¿Por qué una amante de la moda no puede perderse la Fashion Week de Copenhague?

Al fin ha llegado uno de los grandes momentos ‘fashion’ del verano. A partir de hoy, podremos volver a disfrutar de las fotografías más aesthetic protagonizadas por estilismos llenos de color y volumen sobre edificios de ladrillo o paisajes industriales, porque arranca la Semana de la Moda de Copenhague. El evento, que tendrá lugar entre el 9 y el 12 de agosto, se ha convertido en estos últimos años en un imprescindible para las grandes amantes del mundo de la moda.

A pesar de contar con firmas desconocidas y eventos más discretos, la Fashion Week de Copenhague es puntera en cuanto a generación de tendencias y diseño de vanguardia. Además, el carácter disruptivo de sus propuestas y su posicionamiento alejado del calendario habitual del resto de semanas de la moda la establece como punto de interés principal en una época de descanso para la industria, a la que acuden cada vez más influencers, estilistas y periodistas de todas partes del mundo. Sin lugar a dudas, la capital del país danés cuenta con factores únicos para ser una fecha señalada en el calendario de cualquier ‘insider’.

El street-style como protagonista

Sin desmerecer lo ‘chic’ de las francesas, lo contemporáneo de las neoyorkinas o la elegancia de las italianas, las escandinavas son las mayores expertas en la construcción de looks, que a priori parecen imposibles de lucir en el día a día, pero que acaban derivando inesperadamente en las prendas imprescindibles de la temporada. Este hecho ha hecho del street-style danés no solo el gran protagonista de su Semana de la Moda, más incluso que los propios desfiles, sino también en un método de inspiración para los rostros más relevantes de la industria.

El estilo se encuentra marcado por prendas básicas o de líneas simples y minimalistas con siluetas oversize y rendidas al uso del color, especialmente las tonalidades vivas y pastel. Así lo plasman en las redes sociales el escuadrón conformado por las influencers y estilistas Pernille Teisbaek, Jeanette Madsen y Emili Sindlev, las más seguidas del país.

La primera de ellas conseguía obtener la foto más viral de la pasada edición, gracias a la construcción de un look protagonizado por unos pantalones cargo acolchados de pierna acampanada en color rosa pastel de la firma Rains, que fueron reinterpretados posteriormente por numerosas firmas low-cost.

Jeanette Madsen también se adelantó a la vuelta de las prendas acordonadas y el marrón, como color de la temporada, con un impresionante total-look de chaqueta oversize y pantalón de tiro alto recto.

Por último, Emili Sindlev volvía a demostrar la capacidad de anticipación de las tendencias de las ‘insiders’ danesas con un estilismo conformado por una biker torera de hombrera exagerada, que posteriormente rescataría Demna Gavsalia para la colección de primavera 2023 de Balenciaga.

Firmas con vistas al futuro

Otra de las claves principales de la Semana de la Moda Copenhague es haber conseguido reconvertir sus aparentemente mayores debilidades en sus grandes fortalezas. Aunque el evento no cuenta con la presencia de las casas de moda más reconocidas a nivel internacional y sus firmas más longevas tengan poco más de dos décadas de historia, lo reciente de estas hace que sus valores y métodos de producción se vinculen de manera más natural con los ideales de la población joven y les garantice un mayor recorrido de futuro.

Todas las marcas ofrecen no solo diseños más vanguardistas y precios mucho más asequibles para la mayoría de la población, sino que también garantizan un compromiso medioambiental. “Necesitamos un compromiso más fuerte para combatir la crisis climática. La acción actual de la industria de la moda se ve contrarrestada por sus enormes volúmenes de producción y, como resultado, el impacto climático continúa aumentando”, explican desde la organización.

Slow-fashion y sostenibilidad

Por ello, en esta temporada 2022 cada colección debe contar con una línea que dé cabida a la sostenibilidad. Algunos diseñadores ya han explicado cómo lograrán hacerlo y sus ideas son las pruebas palpables del potencial de este evento y de su influencia dentro de la industria a nivel global.

En el terreno de las infraestructuras, Berner Khül comenta: “En el backstage, usamos los estantes permanentes de nuestro estudio, que se compraron usados, y usamos perchas hechas de biomasa”. Mientras que Iso Poetismo expone: “La construcción de instalaciones y escenarios siempre comienza preguntando qué podemos reciclar y usar de lo que ya está en nuestro estudio”, ahorrando así un porcentaje de contaminación en la producción.

Un factor que se traslada también a las prendas con campañas a favor del slow-fashion, movimiento de consumo responsable de moda. Por ejemplo la firma Gestuz dice: “Nos enfocamos en materiales de calidad y piezas atemporales, para que puedan ser un favorito de vestuario durante muchas temporadas. Hemos incrementado nuestras pruebas de desgaste para garantizar el ajuste correcto y este año estamos lanzando nuestra propia plataforma de reventa. Nuestro deseo es facilitar a nuestros clientes la prolongación de la vida útil de nuestras piezas, vendiendo o comprando de forma sencilla”. Gesto que en principio parece ir en contra de la propia marca al disminuir con estas decisiones sus niveles de venta.

Además, utilizan sus redes sociales para expandir este tipo de iniciativas y la repercusión del evento y sus colecciones. “En Facebook, TikTok o Instagram, dedicamos un día completo de cada semana para comunicar nuestro viaje de responsabilidad. Hablamos de temas como las telas que usamos o historias sobre la producción y los proveedores”, comentan desde la firma Munthe.

Por último, se vinculan a las nuevas generaciones mediante la reivindicación y el mensaje social a través de la moda con la incorporación de movimientos como el 'body-positive' y el 'black lives matter'. Samsøe Samsøe explica en su cuenta: “Al seleccionar talentos, somos muy conscientes del impacto y la responsabilidad que tenemos al tener una gran audiencia. Para nosotros es importante que los empleados, el talento y los equipos creativos, junto con nuestra audiencia, se vean representados en la marca. Es importante exhibir la colección en varios tipos de cuerpos, tamaños, identidades y personalidades”.

Observando su evolución, los expertos consideran la Semana de la moda de Copenhague podría llegar a ampliar el big four, conformado por París, Milán, Nueva York y Londres, y establecerse como un lugar de parada obligatoria para los rostros y firmas más punteras de la industria de la moda.