Anya Taylor-Joy resume las tres tendencias de la temporada en vestidos negros

Estamos de acuerdo en que un vestido negro es un básico de cualquier armario, pero eso no quiere decir que no esté sujeto a las tendencias. Por supuesto que existen versiones atemporales capaces de funcionar igual de bien al margen de lo que diga el calendario. Sin embargo, cada temporada surgen fórmulas diferentes con las que sumarse a los caprichos de la industria de la moda. Este otoño, por ejemplo, hay tres corrientes claras en este sentido y las tres las ha lucido en menos de 24 horas Anya Taylor-Joy.

La actriz acaba de presentar la película 'The Menu', una cinta en la que comparte protagonismo con Ralph Fiennes y que cuenta la historia de la impactante sorpresa con la que se encuentra una pareja de jóvenes al viajar hasta una isla para disfrutar de un menú de lujo cocinado por un exclusivo chef. Y gracias a este particular tour de promoción en el que está inmersa la intérprete, estamos pudiendo fichar las interesantes propuestas que atesora su armario.

La primera de las adaptaciones del vestido negro que ha lucido Anya Taylor-Joy ha sido todo un clásico. Un diseño lencero canónico: largo, liso, satinado, con escote cuadrado, fluido y tirantes espagueti. La pieza minimalista más sensual que triunfó en los 90 y que, aunque nunca llegó a irse, vive ahora un segundo momento de esplendor dentro y fuera de las alfombras rojas.

A la joven que conocimos por su papel en la exitosa miniserie 'Gambito de dama' se lo hemos visto lucido de la manera más sencilla posible, con unas finas sandalias negras de tacón, con su melena recogida únicamente en la parte superior, sin ningún tipo de accesorio y tan solo acompañado de un abrigo sobre los hombros para resguardarse del frío a su salida del recinto en el que tuvo lugar el encuentro con la prensa para hablar de su último estreno en Nueva York.

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Mucho más grandilocuente ha sido su aparición en la première de la cinta en la Gran Manzana apenas unas horas después. Para esta ocasión, Taylor-Joy se ha enfundado un minivestido de Dior floreado de encaje con falda tulipán y escote palabra de honor, que es toda una revisión del clásico little black dress y que lleva a juego unos guantes de ópera con el mismo dibujo de la rejilla en los brazos y tienen la parte de las manos confeccionada en piel. Un look firmado por el estilista Ryan Hastings que ha coronado con una altísima coleta bien pulida con pasador incluido y labios en clave dark.

Y, como no hay dos sin tres, la última de las apariciones de Anya Taylor-Joy de nuevo ha tenido un vestido negro como protagonista. Mucho más atrevido, la prenda que ha escogido la estrella de 26 años ha ido en la línea de las que más estamos viendo –y lo que queda, si tenemos en cuenta que se acercan unas fechas repletas de eventos festivos– en las últimas semanas. Una pieza que juega a ser una segunda piel porque llega hasta los pies, es de manga larga, tiene la parte del cuello cerrada y, aunque es completamente transparente, cuenta con aplicaciones brillantes para darle ese toque que le ha hecho tan irresistible para las alfombras rojas. Un naked dress entendido de una manera más fantasiosa que hasta las firmas low cost se han animado a declinar en este último tramo del 2022 con vistas a encarar con éxito las Navidades.

La decisión de Anya Taylor-Joy para lucirlo ha sido llevar debajo un conjunto de ropa interior mínimo en color negro y provocar un efecto alargador con su cabello rubio sujeto en un llamativo moño en la parte superior de la cabeza. Una acertada manera de equilibrar sensualidad y glamour con maestría.