Rossy de Palma, protagonista del desfile español de Juana Martín en París

La Semana de la Alta Costura de París no podía despedirse de otra manera que con un cierre 100% ‘made in Spain’. La diseñadora Juana Martín se hacía hueco entre 29 firmas de altura y debutaba sobre la pasarela de la capital francesa, tras nueve ediciones presentando colecciones en la Ciudad de la Luz fuera del calendario oficial.

A pesar de la presencia de Kim Kardashian, Nicole Kidman en el show de Balenciaga o la reinvención de la esencia Rousteing ofrecida por Olivier, los volantes, bordados, lunares y brocados de la española se convertían en la guinda de pastel de tres intensos días de ‘haute couture’. La colección ‘Andalucía’ viaja a la tierra que vio nacer a la directora de la firma y recupera la esencia y las raíces de nuestra comunidad más internacional.

Como bien aseguraba Juana Martín en una entrevista para la agencia EFE, la propuesta no mostraba una Andalucía típica de souvenir, sino esa tierra pura con nombre, clase y sello propio, que tiene raíces y exporta moda. Por ello, los clásicos vestidos de flamenca se convertían en uno de los hilos conductores, aunque presentando originales giros.

Por ejemplo, encontrábamos diseños largos de tiro bajo donde las faldas se convertían en volantes con bolsillos, modelos blancos midi 100% compuestos por volantes con corsetería trasera de cierre de botones al estilo nupcial y lazo central delantero en negro a modo de contraste, vestidos largos de corte clásico con círculos de tul en diferentes alturas sobre encaje de pedrería e incluso modelos de cuello alto, elaborados en tejido de rayas semitransparente, protagonizados por mangas de volantes maxi, que emulan los pétalos de las rosas.

En un ámbito más vanguardista, contemplábamos una reinvención completa del vestido flamenco en un dos piezas compuesto por una blazer crop-top de hombreras marcadas y una falda de volantes con tiro alto de efecto fajín, bordado con pedrería que simulaba estampación étnica, o el rediseño de los volantes en unas maximangas plisadas de forma tubular.

Sin embargo, la diseñadora también afirmaba querer ir un paso más allá y utilizar las costumbres, tradiciones y folclores de su tierra para crear algo diferente que eleve el nivel propio que ya tiene. Con este objetivo utilizaba la artesanía cordobesa, especialmente la orfebrería, creada por Manuel Martín.

Por ello, los clásicos sombreros de ala ancha convertían su copa en auténticos decorados de casetas de ferias, se creaban máscaras y tocados con siluetas de farolillos y los flecos se ondulaban en estructuras trenzadas.

Además, Juana Martín también rendía homenaje al mundo de la cacería mediante múltiples modelos de piel negra rígidos con bordados florales en plata y estructuras añadidas de efecto armadura o estampados de piel de serpiente. Entre ellos veíamos minivestidos de tirantes con guantes largos al estilo Hollywood, modelos largos rectos con cuello baby maxi o diseños de falda asimétrica con cola.

Como bien dicen, “lo bueno se hace esperar”, y la actriz Rossy de Palma, gran amiga de la diseñadora, asumía el rol de modelo de cierre con un original diseño nupcial blanco: un vestido blazer largo suelto, estilo túnica, de manga corta con hombrera y guantes de cuero.

A pesar de haber confesado en su entrevista con EFE antes de viajar a París que tenía mucho respeto por desfilar en la Semana de la Alta Costura, la andaluza ha vuelto a hacer historia de manera exitosa al igual que en 2005 consiguió ser la primera mujer andaluza y gitana en desfilar sobre la pasarela Cibeles de Madrid.