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El 'naked dress' con el que Beyoncé visibiliza el empoderamiento desde la invisibilidad
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El 'naked dress' con el que Beyoncé visibiliza el empoderamiento desde la invisibilidad

La cantante ha paralizado las redes con su vestido de Dolce & Gabbana. Descubre por qué los vestidos transparentes son tan activistas como sensuales

Foto: Beyoncé. (Instagram)
Beyoncé. (Instagram)

Cuando Kate Moss dejó al mundo boquiabierto con su vestido transparente en 1993, nadie habría sido capaz de imaginar que esa tendencia imposible terminaría por ocupar las perchas de Zara, pero ahora la niña bonita de Amancio Ortega está llena de diseños con los que arruinarle la comida a tu suegra. Los ‘naked dresses’ son los preferidos de la alfombra roja (en los Oscar había más transparencias que premios), pero quien se encargó de popularizar esta complicada moda fue Carrie Bradshaw, que en la primera temporada de ‘Sexo en Nueva York’ acudía a una cita con Mr. Big con un diseño semitransparente de DKNY que fue el responsable de introducir a los naked dresses en nuestros hogares, pues fue la serie la que dio nombre a la tendencia. “Cariño, es fabuloso. ¡Bravo!”, le dijo Samantha al verla mientras se servía una copa de Veuve Clicquot. “Bueno, vamos a decirlo… Es el ‘naked dress”, dijo Charlotte, y en ese instante la tendencia fue bautizada.

Un año más tarde, en 1999, fue Alber Elbaz quien subió a la pasarela de Yves Saint Laurent la desnudez fashionista al presentar un look en el que la modelo llevaba un top transparente sin sujetador. Y cómo olvidar que el primer ‘naked dress’ mainstream no es otro que el que Jean Louis diseñó para que Marilyn Monroe le cantara el 'Cumpleaños feliz' a John F. Kennedy… Lo que no sabíamos entonces es que tiempo después tendríamos que luchar para poder mostrar piel en las redes sociales, pues el movimiento #freethenipple lucha para que las usuarias puedan mostrar tanta piel como los usuarios.

placeholder Ciara. (Reuters/Danny Moloshok)
Ciara. (Reuters/Danny Moloshok)

De hecho, el Consejo Asesor de Contenido ha ido más allá y en enero ha anulado las decisiones originales de Meta en los casos “identidad de género y desnudos” y ha recomendado que Meta modifique la política sobre desnudos y actividad sexual de adultos de sus normas comunitarias para que se rija por criterios claros que respeten las normas internacionales sobre derechos humanos.

Cada vez que una celebridad muestra piel en sus redes, los comentarios se llenan de odio, y cuando Coi Leray lució un diseño ‘naked’ en el front row, la consultora de marcas Chrissy Rutherford no dudó en acallar las voces en contra que llenaron la sección de comentarios. “La gente tiene que superar ese miedo a los pezones de las mujeres. Si no os ofendéis por ver a un hombre sin camisa, tenéis que reevaluar porque os ofendéis tanto cuando una mujer muestra sus pezones”. Y punto. La experta en predecir tendencias y fundadora de JMR Trend + Creative, Jessica Richards, explicó a la periodista Julia Marzovilla que tras esta tendencia hay una vocación activista que es “una reacción corolaria al clima político de este año. Con desafíos contra los derechos de las mujeres en primer plano, las tendencias hiperfemeninas y de desnudez del cuerpo desafían un clima creado por la legislación que restringe la autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos”, explica.

placeholder Zoë Kravitz. (Reuters/Mario Anzuoni)
Zoë Kravitz. (Reuters/Mario Anzuoni)

Cuando Zoë Kravitz lució su espectacular diseño de Saint Laurent by Anthony Vaccarello y se encontró con numerosas críticas, su respuesta fue tajante: “Estar incómodo con el cuerpo humano es colonización y un ejercicio de brainwashing. No es más que un cuerpo: todos tenemos uno”. Es llamativo que en 2022 las mujeres se enfrenten al mismo escarnio público que en el pasado, pues cuando Rose McGowan acudió a los VMA en 1998 con uno de los vestidos menos vestidos del mundo, fue víctima de un demoledor ‘slut shaming’.

Por eso, numerosas celebridades ahora abrazan esta tendencia y, al hacerlo, mandan mensajes de poder. Cada vez que Emily Ratajkowski enseña su cuerpo, ha explicado, quiere apropiarse de su sexualidad y celebrarla. “Es mi decisión y el mundo y la cultura tienen que permitirmelo”, ha dicho. Pero este tipo de mensajes se han encontrado a su vez con voces en contra que advierten de los peligros de señalar que, para empoderarse, las mujeres han de despojarse de la ropa.

