Isabel Marant reinventa su bohemia con un toque futurista

La embajadora del boho francés ha hecho, una vez más, lo que mejor sabe: enamorar a sus clientas con prendas comerciales que se convertirán en bestsellers de sus tiendas. "Nunca soñé con ser una gran diseñadora, no me importa si no me conocen en todo el mundo", declaró Isabel Marant al periódico 'Wall Street Journal'. Digamos que lo que no soñó se ha hecho realidad y temporada tras temporada confirma que los esfuerzos que realiza la francesa desde su estudio de diseño disfrutando de hacer moda la han encumbrado como marca de culto.

El desfile ha empezado con una sucesión de looks beis que dejaban claro que íbamos a ver una Marant sin estridencias. La paleta no se ha movido demasiado, el tono antes mencionado, naranjas cítricos, calderas, cueros, negro (poco, pero ha habido), denim y alguna reversión de azules sobre todo en botas.

Pocos accesorios, algún maxibolso porque la intención era que todas las fans se fijaran en las botas mosqueteras que han acompañado todos los looks. Muy altas y con un detalle en la rodilla pespunteado contrastaban todos los looks con un color diferente evitando la monocromía.

Al ritmo de banda de rock, el punto, especialmente importante en esta presentación, iba cobrando vida a medida que desfilaban las modelos, desde la lana fina clásica (que convertía el jersey oversize en minivestido) hasta el relieve de la angora, evolucionando hasta unos 'peludos' que buscaban volumen.

El vestido ha sido la prenda protagonista y parece favorita de la diseñadora, aunque la prenda más novedosa ha sido un mono de piel versionado en dos tonos, uno lo ha lucido la omnipresente Bella Hadid. En cuanto a los primeros, los hemos visto de seda más vaporosos y también muy ceñidos al cuerpo con algunos cut-outs, pero sutiles, como todo lo que hace ella.

Nos ha parecido ver alguna referencia estética que buscaba vestir a los habitantes de un nuevo planeta, un toque militar, suave y reversionado, y prendas unisex que pasaban de la masculinidad del viaje a la noche de fiesta con prendas bordadas de paillettes del aterrizaje. El último look cerraba en una combinación estelar: un top de pedrería calado con pantalones de pana. El lujo relajado del futuro.

Sus seguidores son fans de esa estética relajada que primero enamoró a sus amigos y luego a la globalidad. La mayor demostración de fuerza fueron las colas frente a as tiendas de H&M en el año 2013 el día que se puso a la venta la colaboración entre la artista y la firma de 'fast fashion'. Colas desde las 4 de la madrugada en todas las capitales para comprar su producto.

Marant, como hemos dicho, empezó diseñando solo para sus amigos, pero después de trabajar junto a Christopher Lemaire, Marant decidió hacer de la moda su profesión, estableciéndose rápidamente como una marca fundamental de la semana de prêt-à-porter de París.

Su estética plagada de referencias a chicas rockeras, telas táctiles y la actitud parisina hacia la silueta: larga y delgada o descuidada y corta. La marca que cuenta con cerca de 40 boutiques de propiedad directa en todo el mundo es un caso único, ya que la diseñadora no era muy propensa a las expansiones y como reconoció al medio W “Cuando tienes demasiadas tiendas, todo es muy importante; si tienes una falla en alguna parte, todo se derrumba”. A ella aún no le ha pasado.