casaba en la catedral de San Pablo una joven y famosísima pareja, aquella que por aquel entonces formaban el príncipe Carlos y Lady Di, y la expectación en torno a todo lo que pudiera suceder en el enlace era máxima y todo el mundo esperaba el gran momento, ver el vestido. "Se trataba de una boda real, se casaba el heredero del trono de Inglaterra y Lady Di ocupaba las portadas de las principales revistas del mundo. Y, además, la boda se retransmitía en directo por televisión. El vestido se convirtió en el centro de atención, un diseño que cumplía todo el protocolo para ser un auténtico vestido para una futura reina. Recuerdo que me fascinaron todos los detalles del vestido, de los zapatos, de las joyas…", recuerda la diseñadora de vestidos de novia Rosa Clará.

Diana de Gales contaba con tan solo veinte años. De carácter tímido y reservado, ese día su personalidad se escondió todavía más dentro de un vestido victoriano que ha pasado a formar parte de exposiciones. Lo más sorprendente es que nadie se esperaba que aquella tierna e inocente joven llamada Diana que se casaba con el heredero del trono de Inglaterra se rindiera el exceso y la opulencia el día que pasaba por el altar. "Ese vestido era la pura imagen del encarcelamiento, el peso del oropel y la suntuosidad. El reflejo de un contexto muy opresivo", nos explica Juan Gutiérrez, responsable de moda contemporánea del Museo del Traje.

Cuando Lady Di salió del coche que la llevó, junto a su padre, directa a la escalinata de la catedral de San Pablo, el mundo se paró y, en lo que a vestidos de novia de bodas reales se refiere (y del mundo en general), nada volvió a ser lo mismo. Voluminoso, suntuoso y único; en definitiva, un modelo que automáticamente se convirtió en el gran prescriptor de tendencias del sector nupcial en los años ochenta. "Es un vestido icónico para la época, no dejó indiferente a nadie, quizá fue el vestido más copiado de la historia y pasados los años no ha envejecido demasiado bien", añade Clará.

placeholder Diana de Gales, junto a la reina Isabel II en el palacio de Buckingham el día de su boda con el príncipe Carlos. (EFE)
Diana de Gales, junto a la reina Isabel II en el palacio de Buckingham el día de su boda con el príncipe Carlos. (EFE)

Diseñado por unos jóvenes y casi desconocidos, el matrimonio compuesto por David y Elizabeth Emanuel, se esperaba mucho de este vestido de novia, y lo cierto es que no defraudó. Fue la propia Diana quién eligió a esta pareja de modistos para crear y confeccionar el vestido de su boda. Meses antes de tomar esa decisión, los Emanuel ya habían confeccionado una blusa para ella, y sobra decir que le encantó.

placeholder Diana de Gales y el príncipe Carlos, el día de su boda. (Cordon Press)
Diana de Gales y el príncipe Carlos, el día de su boda. (Cordon Press)

Una vez que el anuncio se hizo oficial, el que revelaba quiénes iban a diseñar el vestido de novia de Diana, la prensa se agolpó a las puertas de su pequeño taller en Londres para intentar cazar, sin éxito, alguna instantánea o prueba que demostrase cómo iba a ser aquel modelo. Pero el secreto se mantuvo hasta el final y Diana de Gales logró eclipsar el día de su boda. ¿Por qué? Porque, dado el tamaño del vestido y el largo de la cola, tuvieron que instalarse en un anexo al palacio de Buckingham donde el misterio se guardó de forma hermética.

placeholder 'Royal Style in the Making', la exposición en Kensington Palace. (Getty)
'Royal Style in the Making', la exposición en Kensington Palace. (Getty)

Confeccionado en un tejido de tafetán de color marfil satinado al que le agregaron retales de encajes antiguos por el escote y las mangas, el vestido también contaba con diez mil aplicaciones de perlas y lentejuelas, y en el interior de la crinolina, esa estructura rígida en forma de jaula que daba volumen y forma a la falda del vestido, llevaba una herradura bordada en oro de 18 quilates como símbolo de buena fortuna. Para rematar, un velo de tul de 140 metros de tela y una espectacular cola de ocho metros de largo.