Los vestidos invisibles funcionan bajo la paradoja de terminar por ser los más visibles de todos, pues acaparan las miradas y los titulares. Desde el diseño de Marilyn lucido por Kim Kardashian en la Met Gala hasta el diseño rosa de Valentino con el que Florence Pugh fue criticada por mostrar el pecho, cada vez que una celebridad se atreve con esta tendencia, se enfrenta a las críticas, pero el que sigan luciendo diseños transparentes demuestra la intención de cambiar las normas y acallar las voces.

Esta tendencia ha llegado incluso al universo nupcial: la influencers Camille Charriere, toda una experta en el arte de vestir desnuda, fue muy criticada por su vestido de novia. “Nunca me habría imaginado a mí misma como a una novia tradicional con un vestido virginal… Realmente lamento la forma en la que nuestros armarios están siendo custodiados por la sociedad. Tendríamos que estar furiosos por el hecho de que las mujeres se sigan enfrentando a estas tonterías patriarcales”, escribió al respecto.

No es la única influencer que emplea su poder en las redes para liberar a las mujeres de los tapujos, pues ya comentamos que Chiara Ferragni lució en el Festival de Sanremo el denominado 'vestido de la vergüenza', un diseño de tul color carne que reproduce con un 'trompe l'oeil' bordado el cuerpo de la influencer: “Esta ilusión de desnudez quiere recordar a todos el derecho y la igualdad de género que tienen en mostrarse, tenerse a sí mismos sin tener que sentirse juzgados o culpables. Esta ilusión de desnudez es un recordatorio de que quien decide parecer o sentirse sexy no autoriza a nadie a justificar la violencia de los hombres ni a mitigar sus faltas”.

La última en apuntarse al arte de la desnudez ha sido Beyoncé, que ha roto internet al subir a sus redes sociales un espectacular vestido de la colección otoño-invierno 2023 de Dolce & Gabbana, un desfile que, como explican los diseñadores, es un homenaje a la sensualidad. “La sensualidad está intrínsecamente conectada a una experiencia interior que hace que las mujeres sean espontáneas y naturales. Detrás del telón, las mujeres de Dolce & Gabbana aparecen en una narrativa sensual y femenina. Para ser sensual, la belleza no es suficiente, el carisma es esencial”, dicen.

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Rihanna. (Reuters/Carlo Allegri)

La magia de los 'naked dresses' es que son en realidad diseños carísimos y de diseño meticuloso pese a ser prácticamente invisibles. La mayoría de los que vemos lucir a las celebridades son en realidad vestidos hechos a medida, como es el caso del polémico vestido de Adam Selman que lució Rihanna para ser reconocida como icono de estilo, pues el diseño contaba con 230.000 cristales de Swarovski cosidos a mano.

La desnudez sigue siendo un debate que genera controversia y funciona para subrayar la forma en la que el cuerpo de la mujer sigue siendo examinado, pues junto a las críticas por su osadía emergen los comentarios de quienes temen que las mujeres estén cómodas con su cuerpo (Florence Pugh explicó que la gente se enfadó porque ella está cómoda con sus “pechos pequeños”) y de los que critican el peso de quien lleva los vestidos (no podemos olvidar que la dieta a la que se sometió Kardashian para ir a la Met Gala fue tan comentada, o más, como su vestido). Quizás logremos que los ‘naked dresses’ dejen de ser polémicos, pero hasta que se consiga, las celebridades están dispuestas a seguir luchando por visibilizar con lo invisible.

Cuando Kate Moss dejó al mundo boquiabierto con su vestido transparente en 1993, nadie habría sido capaz de imaginar que esa tendencia imposible terminaría por ocupar las perchas de Zara, pero ahora la niña bonita de Amancio Ortega está llena de diseños con los que arruinarle la comida a tu suegra. Los ‘naked dresses’ son los preferidos de la alfombra roja (en los Oscar había más transparencias que premios), pero quien se encargó de popularizar esta complicada moda fue Carrie Bradshaw, que en la primera temporada de ‘Sexo en Nueva York’ acudía a una cita con Mr. Big con un diseño semitransparente de DKNY que fue el responsable de introducir a los naked dresses en nuestros hogares, pues fue la serie la que dio nombre a la tendencia. “Cariño, es fabuloso. ¡Bravo!”, le dijo Samantha al verla mientras se servía una copa de Veuve Clicquot. “Bueno, vamos a decirlo… Es el ‘naked dress”, dijo Charlotte, y en ese instante la tendencia fue bautizada.

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