Eugenia Silva y Vanesa Lorenzo hacen del camisón y del chándal prendas de oficina

En un momento en el que el teletrabajo cada vez se impone como la fórmula idónea para trabajar, el dress code de oficina sigue relajándose y adoptando pinceladas estéticas procedentes de los looks WFH (working from home). Las videollamadas han hecho que la moda más cómoda y hogareña se combine con diseños más sofisticados con los que poder atender a cuestiones laborales sin tener que llevar un blazer en casa. Eugenia Silva y Vanesa Lorenzo nos han dado dos poderosas lecciones a la hora de construir un armario 'working' acorde al momento en el que vivimos gracias a dos looks que nos recuerdan lo mucho que han cambiado las cosas durante el último año.

Eugenia Silva demuestra con su look que es posible acudir a una reunión laboral tanto de forma física como a través de una videollamada llevando camisón. Como lo lees. La modelo luce una preciosa enagua lisa larga de seda con tirantes finos regulables de Intimissimi que cuesta 119 € y que luce como prenda exterior. Eugenia la lleva sobre su jersey de cuello vuelto y la eleva al ámbito de oficina con sus joyas de Rabat. Un sofisticado ejemplo de cómo llevar la tendencia lencera al mundo laboral.

Por su parte, Vanesa Lorenzo consigue que su chándal sea también apto para la oficina. La modelo combina su pantalón chandalero de American Vintage, una de sus marcas de cabecera, con deportivas de Grey Goose y top de punto de Masscob. Ya hemos hablado acerca de cómo los tops knitwear que adoraba Lady Di son la prenda clave para las reuniones de Zoom y se han convertido en las nuevas camisas. El broche del look lo pone su abrigo gris de American Vintage.

De estos looks hemos aprendido varias cosas. En primer lugar, que la comodidad es la gran protagonista de la nueva temporada. Para continuar, que el look Netflix cada vez se acerca más al dress code de oficina, por lo que es de esperar que cuando todo vuelva a la normalidad, la ropa de oficina se relaje y adopte las nuevas claves. Por último, que el nuevo power dressing no implica llevar traje, sino llevar lo que nos gusta sintiéndonos seguras de nosotras mismas.