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¿Sigue siendo una buena idea invertir en un capazo?
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MODAS ETERNAS

¿Sigue siendo una buena idea invertir en un capazo?

Tratamos de despejar tus dudas recomendándote dónde comprar los modelos más bonitos

Foto: Cesta Collective. (Cortesía)
Cesta Collective. (Cortesía)

En el arranque de la primavera, cuando las pasarelas ya habían dictado sentencia, fueron los bolsos con forma de cilindro o de cubo los que se predestinaron a reinar durante la temporada. Y así lo estuvieron haciendo junto con coloridas limosneras de abalorios –otro de los grandes hits de los últimos meses– que pasaron a estar por todas partes. Sin embargo, desde el momento en el que el termómetro empezó a alcanzar cifras más altas y cambiamos de estación, estas tendencias que parecían consolidadas quedaron en el olvido. No desaparecieron, pero sí que pasaron de la noche a la mañana a ocupar un segundo plano para abrir paso a un clásico de cada verano como es el capazo.

placeholder Jane Birkin. (Getty)
Jane Birkin. (Getty)

Algo tiene este diseño que, pase el tiempo que pase, siempre sabe abrirse camino. Es como si, de repente, cualquier moda quedara arrinconada por unas semanas en pos del que es uno de los complementos más populares del mundo de la moda. Y es que mucho se habla del 2.55 de Chanel, del Amazona de Loewe, del Lady Dior de Dior o del Birkin de Hermès como diseños icónicos, pero la realidad es que es el diseño que dio nombre a este último el que podría catalogarse como el verdadero 'must' para las fashionistas. Cuenta la leyenda popular que fue en 1981 cuando a Jean-Louis Damas, presidente de Hermès, se le ocurrió crear su modelo más célebre tras coincidir en un vuelo desde París hasta Londres con la actriz y cantante Jane Birkin, y ver que esta viajaba con una cesta de mimbre porque se quejaba de la inexistencia de un bolso lo suficientemente amplio como para poder llevar encima todo lo necesario. Era su accesorio fetiche incluso en invierno, el cual convirtió en todo un símbolo de su estilo por lo mucho y bien que nos enseñó a sacarle partido, ya fuera con unos vaqueros o con un minivestido. Al fin y al cabo, no se nos había ocurrido hasta entonces sacar del entorno rural al capazo para convertirlo en el 'it bag' por excelencia y no pudo ser mejor idea.

Símbolo del allure francés

A la pregunta de '¿sigue siendo una buena idea invertir en un capazo?' que da título a este artículo, la respuesta llegados a este punto está muy clara: rotundamente sí. Tal y como demostró Birkin, la canasta funciona lo mismo con piezas más formales que con otras más desenfadadas, o lo que es lo mismo, es capaz de acompañarnos con la misma gracia a la piscina que a la oficina. La comodidad y practicidad que ofrece es innegable, como lo es su frescura y, sobre todo, su encanto natural. Parte de este proviene de su esencia relajada, la que transmite esa impresión de haber sido traído como souvenir de una boutique en Saint-Tropez cuando la realidad es que ha sido producido en masa por alguna firma que todos tenemos a tiro de piedra vía internet.

Afortunadamente, no todos los capazos que se encuentran son artículos ensamblados en fábricas, sino que esa artesanía tan propia aún está presente gracias a determinados sellos como Bembien, Lilian Urquieta o Mercules que procuran que así sea al trabajar con rafia, piel, hoja de palma o mimbre añadiendo diferentes formas y texturas. Los hay también como Bangs Vintage, que recrea de manera canónica la pieza que tanto acompañó a Jane Birkin con tapa y lazo incluido; otros como Lada o Lafloïd ofrecen siluetas de siempre pero permiten personalizarlos con iniciales; y luego hay firmas como Cesta Collective o Heimat Atlantica cuyo punto de partida es el mismo pero el resultado es distinto.

La primera de estas últimas tiene, además de un propósito estético, como es el de reinventar por completo el bolso de rafia –por el cual ha sido premiado con los prestigiosos CFDA en 2019 y venden en las principales plataformas de lujo–, una misión enfocada en una cadena de suministro significativa con integridad. Sus cestas están tejidas a mano por mujeres artesanas en Ruanda utilizando recursos renovables de origen local y acabadas a mano en Italia con materiales sostenibles. La segunda, por su parte, es una marca que nace en París en 2016 de la mano de Montserrat Álvarez con el objetivo de preservar el savoir-faire de la costa atlántica. Lo hace combinando artesanía tradicional con técnicas industriales contemporáneas hasta llegar a las coloridas cestas hechas a mano en Portugal que se adornan con talismanes de porcelana de Sargadelos (Galicia) o con conchas recogidas en la playa por las artesanas de la región conocidas como colareiras. Ambas casas cuentan con la aprobación de las prescriptoras de moda porque han sabido encontrar la fórmula para mantener un legado al que no estamos dispuestas a renunciar.

En el arranque de la primavera, cuando las pasarelas ya habían dictado sentencia, fueron los bolsos con forma de cilindro o de cubo los que se predestinaron a reinar durante la temporada. Y así lo estuvieron haciendo junto con coloridas limosneras de abalorios –otro de los grandes hits de los últimos meses– que pasaron a estar por todas partes. Sin embargo, desde el momento en el que el termómetro empezó a alcanzar cifras más altas y cambiamos de estación, estas tendencias que parecían consolidadas quedaron en el olvido. No desaparecieron, pero sí que pasaron de la noche a la mañana a ocupar un segundo plano para abrir paso a un clásico de cada verano como es el capazo.

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