Es noticia
Menú
La gran resignación de la moda
  1. Estilo
  2. Moda
ANÁLISIS DE TENDENCIAS

La gran resignación de la moda

La aparentemente imparable estampida de directores creativos de las grandes casas de moda está haciendo a la industria preguntarse qué demonios está pasando

Foto: Balenciaga. (EFE/Ian Langsdon)
Balenciaga. (EFE/Ian Langsdon)

Quizás, piensan algunos, el problema sea que las firmas llevan tiempo confiando en figuras estelares capaces de fagocitar el poder y el imaginario de la marca, por lo que cuando se van, dejan a la firma en un estado de parálisis. Ese fue el caso de Gucci, cuya estrella creativa, Alessandro Michele, salió de la marca asegurando que “en ocasiones, hay que dividir los caminos al tener diferentes perspectivas”. Durante su trayectoria en la marca, las ventas pasaron de los cuatro mil millones de dólares en 2015 a los 10 mil millones de dólares en 2021, y sin duda Gucci volvió a ser la más deseada, gracias al inconfundible estilo de Michele. Por eso, a su salida muchos pensaron si no sería más conveniente que las marcas se limitaran a apostar por colaboraciones con diseñadores de renombre, en lugar de apostarlo todo a un solo nombre.

A finales de año, Miuccia Prada y su marido, Patrizio Bertelli, se despidieron de sus papeles como co-CEO de la firma italiana, aunque al contrario de lo que ha pasado en tantas otras marcas, su adiós no ha supuesto un alejamiento de las mismas, pues Bertelli seguirá como presidente del consejo de Prada mientras que Miuccia, de la mano de Raf Simons, seguirá como directora creativa de la firma.

placeholder Riccardo Tisci. (Reiters/Henry Nicholls)
Riccardo Tisci. (Reiters/Henry Nicholls)

A nadie se le ha escapado el adiós de Riccardo Tisci al frente de Burberry, el adiós de Tom Ford ni el cierre de Raf Simons. Tampoco la sorpresa que originó que Louis Vuitton haya apostado por Pharrell Williams como cabeza de la firma desde la sección masculina, haciendo que algunos se cuestionen por qué hay firmas de moda que prefieren elegir a celebridades frente a diseñadores. No es, en realidad, de extrañar este viraje, pues todos sabemos que, en la actualidad, la visibilidad y la influencia son claves para que una marca pueda funcionar. Del mismo modo que por eso las firmas buscan la viralidad en sus diseños y abogan por colecciones en las que prima el memecentrismo, contar con un nombre conocido a la cabeza es una buena garantía de que los medios se van a fijar en sus propuestas. Por supuesto, este tipo de decisiones desanima a tantos diseñadores emergentes que buscan una oportunidad y que se encuentran con una industria sedienta de titulares, de visibilidad y de likes, por lo que en ocasiones parece que el talento está en segundo plano.

Sin embargo, teniendo en cuenta que Gucci ha elegido a Sabato De Sarno como sucesor de Michelle, la elección de Williams se sitúa en el lado opuesto de la balanza, pues De Sarno es uno de esos nombres que contadas personas de la industria conocen. La pregunta, en cualquier caso, es si las marcas no ponen demasiada presión a sus directores creativos, pues parece imposible conseguir que las expectativas se cumplan. Permanecer además en la cúspide no es fácil, y quizás ese fue uno de los motivos por los que Simons dijo adiós a su marca, porque conseguir que Prada siga en lo más alto no resulta sencillo, especialmente cuando la moda cada vez lanza más colecciones y se adentra de forma habitual en colaboraciones que no hacen más que sumar presión a sus creadores.

Por no hablar de la necesidad que tienen de contar con celebridades que representen la filosofía de la casa y que aparezcan en sus desfiles, pues ya hemos visto que un buen front row es, en ocasiones, casi tan importante como una gran colección. “No es como cuando necesitas a un ingeniero y das con alguien que encaja a la perfección porque los numeros cuadran. Se trata de algo más, de algo mágico. Buscamos diseños que nos ayudan a escaparnos de la realidad gracias a esos productos omaginativos de diseños preciosos”, explica a 'The Zoe Report' Thomai Serdari, autora de ‘Rethinking Luxury Fashion: The Role of Cultural Intelligence in Creative Strategy’.

placeholder Dua Lipa y Donatella Versace. (Cortesía Versace)
Dua Lipa y Donatella Versace. (Cortesía Versace)

Por eso, las marcas se enfrentan a la complicada labor de dar con la persona que sepa de redes sociales, que tenga contactos entre las celebridades, que tenga referencias culturales y que, por supuesto, tenga habilidades técnicas. “En ocasiones, si te mantienes siempre en el mismo ambiente, es difícil ser creativo. Por eso es bueno que las grandes marcas motiven a sus talentos para que se muevan por diferentes firmas y se enfrentan a nuevos retos, se inspiren y trabajen con personas diferentes”, añade Serdari.

De este turbulento ambiente emergen varias dudas. Para comenzar, la de si tiene sentido dejarlo todo en manos de una sola figura, pues ya hemos visto lo que puede suceder cuando esta persona deja la marca y esta se queda huérfana a la espera de que el siguiente nombre consiga (o no) darle un giro a su estética. Para continuar, si no sería mejor, de hecho, confiar en un único director creativo, pues en este cambiante terreno no está nunca de más apostar por los equipos en lugar de por las estrellas. Por último, si hemos dejado demasiado atrás realmente la creatividad y la moda en aras de la influencia. Versace acaba de presentar su colección con Dua Lipa, un mix que sin duda será perseguido por los medios no solo por los diseños, sino por la posibilidad de entrevistar a la cantante, una prueba más de que en ocasiones la moda es, paradójicamente, lo de menos en una industria hambrienta de fama, pero cada vez más escasa en talento. Por más que nos quieran vender que el lujo silencioso triunfa, lo cierto es que en esta industria el silencio no se persigue, pues quien más grita es quien más likes consigue, y al final, este negocio se compone tanto de telas como de fotos y aplausos.

Quizás, piensan algunos, el problema sea que las firmas llevan tiempo confiando en figuras estelares capaces de fagocitar el poder y el imaginario de la marca, por lo que cuando se van, dejan a la firma en un estado de parálisis. Ese fue el caso de Gucci, cuya estrella creativa, Alessandro Michele, salió de la marca asegurando que “en ocasiones, hay que dividir los caminos al tener diferentes perspectivas”. Durante su trayectoria en la marca, las ventas pasaron de los cuatro mil millones de dólares en 2015 a los 10 mil millones de dólares en 2021, y sin duda Gucci volvió a ser la más deseada, gracias al inconfundible estilo de Michele. Por eso, a su salida muchos pensaron si no sería más conveniente que las marcas se limitaran a apostar por colaboraciones con diseñadores de renombre, en lugar de apostarlo todo a un solo nombre.

Tendencias
El redactor recomienda