El primer desfile de Daniel Lee en Burberry

Cuando Anna Wintour, Baz Luhrmann, Jodie Comer, Naomi Campbell, Rosie Huntington-Whiteley, Bianca Jagger y Selma Blair son algunas de las celebridades que se aseguran de no perderse un desfile, queda claro que ese ‘fashion show’ no va a ser cualquiera. El esperadísimo debut de Daniel Lee al frente de Burberry ha sido aplaudido por los expertos, que no han dudado en señalar (cuando el diseñador se ha ido, por cierto, porque antes todo eran alabanzas) que Riccardo Tisci al frente de la firma británica no dejaba de ser la visión de un turista del ADN de la moda inglesa.

Sin embargo, Daniel Lee ha llegado con la lección bien aprendida. “Las bases de la marca radican en la funcionalidad. He querido celebrar este país”, ha asegurado en el backstage el diseñador, que ha hecho de la insignia de la casa, la gabardina, el elemento recurrente de sus propuestas. El director creativo ha sabido renovar los códigos sin alejarse en exceso del ADN de la marca, y para ello se ha pasado los últimos seis meses navegando en sus archivos.

Los cuadros clásicos de la marca han regresado ahora en diferentes colores para transformarse en otra constante del desfile, en el que Lee, que en Bottega Veneta logró que los bolsos y zapatos de la firma alcanzaran la categoría de ‘it’, esta temporada ha querido revolucionar con especial energía los accesorios de la firma británica, que nunca ha logrado que sus complementos sean excesivamente aplaudidos y que quizás, de la mano de Lee, cambien su devenir.

Su fórmula ha consistido en convertir el ‘faux fur’ en el divertido elemento que se encargará de atraer a nuevos compradores, mientras que los de toda la vida encontrarán en los abrigos de Burberry a sus aliados. El logo ahora aparece en clave XL, un toque que se aleja del lujo silencioso que tantas marcas están abrazando (ese que, por cierto, ha reinado en la Semana de la Moda de Nueva York).

Lsa sandalias peludas han sido las destinadas a atraer las miradas y esa viralidad a la que aspiran las firmas de moda, y del mismo modo que Schiaparelli en sus propuestas de alta costura demostró que la caza está obsoleta, ahora Burberry hace un guiño a ese universo desde el pelo artificial e incluso prints de patos. Un sombrero de lana con un pato, de hecho, es un divertido codazo a esa clientela adinerada de la marca que va de caza en sus casas de campo, y en un momento en el que la cultura pop no para de reírse de los ricos, la moda ha querido también hacerlo sin olvidar, por descontado, que ha de tenerlos contentos al ser el público de sus creaciones.

En la manga de una de las camisetas leemos “el cambio es inevitable”, toda una declaración de intenciones del diseñador que hizo de Bottega Veneta la marca preferida de los fashionistas y que ahora quiere que Burberry corra la misma suerte. Esperaremos a las ventas y, por supuesto, a las imágenes de street style de las celebridades, cuyas estilistas sin duda pronto recibirán accesorios y prendas de Burberry en su nueva era para que la firma británica regrese al epicentro de la conversación de las tendencias.