Diseñadoras españolas que enamoraron a Grace Kelly, Elizabeth Taylor o Eva Perón
La historia de la moda a veces es cruel con las mujeres y olvida su legado con facilidad. Repasamos la trayectoria de unas creadoras que conquistaron a la alta sociedad de su tiempo y que se merecen un lugar más destacado en nuestra historia
El éxito de nombres de primer nivel como Cristóbal Balenciaga, Manuel Pertegaz o Elio Berhanyer a veces ocultan el hacer de otros primeros espadas de la moda que quedan a la sombra de estos genios. Nunca está demás, por tanto, reivindicar el trabajo de otros creadores, mujeres en este caso, que tuvieron también un papel destacado en su momento, con una clientela que iba desde la reina Victoria Eugenia a la diva de la ópera María Callas o la actriz Elizabeth Taylor. Porque puede que haya gente a la que no le suenen apellidos como Herce o Villarreal, pero fueron símbolo del alto nivel que la moda española alcanzó en el siglo XX.
Comencemos la historia por el principio. Y ahí se encuentra la diseñadora Julia de Herce, una de las modistas más desconocidas (si no la más) de la que vamos a tratar. Se calcula que su carrera comenzó a finales del siglo XIX y que mantuvo el taller abierto durante el primer tercio del siglo XX, con lo cual podemos decir sin problemas que fue una de las pioneras de las que tenemos noticias. Su nombre sobre todo ha pasado a la historia porque fue la elegida por la reina Victoria Eugenia para confeccionar su vestido de novia, aquel con el que estuvo a punto de fallecer tras sufrir un atentado cuando se acercaba en carroza al Palacio Real tras la ceremonia religiosa en la iglesia de los Jerónimos.
En el momento en el que el 'reinado' de De Herce tocaba a su fin, en Barcelona surgía Asunción Bastida, otro de los nombres importantes de nuestra moda y algo más conocida que Herce. Como les sucedió a muchas de ellas, tuvo que lidiar con una serie de prejuicios machistas: su padre no quería que se dedicara a la moda y tuvo que esperar a casarse con su marido, Marcelino Mases, para poder desarrollar su pasión. Con su apoyo pudo abrir un negocio de punto que sería el germen de uno de los talleres más importantes de nuestro país. Gracias a él llegó a ser no solo una de las fundadoras de la Cooperativa de la Alta Costura, sino también colaboradora de Christian Dior y Jacques Heim. Además, fue conocida como una de los Cinco Grandes, junto con Pedro Rodríguez, Santa Eulalia, El Dique Flotante y Manuel Pertegaz, y una habitual de nuestro cine, ya que diseñó el vestuario de películas tan importantes como '¿Dónde vas triste de ti?'.
La historia de la moda española no ha sido muy generosa con las mujeres, está claro. Por ejemplo, es curioso también cómo habiendo vestido a personajes tan populares como Elizabeth Taylor, Gina Lollobrigida o a la duquesa De Alba el día de su boda, el nombre de Flora Villarreal siga siendo a día de hoy prácticamente desconocido. Por su taller, en el actual número 11 del paseo de la Castellana, pasó lo más granado de la alta sociedad madrileña de los años 40, 50 y 60: la marquesa de Urquijo, Sandra Torlonia, la condesa de Sueca, la marquesa de Romanones, la duquesa de Medinaceli…, incluso se sabe que la duquesa de Fernán Núñez se hacía todo su vestuario en su taller. Forjó, por tanto, una de las casas más importantes de nuestro país que llegó a ser incluso una referencia internacional. Tanto que la prensa recogía en su día cómo Taylor y Lollobrigida coincidieron en una fiesta con el mismo diseño de la modista madrileña. Y no eran las únicas: Farah Diba, Ava Gardner o Grace Kelly también figuraban en su lista de clientes. Además, contaba con la licencia para poder reproducir en nuestro país las creaciones de Dior y son muchos los expertos que afirman que los diseños que salieron de su atelier son incluso mejores que los del mismísimo rey de la moda.
Carmen Mir sí que ha gozado de algo más de reconocimiento popular. Y esto en parte quizás se deba a que fue una de las últimas en retirarse. Otros posiblemente todavía recuerden a Laura Valenzuela con su diseño de encaje creador por Mir presentando el Festival de Eurovision de 1969, aquel en el que Salomé apareció con el famoso dos piezas de Pertegaz. Hasta la NASA se quedó fascinada con sus diseños de esta catalana considerada una de las introductoras del prêt-à-porter en nuestro país. Sus creaciones, modernas y elegantes, conquistaron, además, a gente como María Callas o Aline Griffith.
Para finalizar nos hemos guardado el premio gordo de todas ellas. Ana de Pombo fue no solo una de las creadoras más importantes del siglo XX a todos los niveles, sino posiblemente uno de sus personajes más apasionantes. Nacida en una acomodada familia cántabra, pronto se mudó a París, donde conquistó a la alta sociedad de la época, que cayó fascinada ante una mujer irrepetible. Coco Chanel la convirtió en su secretaria personal y en una de sus personas de más confianza; la Casa Paquin contó con ella para intentar revitalizar la maison (algo que hizo y con nota), y hasta la mismísima Eva Perón la tuvo entre sus diseñadores de confianza.
A eso sumémosle que era famosa por sus actuaciones tocando las castañuelas, que fue uno de los personajes más buscados en la Marbella dorada y que contaba con amigos íntimos de la talla de Jean Cocteau (quien incluso le pintó una serie de cuadros para su residencia marbellí) y entenderán por qué su autobiografía, 'Mi última condena', está considerado un libro de culto. Aunque tranquilos, si les interesa, la periodista Lola Gavarrón publicó hace dos años la biografía de esta creadora. Es la única que la tiene.
El éxito de nombres de primer nivel como Cristóbal Balenciaga, Manuel Pertegaz o Elio Berhanyer a veces ocultan el hacer de otros primeros espadas de la moda que quedan a la sombra de estos genios. Nunca está demás, por tanto, reivindicar el trabajo de otros creadores, mujeres en este caso, que tuvieron también un papel destacado en su momento, con una clientela que iba desde la reina Victoria Eugenia a la diva de la ópera María Callas o la actriz Elizabeth Taylor. Porque puede que haya gente a la que no le suenen apellidos como Herce o Villarreal, pero fueron símbolo del alto nivel que la moda española alcanzó en el siglo XX.