De Prada a Kate Middleton: el regreso de la bota de agua

El cottagecore sigue entre nosotros y cada vez parece sentirse más cómodo en nuestro vestidor. La llegada de las bajas temperaturas y las nuevas restricciones que la segunda oleada del coronavirus ha traído consigo han hecho que la tendencia campestre se imponga con fuerza, y con ella, el accesorio cottagecore que más gusta a royals y fashionistas: las botas de agua. El confinamiento ha sido el responsable de que Hunter, la marca maestra en este terreno, haya visto cómo las ventas de su bota superventas Original Tall Boot se ha disparado un 114% en comparación con el año pasado y cómo las botas Balmoral han aumentado sus ventas un 110%. Si clásicos arrasan, las marcas más instagrameables han tomado nota de la fórmula del éxito y se han puesto manos a la obra para diseñar nuevos modelos.

Ganni, la firma danesa que arrasa entre las instagramers y en las fotografías de street style de las semanas de la moda, agotó en tiempo récord su diseño cottagecore de caucho reciclado, las botas Country Støvler. Mientas tanto, las pasarelas se apuntan a la moda de las botas wellington de la mano de marcas como Prada, Bottega Veneta y Versace. Cuando Kate Moss rompió las normas de la moda al llevar sus Hunter con pantalones short en el año 2005 en el Festival de Glastonbury, las botas de agua se convirtieron de repente en el calzado más perseguido, y en un momento en el que los eventos sociales están en pausa y los hogares son los nuevos santuarios, el calzado cómodo por excelencia arrasa.

Dulceida lleva las botas de agua de Zara con las que todo el mundo sueña y que parecen imposibles de conseguir (por más que hayamos puesto nuestro email cien veces para que la marca nos notifique cuándo estarán de vuelta, no tenemos señales) y Kate Middleton luce sus botas Dubarry dejando claro que como ya demostrara en su día Lady Di, la Casa Real británica también se protege del agua con estilo. Incluso la serie del momento, ‘Emily in Paris’, cuenta con las botas 'waterproof' que arrasan, pues la protagonista lleva sus botas amarillas de Aigle combinadas con un jersey de Essentiel Antwerp para pasar un fin de semana en el campo.

Pero ¿de dónde viene este furor por las botas de agua? En un momento en el que el confinamiento se impone, cada vez son más los que abandonan la ciudad y se refugian en el campo, donde la sensación de seguridad y evasión es mucho mayor. Llevar botas de agua funciona como el placebo necesario para hacernos creer que estamos fuera… tanto de nuestras casas como de la crisis.