¿Han terminado las semanas de la moda virtuales con el street style?

Mientras que el mundo de la moda lucha por encontrar su sitio en la nueva normalidad y los desfiles físicos cada vez ceden con mayor premura su lugar a los fashion films y presentaciones digitales, el universo del street style parece haberse detenido. Hace más de una década, Scott Schuman se convirtió en el hombre más buscado a la llegada de los desfiles de moda. Las influencers, que por aquel entonces eran simplemente aspirantes a serlo, se enfundaban en sus mejores galas con el objetivo de ser inmortalizadas por el fotógrafo para pasar a formar así parte de su aplaudido blog, The Sartorialist.

Ahí nació la fiebre por los looks imposibles destinados a ser el centro de todas las miradas. El alma peacock se hizo con los asistentes a los fashion shows, llegando incluso algunos a vestirse con sus meditados atuendos pese a no tener siquiera entrada para los desfiles. La fotografía era entonces lo que importaba; el desfile, lo de menos. En un momento en el que precisamente los desfiles están ya en la cuerda floja, los que revoloteaban a su alrededor simplemente para presumir de armario ya no encuentran en las semanas de la moda sus pasarelas improvisadas. ¿Cuál es, entonces, su sino?

Muchos respiran aliviados al ver cómo las redes sociales de repente apuestan más por chándales y leggings que por abrigos de volúmenes imposibles. De hecho, las dimensiones maxi viajan ahora al campo de la mano del cottagecore, obligando a los influencers a despojarse de la presión de crear looks pactados con las firmas para dejar aflorar esa creatividad por la que fueron contratados al comienzo, pero que en algunos casos había sido escondida por suculentos acuerdos en los que importaba más mostrar el bolso de turno que su estilo propio.

Es más: los influencers siguen subiendo fotografías que emulan las imágenes de los aledaños de los desfiles por más que hayan sido tomadas a las afueras de sus casas, dejando claro que el street style es ya un estilo propio en el que poco importan en realidad el entorno y sus circunstancias.

Pero el street style no sirve solo para que las marcas se exhiban y los influencers se promocionen, sino que es también analizado por fashion hunters destinados a buscar tendencias. A su vez, las firmas analizan los looks para inspirarse a la hora de crear sus diseños. Por este motivo, que el street style desaparezca podría tener cambios notables en la moda. Sin embargo, las calles y su estética han sido siempre referentes de las tendencias incluso cuando las fotografías no estaban de por medio, como deja bien claro la historia de la moda y el 'trickle up effect', que habla de cómo la calle influye al estilo de las clases más altas.

Las imágenes de street style no solo se enmarcan en los alrededores de los desfiles, sino también en calles ajenas a los fashion shows, y por ello este tipo de fotografías se ha convertido para estilistas y firmas en sus mejores aliadas para publicitarse. El que las celebrities recurran a estilistas para ir a cenar, para coger un café de Starbucks o para ir al cine ha hecho que las firmas envíen sus looks a las famosas no para que los luzcan en la alfombra roja, sino para su día a día. Las redes sociales se encargaban entonces de ser el escaparate de esas imágenes, y una nueva maquinaria de moda y dinero se ponía en marcha.

Sin embargo, el confinamiento ha hecho que los paseos con las mascotas hayan sido sus sustitutos y que, por ello, la mejor forma de presumir ahora de estilo sea elegir mascarillas diferentes. En un marco en el que el futuro de los desfiles es incierto, los festivales de música están en pausa y las calles se recorren con prisa, ¿cuál será el nuevo rumbo del street style?