El armario de Carmen Alborch llega al Museo del Traje
El último servicio a la cultura de la exministra socialista empieza a tomar forma: sus herederos donan los diseños más destacados que lució en vida a la institución madrileña
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“No he conocido ni conoceré a ningún político como Carmen”, afirma Francis Montesinos. El diseñador tenía en Carmen Alborch una amiga, confidente y musa: “Era muy buena y nos tuvimos siempre mucho cariño. Nos conocimos muy jóvenes, desde que coincidió con mi hermano en la universidad”. De hecho, en los años 50.
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En 'Valencia, seda y fuego’, la retrospectiva que el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad presenta sobre el creador, este le rinde un homenaje a la exministra de Cultura, fallecida en 2018. El público que llega hasta este centro cultural se encuentra nada más entrar en la muestra a una ‘geganta’ a imagen y semejanza de Alborch. Con ella promocionó su candidatura a la alcaldía de la capital del Turia en 2006. El ninot, que vestía entonces y sigue luciendo ahora un diseño de Francis confeccionado con cincuenta metros de tela, comparte escenario además con parte del legado que los herederos de la política valenciana han decidido entregar al Museo del Traje como último homenaje a una vida dedicada a la cultura.
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Se trata de una donación que, como indica Juan Gutiérrez, responsable de las colecciones de moda contemporánea de este museo nacional, “ronda las 80 piezas con nombres de diseñadores españoles como Sybilla, Jesús del Pozo y Francis Montesinos, además de otros internacionales como Issey Miyake o Giorgio Armani”. El conjunto da una imagen certera de lo que supuso y fue Alborch en la sociedad española durante más de cuatro décadas: “Son piezas muy especiales, de los 70 y 80, sobre todo, que cuentan muy bien cómo era ella, cómo utilizaba la moda como herramienta de empoderamiento y su visión del mundo desde una intelectualidad más activista y transgresora”, completa Gutiérrez.
De todo eso tiene buen recuerdo Montesinos, en quien incluso confió para confeccionar su lista de bodas: “Fue mi mejor embajadora. Al principio venía a la tienda cuando se había enfadado con alguien. Se compraba algo y se le pasaba. Era una mujer que no podía resistirse a esas cosas. Otras veces directamente salía de la tienda vistiendo lo que acababa de adquirir”. Con ella compartió muchas aventuras y desfiles: “Era una persona muy avanzada, libre. A mí se me pone la piel de gallina cuando recuerdo su bajada por las escaleras del IVAM con una camisa mía y unas medias moradas, o cuando llegó a Berlín vestida con un traje negro de gasa y flecos, y con la capa española de la película ‘Matador’. Ella era el sol de España”.
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La propia relación entre Alborch y Montesinos se cuenta en las prendas que a partir de ahora pertenecen a la colección permanente del museo español: “Trajeron a la tienda unas ocho cajas y otros tantos burros con su ropa. Fue impresionante porque me di cuenta entonces de todo el tiempo que habíamos estado juntos”, recuerda Francis. “Aparecieron cosas del desfile del Nuevo Olimpia en Barcelona, de cuando empezaba a desfilar allí, de la apertura de la tienda e incluso del desfile de ‘Carmen’ en Madrid. Allí estuvo ella, en el palco de honor junto con la mujer de Felipe González y los políticos más destacados del momento”.
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Este último desfile que comenta Montesinos tuvo lugar en 1985 en la plaza de Las Ventas en Madrid, ante 15.000 personas. Considerado como uno de los hitos de la historia de la moda española, el propio Pedro Almodóvar lo referencia en su película ‘Matador’. Esto no hace sino poner todavía más de relevancia el peso que la donación ha tenido para los fondos del Museo del Traje, que amplían así su colección de moda nacional e internacional e, incluso, incluye un nuevo nombre: “Nos llena mucho la colección que ya teníamos de Montesinos, e introduce un nuevo creador valenciano, Juan Andrés Mompó, del que recibimos varias piezas”, asegura Gutiérrez.
La donación de Carmen Alborch se suma así a otras destacadas aportaciones que ha recibido el Museo del Traje a lo largo de su historia, como es por ejemplo la que promovió Hubert de Givenchy hace más de una década. Gracias al diseñador francés llegaron importantes creaciones de Cristóbal Balenciaga y del mismo Givenchy, que se encargó personalmente de que parte de su archivo fuera custodiado para siempre en este museo que ahora recibe con los brazos abiertos la donación de la política socialista.
“No he conocido ni conoceré a ningún político como Carmen”, afirma Francis Montesinos. El diseñador tenía en Carmen Alborch una amiga, confidente y musa: “Era muy buena y nos tuvimos siempre mucho cariño. Nos conocimos muy jóvenes, desde que coincidió con mi hermano en la universidad”. De hecho, en los años 50.