Por qué el vintage es el nuevo lujo, analizamos el fenómeno
Descubre las razones por las que la segunda mano está venciendo a las tendencias... y por qué, en realidad, esto hace que la moda sea (aún) más elitista
Hace una década, las influencers y las it girls del momento, con Alexa Chung y Kate Moss a la cabeza (si ya estás preguntándote cómo han pasado tantos años, empatizamos totalmente contigo, pues es muy probable que los más jóvenes ni siquiera tengan el término 'it girl' en su vocabulario), combinaban diseños vintage con prendas de marca, pura tendencia. De hecho, era una habilidad de la que solo disponían las fashionistas más estilosas. Sin embargo, ahora, cuando Jennifer Aniston opta por un vestido de Galliano vintage o Cate Blanchett le da una segunda vida a su armario de alfombra roja, lo que prima no es el estilo, sino la conciencia sostenible, algo mucho más loable que el último bolso de Bottega Veneta.
La plataforma de ventas de segunda mano ThreadUp ha realizado un estudio que señala que el mercado de segunda mano doblará su valor en 2023, haciéndose de esta forma con el 10% del retail. Depop es la app de venta de segunda mano con la que la generación Z se está enriqueciendo; en TikTok, los estudiantes de Florida Vintage Stock Reserve (VSR) entretienen a sus casi dos millones de seguidores con workshops en directo sobre reciclaje de moda y charlas acerca de la huella que la moda tiene en el planeta, y la plataforma de moda Display Copy se encarga de mostrar y elevar diseños vintage.
La consecuencia de que los más jóvenes se estén despegando de las tendencias es que comprar es ahora más creativo y libre. Por supuesto, los influencers siguen dispuestos a guiar nuestras compras y looks, pero ahora son los gustos personales los que vuelven a entrar en juego. La individualidad ha sido la vencedora de la pandemia, y ahora el lujo mira hacia el vintage como su salvación. Las grandes marcas recurren a sus archivos para atraer a los compradores de toda la vida, pero también para enamorar a los nuevos sujetos de las compras, que encuentran en el pasado un imán irresistible. Llevar el vestido más repetido en las portadas de moda no es complicado si tienes un estilista de renombre, pero para hacerte con un diseño vintage de firma has de tener una verdadera red de contactos ejemplar.
El que Rosie Huntington tenga un armario tan aplaudido se debe a que trabaja con una experta en conseguir ropa vintage agotada, y cada vez son más las celebridades que están recurriendo a archivos históricos de las marcas, recurriendo para ello a su cercana relación con ellas, para presumir de looks verdaderamente únicos. El que el vintage sea el nuevo lujo puede verse como una palmadita en la espalda a la sostenibilidad, pero no seamos ingenuos: las verdaderas causas por las que es así percibido son que las tendencias ya no funcionan como GPS, sino el buen gusto (ese que no se puede comprar y que ante la carencia de una brújula, se desvía con facilidad) y que la moda de archivo es excluyentemente cara o inmensamente elitista. Al final, incluso mirar al pasado exige tener los contactos o la cartera adecuados.
Hace una década, las influencers y las it girls del momento, con Alexa Chung y Kate Moss a la cabeza (si ya estás preguntándote cómo han pasado tantos años, empatizamos totalmente contigo, pues es muy probable que los más jóvenes ni siquiera tengan el término 'it girl' en su vocabulario), combinaban diseños vintage con prendas de marca, pura tendencia. De hecho, era una habilidad de la que solo disponían las fashionistas más estilosas. Sin embargo, ahora, cuando Jennifer Aniston opta por un vestido de Galliano vintage o Cate Blanchett le da una segunda vida a su armario de alfombra roja, lo que prima no es el estilo, sino la conciencia sostenible, algo mucho más loable que el último bolso de Bottega Veneta.