Las Hadid, Irina Shayk y Paris Hilton lideran la oda feminista de Versace

Bajo la creencia de que las casualidades no existen, la naturaleza regaló a uno de los países mediterráneos una geografía con forma de bota, un signo que marcó para siempre su destino. Italia es una de las principales cunas de la industria de la moda y así lo viene demostrando su fashion week desde hace escasas 48 horas. Milán se convertirá durante estos días en el foco mundial de las tendencias y las celebrities gracias a hechos históricos como la creación de ropa hinchable frente a la atenta mirada de Heidi Klum o Chiara Ferragni.

Sin embargo, más allá de la vanguardia y el rupturismo de los jóvenes creativos, si por algo es reconocida esta nación es por haber dado vida a algunas de las casas de moda más longevas e icónicas de la humanidad. Es el caso de Versace, fundada en el año 1978 por Gianni Versace y liderada en la actualidad por su hermana Donatella, la cual se ha alzado con el título de protagonista de la tercera jornada de desfiles; con perdón de Alessandro Michele y su amado Gucci.

La directora creativa de la firma italiana lleva un par de meses avisándonos de cuál sería el alma mater de su colección primavera-verano 2023 y al fin hemos podido darnos cuenta. A través de una publicación de Instagram manifestó su significado personal de la Medusa, icono por antonomasia de la marca. “Medusa ha llegado a representar el empoderamiento femenino. ¡La amo!”, decía. Este hecho, unido al uso del color morado, reflejo de la lucha feminista, para las campañas de publicidad del show han evidenciado la intención de la propuesta: una oda a la mujer.

Bajo una música celestial tocada al piano, Gigi Hadid iniciaba este viaje con un llamativo y ceñido diseño negro de largo midi con capucha y efecto ‘cut-out’, al cual precedían modelos similares.

Una imagen tétrica, que unos segundos después podíamos descubrir, representa la figura de las viudas y la represión histórica sufrida por la mujer debido a la educación eclesiástica. Un significado extraído mediante una caminata que ha evolucionado de unas vitrinas eclesiásticas a la salida de un habitáculo que representaba los hogares, ubicación a la que hasta entonces quedaban relegadas.

Posteriormente llegaba el destape, aludiendo a uno de los hechos históricos más relevantes para la marca: su apuesta por el cuero a inicios de los años 90. Conjuntos dos piezas de minifalda y bikers con flecos eran vistos sobre supermodelos como Emily Ratajkowski.

Aunque Irina Shayk era la encargada de cerrar este bloque con un diseño largo satinado de marcado escote cascada que parecía dejar claro que la libertad no tenía vuelta atrás.

Con las cadenas prácticamente quebrantadas, Versace sacaba a la luz su ADN a través de esa extraña simbiosis entre lo glamuroso y lo decadente, creada a través de piezas gamberras que evocaban una esencia de ‘grunge’ crepuscular. El morado invadía la pasarela representado sobre vestidos largos de estampación floral, colocados sobre pantalones de pinzas, y rematados con pañuelos a modo choker. Un absoluto adiós a las normas establecidas.

Para finalizar esta oda tan reivindicativa, las novias más clásicas han visto cómo sus diseños nupciales se reconvertían en picardías lenceros, elaborados en encaje y tejidos satinados, evocando la famosa frase que Gianni Versace dedicó a Giorgio Armani en una de sus conversaciones en la Plaza de España, ubicada en Roma: “Tú vistes a mujeres elegantes y sofisticadas, yo visto a zorras”.

Además, Donatella Versace ha conseguido volver a sorprender a sus asistentes pasando su front-row a la pasarela y cerrando el show con una estrella internacional. Paris Hilton ha sido la encargada de poner la guinda del pastel al pasear, de manera muy animada, con un minivestido noventero de tirantes, elaborado en glitter rosa.