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Por qué Alexandria Ocasio es la youtuber o presentadora de late night perfecta
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HA NACIDO UNA ESTRELLA

Por qué Alexandria Ocasio es la youtuber o presentadora de late night perfecta

La política ha demostrado en un vídeo que fuera de la política también tiene futuro

Foto: Alexandria Ocasio-Cortez. (EFE)
Alexandria Ocasio-Cortez. (EFE)

El clásico de los late nights es que todos comienzan con un monólogo en el que el presentador o presentadora se marcan sus minutos de gloria haciendo chistes a cámara. Mientras que lo habitual es que se haga de pie, cada vez son más programas los que abogan por hacerlo desde la mesa, logrando de esta forma un formato que se asemeja al de los telediarios. Chelsea Handler y John Oliver son dos grandes ejemplos, y el que su humor sea eminentemente político no hace más que señalar los insospechados paralelismos entre los teleinformativos y los programas cómicos. Ahora tomemos este formato y llevémoslo a un momento en el que la pandemia y su consiguiente confinamiento obligaron a presentadores y cómicos a convertir sus teléfonos móviles y sus salones de casa en sus nuevos platós. De repente, se enfrentaron a nuevos formatos, a nuevos tiempos (las redes sociales piden vídeos cortos) y a nuevas formas de edición que adoptaron y a los que ahora se han de sumar los políticos.

Es en este marco en el que hoy hablamos de Alexandria Ocasio-Cortez, que se ha sumado al reto de resumir en dos minutos lo logrado en sus dos últimos años, y lo ha hecho como toda una youtuber. Sus gestos y su constante sonrisa hacen de ella toda una experta en la materia, y su look viene a abrazar la actualidad al apostar por un sencillo blazer que sigue las bases del outfit laboral del teletrabajo por excelencia. De hecho, fiel a su filosofía sostenible, no es la primera vez que la hemos visto llevar esta chaqueta, con la que ha sido ya fotografiada dirigiéndose al Capitolio. Su maquillaje destaca por el color coral de sus labios y de sus uñas, pero evoca una naturalidad que encaja a la perfección con su imagen pública, y el fondo del espacio en el que manda el mensaje juega a la empatía. En otras ocasiones no duda en apostar por camisetas con mensaje, dejando claro una vez más que para ella la moda es una herramienta de propaganda política más.

Mientras que iconos de la política cercana, como Jacinda Ardern, han hecho lo propio en espacios más semejantes a la política (pese a que la neozelandesa haya ganado en gesticulación y naturalidad), ella ha querido que recordemos nuestras llamadas laborales diarias vía Zoom con el fondo elegido. Recientemente, Alexandria se encargaba de contar a sus seguidores sus secretos de moda, demostrando de este modo haber acercado con maestría la política al mundo de las redes sociales. “Soy fan de las tiendas de ropa de segunda mano (una estupenda manera de encontrar artículos duraderos, de alta calidad, que normalmente están fuera de tu alcance adquisitivo. También alquilo ropa. Es genial para ocasiones especiales, tendencias de temporada y en general para no aburrirte de tu armario sin necesidad de ampliarlo comprando cosas nuevas”, explicaba.

No cabe duda de que Alexandria se ha convertido en una de las políticas que mejor manejan los códigos comunicativos de la moda, y su habilidad para desenvolverse en el formato de las redes sociales hace de ella una 'politictuber' perfecta.

El clásico de los late nights es que todos comienzan con un monólogo en el que el presentador o presentadora se marcan sus minutos de gloria haciendo chistes a cámara. Mientras que lo habitual es que se haga de pie, cada vez son más programas los que abogan por hacerlo desde la mesa, logrando de esta forma un formato que se asemeja al de los telediarios. Chelsea Handler y John Oliver son dos grandes ejemplos, y el que su humor sea eminentemente político no hace más que señalar los insospechados paralelismos entre los teleinformativos y los programas cómicos. Ahora tomemos este formato y llevémoslo a un momento en el que la pandemia y su consiguiente confinamiento obligaron a presentadores y cómicos a convertir sus teléfonos móviles y sus salones de casa en sus nuevos platós. De repente, se enfrentaron a nuevos formatos, a nuevos tiempos (las redes sociales piden vídeos cortos) y a nuevas formas de edición que adoptaron y a los que ahora se han de sumar los políticos.

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