Anne Igartiburu y Paz Padilla: los looks de las otras dos grandes reinas de las Campanadas

Un año más, las mujeres han sido las grandes protagonistas de los últimos minutos televisivos del año. Por segundo año consecutivo, han sido mayoría en la emisión de las campanadas, y sus looks, cuidados al detalle, han brillado como estaba previsto.

Aunque Cristina Pedroche se ha alzado por octava vez como la más llamativa de todas con un vestido de museo firmado por Manuel Piña en 1991, sus competidoras en RTVE y Mediaset no han quedado atrás con sus elecciones estilísticas.

Anne Igartiburu, en su clásico rojo, y Paz Padilla, en tonos que imitaban el amanecer, han hecho gala de su estilo personal un año más presumiendo de sello español, único punto en común de los cuatro looks más comentados de la velada. Así han sido los dos vestidazos con los que Anne Igartiburu y Paz Padilla se han tomado las uvas ante toda España.

Anne Igartiburu

La más veterana por estos lares ha vuelto a triunfar con un diseño firmado por su amigo Lorenzo Caprile. Su gran aliado desde los inicios de su andadura en las campanadas, allá por 2005, ha vuelto a hacerla brillar con un vestido rojo que gritaba su nombre.

La vasca, siempre fiel a sus gustos, ha demostrado un año más que 'más es más' con este diseño tan llamativo compuesto por un mono de cuerpo estilo corsé y un chal a juego con el que estaba sensacional. Anne desde hace años ha apostado por un 'uniforme' como todas las grandes damas, una forma de no caer en el error y de dotar a las campanadas de Televisión Española de una imagen corporativa inolvidable.

Para acompañar al reloj de la Puerta del Sol completó el look con joyas de Lladró, una firma de la que aseguró hace unos días en sus redes sociales que estaba muy orgullosa de representar en una noche como esta.

Paz Padilla

La presentadora y humorista se ha puesto en manos del diseñador Alejandro de Miguel (nota curiosa: el favorito de Ana Obregón y que imaginamos que la hubiera vestido este año) para dejar el 2021 atrás. Tal y como nos ha contado el diseñador, "un vestido con el que se ha sentido como una auténtica princesa. Vestir a Paz Padilla para recibir al nuevo año ha sido un regalo adelantado a la Navidad".

La intención del creador estaba llena de magia, quería que la gaditana viviera un momento sensorial desde la misma entrega del vestido: "Imagina desenvolver el papel, abrir la caja y ver metros de tul de seda, hasta treinta, y miles de cristales aurora boreal". Realmente una experiencia indescriptible.

La parte creativa fue un trabajo a cuatro manos: "Cuando tuvimos la idea, nos pusimos en mi taller a dar forma al sueño de Paz. 1.200 horas de trabajo, 15 modistas entre cortadoras, costureras y bordadoras. Les contagié mi entusiasmo, como es habitual. Tengo la suerte de trabajar siempre así; en este caso, Paz me trasmite una idea y la plasmo alfiler a alfiler hasta crearle ese traje de princesa elegante y sexy. Lleno de luz, como su tierra, como el sur de Andalucía".

Y es que el proceso ha sido muy especial, porque, como habrás visto en tu televisor, "no es un traje, son dos. Un primero, a modo de abrigo que se abre por detrás y dentro acariciando su figura, y un segundo vestido que se ceñía a la silueta con transparencias y bordados asimétricos. Hacer realidad un sueño, vestir de ilusión a mi querida Paz... Afortunado yo", declaraba De Miguel.

Ana Ferrer Padilla

La copresentadora de las campanadas de Telecinco ha sido la hija de Paz, que también vistió del mismo diseñador de su madre. La idea estaba clara: que hubiera coherencia escénica y la han conseguido. Ana lucía un diseño en plata que acompañaba perfectamente el vestido luminoso de su madre; podríamos decir que era su espejo, su reflejo... "Con clara inspiración ochentera y corte mini, el vestido está pensado para triunfar en una noche mágica", declaran desde la marca. "Se trata de una pieza artesanal hecha en exclusiva para la ocasión por el modista manchego".

Corto y bordado con lentejuelas plateadas, llamaba la atención que en los hombros llevaba la misma hombrera estructurada que su madre, de forma que la composición visual en cámara era todavía más completa. En los codos unos flecos que parecían lágrimas metálicas dotaban al vestido de un movimiento que rompía la silueta ceñida al cuerpo, sin duda un acierto para la heredera del talento familiar. "Anna está muy feliz con el resultado", nos dice.