Así ha disparado Adele las ventas de los corsés
La cantante ha posado con un diseño encorsetado de Vivenne Westwood responsable de que se disparen las búsquedas y compras de los corsés. ¿Puede esta prenda ser feminista?
Lo sabemos: pensabas que en pleno 2021 los corsés no tendrían cabida, pero en un giro de guión inesperado, han regresado a nuestros armarios. Si durante el confinamiento ‘Los Bridgerton’ hicieron que pese a pasarnos el día en chándal nos lanzáramos a buscar corsés para sentirnos parte del elenco y fantasear con sus vidas en pleno alarde escapista, la cantante Adele ha sido la responsable de que la prenda menos cómoda del armario femenino haya vuelto a ponerse de moda. Pero ¿cómo es posible que haya sido precisamente la mujer cuya silueta ha revolucionado el espectro pop la culpable de que hayamos vuelto a plantearnos respirar un poquito menos o, al menos, con mayor dificultad?
Al ser portada de la versión británica de ‘Vogue’, Adele ha lucido un diseño de Vivienne Westwood en el que destaca un corsé ‘custom made’ de la diseñadora, una prenda que anteriormente, aunque en esa ocasión a manos de Schiaparelli, Adele ya había lucido. Al salir la portada en la que la cantante lleva un look de la diseñadora más rebelde de la moda, las búsquedas de corsés en Lyst aumentaron un 73%, logando de esta forma que las ventas se incrementaran exponencialmente después de un año en el que esta prenda ha vivido un insospechado renacer. Después de que Kim Kardashian y Doja Cat llevaran corsés metálicos, las búsquedas para este estilo subieron un 40% con respecto a la semana anterior. Los bustiers de Jean Paul Gaultier han crecido enormemente en demanda, con un incremento en las visitas del 11% días después de que Doja Cat revelase la portada de su nuevo álbum. Por su parte, Olivia Rodrigo también ha desatado el furor por los corsés, pues después de su actuación en 'Saturday Night Live' en mayo con un corsé de tartán de Vivienne Westwood, las búsquedas de los corsés a cuadros de la diseñadora aumentaron un 76% en solo 48 horas.
Otros referentes del ‘body positivism’, las cantantes Lizzo y Billie Eilish, defienden el uso de esta prenda hasta el punto que Billie, que en la gala MET lucía un diseño encorsetado en clave Hollywood clásico de Oscar de la Renta digno de Marilyn Monroe, ha confesado que en su casa tiene toda una colección de bustiers que luce a todas horas. Por si fuera poco, el que iconos de estilo en clave generación Z como Bella Hadid luzcan diferentes corsés vintage de Jean Paul Gauliter ha hecho que no sea Daphne Bridgerton la única en apostar por esta controvertida prenda que escapa la intimidad y los palacios para adentrarse en el día a día. Pero ¿por qué este repentino boom por la corsetería justo cuando el efecto Bridgerton ha perdido fuerza? Porque las pasarelas han dejado claro que tras algunas temporadas en las que el derrière ha sido el protagonista de nuestros armarios, los escotes regresan sin pudor a nuestras vidas.
Sin embargo, por descontado son muchas las preguntas que emergen a calor de esta tendencia. Quienes deciden llevar estas prendas, ¿están liberadas o (literalmente) encorsetadas? ¿Están adhiriéndose a un ideal de feminidad visto a través de la mirada masculina o experimentando con su propia sexualidad? Los corsés quieren imponer una estética determinada, pero por supuesto no pueden ser desligados de sus consecuencias sociológicas. Cuando Dior presentó la silueta New Look en 1947, sin quererlo obligó a las mujeres a reforzar ladesigualdad sexual e incluso laboral, pues sus siluetas no permitían trabajar y volvían a ahondar en el papel de las mujeres como madres, no como trabajadoras, pese a que la guerra las había sacado de sus hogares. Fueron precisamente Vivienne Westwood y Jean Paul Gaultier los que dieron un giro a la prenda al hacer visible lo invisible y dejar los corsés al aire. De hecho, el colaborador de Westwood, Malcolm McLaren, fue quien sacó a las calles la lencería y quien hizo que los corsés salieran de las sombras.
En la actualidad vemos corsés en claves más erotizadas, pero también en el espectro más casual del día a día, como por ejemplo dejó claro el look de Dior que María Valverde lució en el Festival de San Sebastián compuesto por un traje de cuadros rojos con corsé, pantalón de lana y camisa de algodón blanca de la colección otoño-invierno 2021/22 de Dior por Maria Grazia. Por ello ahora el renacer de los corsés evoca un empoderamiento en el que las mujeres toman el control de su sexualidad y la forma en la que construyen su propia feminidad, por lo que no es casualidad que haya sido Adele quien los ha vuelto a poner de moda, pues, como ella ha reconocido, su cambio físico lo ha hecho para sí misma, no para agradar la mirada de los demás.
Lo sabemos: pensabas que en pleno 2021 los corsés no tendrían cabida, pero en un giro de guión inesperado, han regresado a nuestros armarios. Si durante el confinamiento ‘Los Bridgerton’ hicieron que pese a pasarnos el día en chándal nos lanzáramos a buscar corsés para sentirnos parte del elenco y fantasear con sus vidas en pleno alarde escapista, la cantante Adele ha sido la responsable de que la prenda menos cómoda del armario femenino haya vuelto a ponerse de moda. Pero ¿cómo es posible que haya sido precisamente la mujer cuya silueta ha revolucionado el espectro pop la culpable de que hayamos vuelto a plantearnos respirar un poquito menos o, al menos, con mayor dificultad?