Tiñe tu armario de blanco y triunfarás

Hay algo sorprendente en el hecho de vestir de blanco durante el invierno. Parece imperativo hacerlo en verano y, sin embargo, es llegar el frío y dejar de tenerlo en cuenta. Pasa de inmediato a ser la opción más atrevida y, por tanto, aquella a la que más miedo da enfrentarse. ¿Por qué si es optimista, esperanzador y luminoso? Parece que entre tanta oscuridad asusta la neutralidad más absoluta, pero un cambio de guion a cargo de quienes dictan las tendencias ha provocado que en los últimos años la moda vaya calando.

Lo vemos en las calles, en Instagram y hasta entre las celebrities que más voz tienen en el mundo de la moda como Jennifer Lopez. JLo, reina absoluta de los brillos y los estampados, sabe que esta fórmula monocromática siempre merece una oportunidad y por ello en la investidura del nuevo presidente de los Estados Unidos se vistió de pies a cabeza con piezas de Chanel en este color. Un gesto que se tomó como un guiño al movimiento sufragista -en 1913 el Partido Nacional de la Mujer adoptó el morado, el dorado y el blanco como colores, y este último, emblema de la pureza, ha sido utilizado con la misma intención feminista en numerosas ocasiones mediáticas por políticas norteamericanas como Kamala Harris o Hillary Clinton- y que fue de lo más aplaudido.

Más allá de implicaciones políticas, esta inmaculada aparición de la artista ha dejado claro que vestir con tanta nitidez cuando bajan las temperaturas no debería ser extraordinario. Eso y que no es para nada una apuesta aburrida o anodina como muchas pueden pensar. Si se juegan bien las cartas, ya sea con la mezcla de tejidos o simplemente de estilos, hay mucho que ganar y muy poco que perder.

El mix perfecto

A la hora de enfrentarse al blanco, lo mejor es tomárselo como un lienzo aunque no se vaya a pintar nada sobre él. Basta con olvidarse por un momento de la amplísima paleta de colores disponible y centrarse en la alternativa más gélida. Desterrar la idea de que los tejidos blancos solo pueden ser vaporosos y frescos como los que abundan en época de calor, se consigue gracias a jugar con el punto más gustoso y el algodón más grueso. Ambos merecen una oportunidad porque pueden ser grandes defensores de lo impoluto.

Un jersey, un abrigo y un pantalón es todo el combo que se necesita. También se puede sustituir este último por una falda satinada que el resultado será igual de bueno. ¿Y qué tal añadir un sombrero o unos guantes? Teñir de blanco también el calzado importa porque, aunque genere aún mucha controversia, se deduce imprescindible para que todo encaje. Las zapatillas perfectamente limpias siempre merecen un hueco en el armario -y así llevan ocupando un espacio entre los básicos desde hace años-, pero esta temporada compiten por reinar en tus estilismos en color nevado con las botas de estilo militar, las de suela track o las de tacón con efecto arrugado.

Combinar todos estos elementos entre sí con tonos sutilmente distintos como el crema, el marfil o el piedra logra un mix infalible. Puede que no sea la elección más práctica por cuestiones de limpieza en un día de nieve o lluvia, pero no la hay más ideal.