La moda y la vida, imperios de lo efímero en la Semana de la Alta Costura de París

Cuando parecía que había una vuelta a la celebración de la pasarela, tras dos años de alta costura digital, la noticia de la muerte de Thierry Mugler se convertía en el tema más comentado.

Pero la vida sigue. La firma que abrió esta edición fue Schiaparelli. Del shocking pink ha pasado a unos celestiales blanco y negro enriquecidos con oro. Daniel Roseberry reflexionó en la nota entregada a los invitados sobre el impacto que ha tenido la pandemia en la creación de la colección: "Me pareció emocionante hacer algo más comedido. De repente, el color me parecía mal. También el volumen. Todos los trucos que los diseñadores de alta costura -¡incluido yo!- utilizan para crear la grandiosidad y la artesanía me parecían vacíos".

La colección estaba impregnada de geometría esférica en la que el componente surrealista quedaba en los complementos: unas baguettes doradas, un sombrero con forma de cerebro de Stephen Jones, un bolso que reproducía el rostro de la musa Maggie Maurer, el cual recordaba a las cabezas decapitadas de Gucci para el otoño-invierno 2018/2019.

Entre los asistentes llamó la atención el gran número de influencers y celebrities invitados que disfrutaron del espectáculo a través de sus teléfonos. Chiara Ferragni, los omnipresentes Kanye West y Julia Fox (su nueva pareja y dúo de estilismo) y Olivier Rousteing acudieron vestidos de la firma y permanecieron reconocibles sin sus máscaras.

Schiaparelli no fue la única casa que apostó por la combinación de blanco y negro. Esta tendencia cromática se ha repetido en Stéphane Rolland, en Valentino, en Chanel, en Viktor & Rolf y en Dior.

Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, afirmaba recientemente en una entrevista concedida a 'The Business of Fashion' que hay que respetar la herencia, pero al mismo tiempo hay que trasladar la marca al futuro. Hay que dialogar con las mujeres de hoy. En esta conversación que ella quiere establecer, el periodista Loïc Prigent identificó los trajes apropiados para el vestuario de divorcio.

En un escenario producido por el despacho de Alex de Betak, con la instalación de las obras de los artistas indios Madhvi y Manu Parekh, desfilaron piezas con una remarcable pureza de líneas. Algunos destacaron la calidad del trabajo de los talleres en los tejidos y en las medias bordadas con lágrimas de cristal mientras que la periodista Dana Tarabey remarcó la falta de fantasía en una colección que consideró aburrida.

La imagen viral del segundo día fue la de Carlota Casiraghi a caballo en la apertura del desfile de Chanel. Junto con el decorado de Xavier Veilhan eclipsaron la notable presencia de Sofia Coppola, la cantante Angèle y la actriz Margot Robbie. La excesiva repercusión en redes sociales de la monarca amazona fue motivo de broma y también de queja por relegar a un segundo plano el trabajo de los talleres de Metiers d’Arts.

Muchas de las asistentes, entre ellas la periodista Laure Guilbault, coincidieron en sus selecciones de modelos preferidos. El traje de dos piezas negro con el pantalón de flecos y el vestido crema con el corsé visible en tweed fueron los más capturados, junto con las sombras de ojos asimétricas ahumadas, efecto oso panda.

Tanto Dior como Chanel hicieron frente a las restricciones de aforo organizando dos pases de sus desfiles. Pudieron así recibir a sus invitados célebres en el photocall.

Otras firmas con menos recursos como Maison Rabih Kayrouz recurrieron a la difusión digital y una presentación en el showroom. Las periodistas Sophie Fontanel y Dana Tarabey tuvieron el privilegio de apreciar detalles excepcionales que definen estas creaciones como pliegues picados sobre los bolsillos y de probarse las coloridas piezas de su colección.

Uno de los desfiles que más expectación generaron entre los seguidores de la alta costura fue el de Jean Paul Gaultier. En esta ocasión fue creado por Glenn Martens, director creativo de Y/Project, invitado esta temporada a tomar las riendas de la firma como hizo en el precedente Chitose Abe de Sacai.

Todas las siluetas estaban encorsetadas, en algunas modelos se podían observar los cuerpos deformados, comprimidos, en una estética en línea con el trabajo de la artista Michaela Stark en la reciente colaboración con Gaultier y el fotógrafo Solve Sundsbo.

Los espectaculares y góticos diseños recogieron los códigos del 'enfant terrible': marineras, corsés, bondage, para hibridarse con el toque street y deconstruido que define a Martens en un grandioso trabajo con los talleres de alta costura. La nota de la colección recogía los nombres de cada una de las 'premières mains' y las patronistas.

Este reconocimiento a los equipos artífices del minucioso trabajo ha sido una constante ovación por parte de Pierpaolo Piccioli desde que llegó a Valentino.

Para la próxima temporada, el italiano da un giro a la concepción de la alta costura. En una mirada inclusiva hizo desfilar modelos hombres y mujeres con diferentes morfologías, razas, tallas y edades. Y a nadie pasó desapercibido la similitud del escote del primer pase con uno de Saint Laurent de Anthony Vaccarello.

Lena Mahfouf, youtuber y habitual en el front row en el último año, explicó a la salida del desfile que el código de vestimenta en negro integral resultó muy acertado. La presentación se desmarcó de la coloristas propuestas previas de Valentino con una gran representación de blanco, negro y metalizados.

En la misma gama cromática celebró Stéphane Rolland los 30 años de su musa Nieves Álvarez en las pasarelas. En este caso, los volúmenes se acercaron más a la sofisticación y grandiosidad de la alta costura y a las clásicas elecciones de la alfombra roja.

También Ronald van der Kemp mantuvo los códigos clásicos de la alta costura, en la que el diseñador introduce la variable de la sostenibilidad con materiales de desecho, viejos retales y trozos de tela de colecciones pasadas. Pat Cleveland, la modelo afroamericana de 71 años, ha sido la imagen de la colección, en una muestra más del progresivo abandono de los estereotipos.

Quizá el creador que ha enviado un mensaje de diversión y festividad más claro ha sido Alexandre Vauthier. Lentejuelas, minivestidos y transparencias pensadas para las fiestas nocturnas de este verano han contrastado con las colecciones más reposadas.

Viktor & Rolf concibieron la más desconcertante de las colecciones. Todas las modelos parecían encogidas de hombros gracias a unas hombreras y patrones sobredimensionados con una silueta emulando a Fétido Adams o el despertar del conde Nosferatu.

Místico, gótico, monástico, divino. Kim Jones ha presentado su colección de Fendi Couture inspirada en Roma en un entorno futurista. Vestidos con dibujos hecho a mano con la técnica del claroscuro, bordados reproduciendo el tallado de la piedra y volúmenes de la antigua y eterna Roma.

La Alta Costura ha demostrado ser más permeable a las inquietudes actuales cuestionándose a ella misma y abordando problemáticas como la diversidad, la inclusividad, la identidad y la concepción corporal.

Ante la fugacidad y la incertidumbre de la vida, más patente en los últimos tiempos, los diseñadores han respondido agitando las bases de la costura y simplificándola visualmente sin despojarla de su exquisitez.