Por qué el de Carey Mulligan es uno de los armarios más interesantes de Hollywood

Hay estrellas de Hollywood que brillan en todo lo alto del firmamento sin discusión porque a su trabajo se une una altísima dosis de carisma y seguimiento mediático. En cambio, como ocurre en el sistema solar, hay una larga lista de astros que no lucen tanto porque su impacto mediático es menor. Su carrera habla por ellas, como ocurre con Carey Mulligan.

La actriz londinense, a sus 38 años, acumula dos nominaciones a los Oscar y la lista de actrices y actores con los que ha compartido rodaje es difícilmente superable: debutó en el cine como la hermana de Keira Nightley en ‘Orgullo y prejuicio’, acompañó a Ryan Gosling en esa película de culto que es ‘Drive’, repitió como hermana, pero de Michael Fassbender, en ‘Shame’ y formó parte del elenco importante de ‘El gran Gatsby’, cinta protagonizada por Leonardo DiCaprio. También sabe lo que es trabajar con Christian Bale, Johnny Depp, Michael Douglas o Ralph Fiennes, y a ello hay que sumarle trabajos como protagonista en películas tan aplaudidas como ‘Una joven prometedora’ y éxitos en las mejores carteleras de teatro del mundo —Broadway y el West End de su Londres natal— con la obra ‘The seagull’, de Chéjov.

‘Al descubierto’, que Mulligan protagoniza junto a Zoe Kazan, está dirigida por la alemana Maria Schrader, producida por Brad Pitt, entre otros, y es una adaptación del libro ‘She said’, que recoge la investigación de acoso sexual que acabó con el productor de cine Harvey Weinstein en prisión.

Una estrella discreta

El bagaje profesional de Carey Mulligan y su vida personal no van de la mano con su nivel de popularidad más allá de los países anglosajones.

Y mira que su vida acompaña. No todas las actrices pueden decir que acudieron como invitadas a la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry en el castillo de Windsor. Ella lo hizo junto a su marido, Marcus Mumford —vocalista y música de la famosa banda de folk Mumford & Sons—, ataviada con un elegante vestido de Erdem decorado con un delicado estampado floral.

Esto ocurrió en el año 2018, seis después de su boda con el músico —ambos son padres de dos niñas—, una ceremonia en la que estuvieron Colin Firth, Adele –que aquel día cantó–, Sienna Miller o Jake Gyllenhaal, celestino de la pareja formada por Carey Mulligan y Marcus Mumford. Aquel día, por cierto, la actriz apostó por Prada tanto para su vestido como para el de sus damas de honor. La firma italiana fue la misma que la vistió en la gala de los Oscar a la que acudió como nominada por primera vez, allá por el año 2010.

Esta temporada de galas nos está dando grandes looks que merecen mención especial:

Carey Mulligan nos está dando una temporada con grandes alfombras rojas. Este vestido de Schiaparelli es un must de cualquier armario. Gracias, 'Maestro'.

Carey Mulligan mantuvo la línea de sobriedad y elegancia que está marcando sus últimas apariciones. De negro, con un vestido de Giorgio Armani fabricado en terciopelo con escote dramático, volvió a protagonizar una puesta en escena impecable.

Ha repetido la fórmula de estilo que puso en práctica en los Globos de Oro y hace unos días recicló un traje bicolor de los archivos de Schiaparelli, y en el baile del Gobernador, un vestido de silueta recta en blanco y negro de Céline con detalle de adorno 3D en el escote.

Que la posición de en la escala mediática dentro del firmamento de Hollywood no se corresponda con su prestigio profesional tiene seguramente mucho que ver con su vida discreta. Y es que pese a tener un marido y amigos populares como hemos visto, apenas aparece en eventos públicos.

Cuando lo hace, eso sí, es a lo grande, apostando por looks de alfombra roja canónicos. Fue el caso, por ejemplo, del vestido fucsia con corsé y caña de Valentino que llevó en la gala del Met del año 2021; el diseño naranja, también de maison italiana, que llevó en los Oscar del mismo año; y la obra de arte de orfebrería que lució en la última gala del Met, un vestido negro Schiaparelli hecho a medida para ella con lentejuelas y cristales dorados aplicados a la pieza durante miles de horas de trabajo de bordado a mano.

Su armario es de lo más interesante, y eso que fuera de este tipo de eventos marcados en rojo en el calendario el estilo de Carey Mulligan se relaja, como es lógico. Americanas amplias, chaquetas de cuero rectas o pantalones holgados son sus imprescindibles. Un estilo effortless que funciona de maravilla y en el que predominan los colores neutros y oscuros, especialmente el negro, otra diferencia con la paleta de colores que maneja en las alfombras rojas, donde tiene un registro mucho más amplio.

La hemos visto llevar prendas y accesorios firmadas por marcas como Celine —incluidas sus gafas de sol Triomphe—, Gabriela Hearst y, cómo no, Prada, marca que acompaña a Carey Mulligan desde que se dio a conocer, hace más de una década.