"Una de las cosas que llamó la atención sobre el vestido fue la elección del tejido, que es arrugado de por sí, y otra la extrema dimensión de la cola", nos explica el diseñador Jorge Redondo, de la firma de moda Redondo Brand. "Estos diseñadores eligieron una tela que no se había trabajado hasta entonces para los vestidos de novia, por su aspecto arrugado, y ellos cambiaron la tendencia". De hecho, una de las grandes críticas de expertas como Chloe Savage, costurera especialista en bordados que trabajó en los vestidos de Kate Middleton y Meghan Markle, le dijo al medio digital 'Insider' que "había echado de menos una plancha cuando Diana bajó del carruaje porque el volumen del vestido y las arrugas que se produjeron al meterlo entero dentro enfatizaron todavía más el 'defecto natural' de la tela".

A este vestido se le ha atribuido ser un fenómeno, un prescriptor, pero este especialista no está de acuerdo con el mito: "Desde mi perspectiva, el vestido de la boda de Lady Di recogió la tendencia de los ochenta a nivel estético. El mundo de la novia suele reunir una síntesis de las tendencias del momento, se admite poca moda de vanguardia. Los vestidos, salvo excepciones, no admiten discordancias. No admiten flexibilidades propias del dress code habitual. Pero no debemos olvidar que fue la reina Victoria la que impuso el vestir de blanco en las bodas en una actitud completamente rompedora", analiza Gutiérrez.

placeholder Diana de Gales y el príncipe Carlos. (EFE)
Diana de Gales y el príncipe Carlos. (EFE)

El vestido de Lady Di, ya princesa de Gales, se convirtió en una oda al maximalismo nupcial absoluto y marcó la pauta de las tendencias, pero sobre todo en vestidos de novia de los años posteriores. El volumen en las mangas, los cuellos de estilo victoriano y los encajes fueron algunos de los elementos que se vieron constantemente después en otras bodas. "Marcó un punto de inflexión en cuanto a las formas, a los grandes volúmenes, en cuanto a los grandes riesgos que se pueden correr en las bodas, que cada uno pueda elegir lo que quiera y pueda sorprender como le apetezca", sostiene Redondo.

Al menos, este era el objetivo de sus diseñadores, que tiempo después confesaron que el vestido de novia de Diana de Gales "tenía que ser algo que fuese a pasar a la historia, pero también algo que Diana amase", además de ser "adecuadamente dramático con el fin de causar impresión". Y sí, lo lograron con creces. A esta relevancia se sumó la trayectoria de Diana, nos cuenta Redondo: "Este vestido ha ido ganando relevancia con el tiempo por el perfil público de ella. En ello colaboraron las giras en las que empezó a destacar con su vestimenta convirtiéndose en un icono de estilo. Todos queríamos ver cómo se había casado una de las mujeres que marcó la moda del siglo XX". Juan Gutiérrez añade: "El fenómeno que se atribuye al vestido no lo es tanto. El poder radicaba en ella, tiene más que ver con la actitud que respiró los años que precedieron a la boda. Entendiendo que las figuras aristocráticas o de la monarquía son prescriptores de estilo y elegancia dentro de un contexto tradicionalista. Pero no prescriben moda. Ella fue el paradigma de la mujer independiente a medida que pasaron los años, referente de un estilo minimal, limpio y funcional. Nada que ver con aquel vestido en el que nada fluía, ni se movía con ligereza". Lady Di se emancipó de ese traje.

Han pasado cuarenta y un años desde que el 29 de julio de 1981 se emitió la boda televisada más vista del siglo XX. Ese momento en el que la novia hizo su aparición ha quedado grabado en la memoria de los ingleses -bueno, y de los amantes de las monarquías de todo el mundo- como uno de los días grandes de la historia de la familia real británica.

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