Chanel en la Alta Costura: Carlota Casiraghi a caballo y pura emoción estética
¿Cómo consigue que la embajadora de la marca, a cuyo imaginario ecuestre ya nos invitó de la mano de las imágenes tomadas por Xavier Veilhan, haya vuelto a dejarnos sin habla?
Chanel ha vuelto a conseguir dejar a los asistentes a su último desfile boquiabiertos incluso cuando horas antes ya les había dado las claves de lo que sería el show. ¿Acaso hay algo más sobrecogedor que sorprenderse incluso cuando la sorpresa es anticipada? Cuando Carlota Casiraghi ha aparecido en la pasarela sobre un caballo, los invitados se han quedado anonadados, y no es de extrañar. Al fin y al cabo, ¿cómo es posible que una marca sea capaz de encontrarle siempre un nuevo giro a sus clásicos diseños de tweed? ¿Cómo consigue que la embajadora de la marca, a cuyo imaginario ecuestre ya nos invitó la maison de la mano de las imágenes tomadas por Xavier Veilhan (encargado también del set del desfile), haya vuelto a dejarnos sin habla? La respuesta es sencilla: haciendo uso siempre de una excepcional maestría y del cuidado por el detalle más exquisito.
Carlota se ha encargado de mostrar sus habilidades hípicas en el Grand Palais Éphémère, donde ha lucido la chaqueta-joya de tweed y botones embellecidos que ya había sido mostrada en las redes sociales de Chanel. "Este proyecto contribuye a hacer del desfile un momento de pura emoción estética, traduciendo la exclusividad y la búsqueda de la perfección de la alta costura", señala el comunicado de la marca. Su desfile no ha recurrido a grandes parafernalias estéticas, algo que está primando en los desfiles que hasta ahora hemos visto y que demuestran que la alta costura no necesita exagerar sus volteretas para conquistar.
Virginie Viard sigue renovando temporada tras temporada la fórmula de la casa y modernizando sus propuestas, que van madurando al tiempo que las generaciones más jóvenes lo hacen en un inteligente ejercicio con el que ganarse a quienes pronto serán los clientes de sus creaciones. Como hasta entonces no hay que perder de vista a la clientela de siempre, los clásicos iconos de Chanel, como las camelias y las lazadas negras, así como el tweed y la figura de bailarina, siguen estando presentes. El espíritu festivo de los felices años 20 ha inundado la colección, en la que hemos visto sensuales vestidos con aplicaciones y transparencias en los que las plumas se encargan de modernizar el acabado, fórmula que repite para dar un nuevo aire a los vestidos de tweed, que ahora son completamente diferentes al contar con mangas de plumas azuladas.
No nos cabe duda de que las propuestas pensadas para las más atrevidas, como las faldas de maxilazada delantera y de largo asimétrico combinadas con crop tops brillantes de manga larga, estarán presentes en las alfombras rojas de la mano de las celebridades más estilosas (ya nos imaginamos a Kristen Stewart con ese diseño), del mismo modo que los vestidos de escote halter de seda vuelven a renovarse gracias a cuellos y tops de acabado joya. Al igual que en el desfile de alta costura de Dior, hemos de señalar que los vestidos de fiesta con bolsillos son los más recurrentes en las propuestas 'couture' de las grandes marcas, una clara señal de que incluso la alta costura ahora está atenta al pulso de la sociedad, que cada vez se decanta más por la comodidad.
Las siluetas dejan atrás el minimalismo para tomarse alguna licencia volumétrica y juegan con transparencias estratégicas que alargan la figura. Las propuestas han sido bastante sobrias, pero la marca ha sabido cómo hacer que su desfile sea el más comentado gracias a ese cierre ecuestre en el que su embajadora ha vuelto a capturar a la perfección el ‘savoir faire’ de la mujer Chanel. ¿Será el debut de Carlota Casiraghi en la pasarela el comienzo de una nueva aventura como modelo?
Chanel ha vuelto a conseguir dejar a los asistentes a su último desfile boquiabiertos incluso cuando horas antes ya les había dado las claves de lo que sería el show. ¿Acaso hay algo más sobrecogedor que sorprenderse incluso cuando la sorpresa es anticipada? Cuando Carlota Casiraghi ha aparecido en la pasarela sobre un caballo, los invitados se han quedado anonadados, y no es de extrañar. Al fin y al cabo, ¿cómo es posible que una marca sea capaz de encontrarle siempre un nuevo giro a sus clásicos diseños de tweed? ¿Cómo consigue que la embajadora de la marca, a cuyo imaginario ecuestre ya nos invitó la maison de la mano de las imágenes tomadas por Xavier Veilhan (encargado también del set del desfile), haya vuelto a dejarnos sin habla? La respuesta es sencilla: haciendo uso siempre de una excepcional maestría y del cuidado por el detalle más exquisito.