El elemento clave que cambiaría la moda un 21 de enero une a dos famosos diseñadores

Seguro que muchas veces has comentado la cantidad y diversidad de días internacionales que existen. Desde el Día Mundial del Niño (20 de noviembre) o el de los Derechos Humanos (10 de diciembre) a otros más originales como el Día Internacional de la Croqueta o el Día Internacional de The Beatles (ambos el 16 de enero), nuestro calendario está plagado de citas que tiñen de algún color los edificios con ánimo de concienciarnos sobre alguna cuestión o nos animan a un consumo más o menos responsable.

Entre ellos, quizás uno de los más conocidos sea el Día del Libro, promovido por la Unesco, y que todo el mundo sabe que, desde 1988, se celebra el 23 de abril, coincidiendo con el fallecimiento de Miguel de Cervantes, Garcilaso de la Vega y William Shakespeare. Eso sí, si tenemos que ser fieles a la verdad, Cervantes murió un 22, aunque fue enterrado al día siguiente, y el autor de ‘Romeo y Julieta’ se despidió de este mundo un 23 de abril del calendario juliano, que realmente era el 3 de mayo del calendario gregoriano, por el que nos regimos actualmente.

Tal coincidencia de fechas resultó lo suficientemente significativa para que la Unesco la considerara para celebrar el día más importante de las letras mundiales, reivindicando así el valor que estas aportan a la cultura mundial.

Ahora que la moda está ya en los museos, como hemos podido comprobar en la exposición de Sybilla o Chanel en Madrid, cabría preguntarse si no deberíamos celebrar también la moda a nivel mundial. Considerando que esta es, además, una de las industrias más relevantes del mundo y que la ropa ha ayudado incluso hasta liberar a una sociedad, ¿no necesitamos un Día Internacional de la Moda? Siguiendo con esta peregrina idea, la siguiente pregunta sería, por tanto, qué día deberíamos celebrar. La repuesta, si me lo permiten, resulta muy clara: el 21 de enero.

TE PUEDE INTERESAR

Moda y pintura se unen en el Thyssen bajo los trazos de Chanel y Picasso

Cris Castany

Para muchas personas esta puede ser una fecha sin ningún tipo de significado, más allá de conmemorarse la muerte en la guillotina de Luis XVI (1793) o el día en que se patentó la Coca-Cola (1893), pero para los que amamos la moda, el 21 de enero es un número en el calendario que hay que tener muy en cuenta, ya que, aunque para mucha gente pase desapercibido y viva sin saberlo, ese día nacieron los dos mayores creadores del siglo XX.

En un pueblo de Getaria, el 21 de enero de 1895, nacía Cristóbal Balenciaga en una humilde y católica familia con un padre pescador y una madre costurera, gracias a la cual alcanzaría la gloria mundial. Diez años después, un 21 de enero, en una bonita casa de Granville, al norte de Francia, propiedad de una familia burguesa de provincias, llegaba a este mundo Christian Dior, el hombre que en 1947 revolucionaría la moda con la presentación del New Look.

La vida quiso premiarnos con esta coincidencia que diferenció en diez años exactos la venida al mundo de estos dos creadores, si bien es cierto que fue Balenciaga quien primero triunfó, tanto en España como en Francia, aunque Dior arrasó con su firma homónima tras las II Guerra Mundial.

Pero no fue la única coincidencia que les acompañó. Ambos solo compartieron éxito durante una década, la misma edad que les separaba. Dior se dio a conocer en 1947 y diez años después fallecía, encumbrado junto con Balenciaga como los dos creadores más importantes de la capital parisina. Los dos, además, se hicieron famosos con 42 años: el francés gracias al New Look y el español por su línea Infanta, homenaje a las pinturas de Velázquez, colección con la que se presentó en la capital francesa.

TE PUEDE INTERESAR

Cristóbal o sentir la moda a través del arte

Eloy Martínez de la Pera

Además, ellos eran los únicos que tenían el privilegio de poder retirar una tela del mercado. En una industria donde el tejido era (y sigue siendo) una pieza clave en la construcción de sus productos, tanto Balenciaga como Dior podían 'secuestrar' un tejido durante dos años, mientras que el resto de creadores compartían lo que dejaban los grandes 'couturières'.

El inesperado fallecimiento de Dior dejó la casa sin cabeza, accediendo Yves Saint Laurent a la dirección creativa. A Balenciaga le pasó algo parecido: él cerró su casa, sin ningún seguidor al frente, desviando su clientela a Hubert de Givenchy, que pasarían, como fue el caso de Saint Laurent, a ser un creador clave también del siglo XX.

Y, por poner fin a estas coincidencias, ambos se admiraban, lo mismo que disfrutaban, de una vida relativamente alejada de los focos, no como otros diseñadores de la talla de Jacques Fath o Coco Chanel, más acostumbrados a las páginas de sociedad o las polémicas. Eran dos tipos 'grises' que hicieron historia bajo el signo de Acuario.