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¿Favorece o entorpece a una firma el que una política apueste por ella?
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POLÍTICA Y MODA: ANÁLISIS

¿Favorece o entorpece a una firma el que una política apueste por ella?

Analizamos las consecuencias que tiene para una marca de moda su vinculación con una figura política

Foto: Isabel Díaz Ayuso, vestida de Victoria Colección. (Cordon Press)
Isabel Díaz Ayuso, vestida de Victoria Colección. (Cordon Press)

La catalogación por vestimenta ha sido un clásico en la historia política española. Cuando en el año 2010 el líder sindical de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, fue fotografiado en diversas manifestaciones ataviado con una bufanda de Burberry, su look fue criticado con la misma dureza con la que lo fue María Dolores de Cospedal al asistir a un mitin con un pañuelo palestino en tonalidades violáceas. Tras la polémica, ella se esforzó en asegurar que su pañuelo carecía, por cierto, de cualquier mensaje político. En la incesante necesidad de construcción de la identidad personal, ¿definen las marcas que llevan los personajes políticos o sociales su propia autodefinición? Cuando un personaje político lleva sucesivamente la misma marca, ¿termina esta por asociarse irremediablemente a una postura política?

placeholder Isabel Díaz Ayuso y el alcalde Jose Luis Martínez-Almeida. (Cordon Press)
Isabel Díaz Ayuso y el alcalde Jose Luis Martínez-Almeida. (Cordon Press)

Isabel Díaz Ayuso ha encontrado en la marca de Vicky Martín Berrocal, Victoria Colección, su mejor aliada de estilo, y su repetida apuesta por la firma es la responsable de que haya sido vinculada de forma casi inmediata a la derecha española. Ayer noche, en la entrega de los premios taurinos a los que también acudió Victoria Federica demostró su fidelidad a la marca de nuevo. El que haya sido a su vez la elegida por influencers como Marta Lozano y el que personalidades como Eugenia Osborne y Tamara Falcó sean algunas de las que siguen a la firma no ha hecho más que situar a Victoria Colección en un espectro concreto.

“Está en el orden de la oportunidad y del oportunismo. Los tiempos para la moda son muy difíciles y cualquier marca busca cualquier pretexto para ocupar durante un rato los medios. Forma parte de la cultura de nuestro tiempo, en el que las estrategias serias están en el congelador, porque lo que vale es el éxito inmediato, que hablen de ti cuanto antes, a ser posible, con un pequeño escándalo que lo convierta en producto televisivo”, explica el sociólogo, periodista y crítico de moda Pedro Mansilla.

placeholder Boceto de Vicky Martín Berrocal.
Boceto de Vicky Martín Berrocal.

“Me parece que Vicky Martín Berrocal no anda lejos políticamente del espectro que representa Isabel Díaz Ayuso, por lo que se juntan dos casualidades que les vienen bien a ambas, sobre todo a Vicky, que ha dado muchas vueltas y que cuando comenzó a hacer moda era vista por la parte más seria del sector con cierta preocupación, porque era la época en la que las famosas hacían colecciones burbuja. Con el tiempo ha demostrado que es una profesional. Estamos en un momento tan delicado, especialmente para la moda española, que me parece legítimo que todas esas pequeñas y medianas marcas, si pueden aprovecharse de un acontecimiento o de respaldo social, lo hagan. Más delicado sería si esa no fuera su opción política, pero aquí llueve sobre mojado. Es una profesional de la moda a la que le viene bien que una mujer que vive sus días políticos de gloria lleve sus diseños. ¿Cómo te vas a negar a que un personaje político con el que coincides en el ideario te eche una mano?”, se pregunta Mansilla.

placeholder Isabel Díaz Ayuso. (LP)
Isabel Díaz Ayuso. (LP)

Andrea Levy se ha convertido en la mejor embajadora de la moda de Ágatha Ruiz de la Prada. La política acude regularmente a la Semana de la Moda madrileña por motivos laborales y por la amistad que mantiene con algunos diseñadores, entre los que, por supuesto, destaca Ágatha. El que a sus desfiles no falten nombres como los de Eugenia Osborne también hace que la firma se vincule con una vertiente política concreta.

placeholder Ágatha Ruiz de la Prada, José Creuheras y Matías Prats. (EFE)
Ágatha Ruiz de la Prada, José Creuheras y Matías Prats. (EFE)

Ágatha Ruiz de la Prada caía bien tanto a los de izquierdas como a los de derechas a causa de su papel en la Movida, pero se ha ido hacia la derecha de forma descarada. Ha salido ganando, porque aunque a la izquierda le pareciera inmoral su coqueteo con la bandera, se ha visto compensada por los que alabaron el gesto”, señala Mansilla.

“De alguna manera se retroalimenta, aunque eso no quiere decir que no haya excepciones, como fue el caso de la vinculación de Jesús del Pozo con Ana Belén. El que fuera el diseñador de una mujer tan marcadamente política en la Transición probablemente le produjo una corriente de simpatía en la izquierda que luego, cuando giró y se hizo amigo de Esperanza Aguirre, supongo que hizo que se encontrara con un sector integrista que no le perdonó. Sin embargo, muchos se fijaron en él de repente gracias a esa amistad. Al final, la política se cobra su precio, pero se cobra su precio insignificativamente porque, a diferencia de otros países, en España el consumo de moda o la pasión deliberadamente confesada de la moda sigue siendo un género de derechas”, concluye Pedro Mansilla. En cualquier caso, piensa que "por el tipo de producto que hace, el personaje público que es y las amistades que tiene", Victoria Colección no tiene, de todos modos, “muchos consumidores en la izquierda”.

placeholder Ana Belén, vestida de Jesús del Pozo. (EFE)
Ana Belén, vestida de Jesús del Pozo. (EFE)

“El problema está en que la gente piensa que vestir bien es de derechas, y es un concepto erróneo. Se vincula una postura política con tener dinero, y el tener dinero con el poder comprar ropa cara, que se asocia a vestir bien, y no es así. Los políticos de izquierdas creen que no pueden vestir bien porque es algo frívolo y vinculado a la derecha, pero no es así: la moda es comunicación y poder", explicaba Marta Pontnou, asesora de imagen de Pere Aragonès, a Vanitatis.

Al escuchar a Mansilla y a Pontnou, parece que realmente sí hay una estética vinculada a la izquierda y otra asociada a la derecha, por lo que el que un personaje político apueste por una marca no hace más que reforzar las apariencias. Al fin y al cabo, sería tan llamativo ver a Carmen Lomana con un polo de 198 como a Irene Montero con un pañuelo de Ayusoshop.

La catalogación por vestimenta ha sido un clásico en la historia política española. Cuando en el año 2010 el líder sindical de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, fue fotografiado en diversas manifestaciones ataviado con una bufanda de Burberry, su look fue criticado con la misma dureza con la que lo fue María Dolores de Cospedal al asistir a un mitin con un pañuelo palestino en tonalidades violáceas. Tras la polémica, ella se esforzó en asegurar que su pañuelo carecía, por cierto, de cualquier mensaje político. En la incesante necesidad de construcción de la identidad personal, ¿definen las marcas que llevan los personajes políticos o sociales su propia autodefinición? Cuando un personaje político lleva sucesivamente la misma marca, ¿termina esta por asociarse irremediablemente a una postura política?

Isabel Díaz Ayuso
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