La colección crucero de Carolina Herrera: lluvia, un desfile sin público y explosión de color

Gracias a los incesantes desfiles que acaparan la atención cada temporada en la industria de la moda, no dejamos nunca de viajar. Virtualmente, sí, los vemos desde casa, pero qué maravilla de escenario donde las firmas que lideran el mercado exponen sus nuevas colecciones. En este tour 'fashion' con las líneas 'resort' para 2024 como excusa, saltamos de México con Dior a Seúl con Gucci, Los Ángeles con Chanel o a Cannes con Versace. Pues todavía nos queda mundo por recorrer y hoy lo hacemos de la mano de Carolina Herrera.

Así lo anunciaba hace unos días vía redes sociales la enseña capitaneada por Wes Gordon. "Carolina está plena y fabulosamente en flor: este año, llevaremos nuestro espectáculo Resort hasta Río de Janeiro para una gran celebración brasileña el 1 de junio. ¡Nos vemos allí!". Brasil era el país elegido para, por primera vez en su historia, salir de Nueva York y protagonizar un desfile en otro punto geográfico del planeta.

El lugar elegido por la casa de moda de capital español no podía ser más emblemático: el hotel Copacabana Palace. Ubicado frente a la playa de Copacabana, en la ciudad de Río de Janeiro, es uno de los establecimientos hoteleros más importantes del país. De estilo art déco, fue levantado en 1923 por los empresarios Octávio Guinle y Francisco Castro Silva, y casi desde sus inicios se convirtió en epicentro del glamour y la sofisticación, además del sitio en el que se hospedan muchos famosos en la ciudad brasileña.

Hasta allí ha trasladado su explosiva y nueva colección crucero para el año que viene rodeado de celebrities, musas y amigas de la marca, un ejército capitaneado por Carolina Adriana Herrera, la hija de su fundadora, con Hiba Abouk, Valentina Ferragni o Leonie Hanne. Fijado para media tarde, hora local, el show comenzaba con retraso debido a inclemencias meteorológicas y era la propia firma, a través de Instagram, quien comunicaba lo sucedido con el #Herrerainrio. En pocas palabras, lo bueno se iba a hacer esperar.

Con modelos exclusivamente brasileñas y en un escenario con una vista de quitar el aliento, la firma presentó una colección inspirada en la energía y alegría cariocas. Aunque la lluvia intentó aguar la presentación, el desfile salió a flote, pero sin público alrededor. Ante una pasarela cubierta de agua, la mayoría de las maniquís optaron por prescindir de los zapatos de tacón y andar descalzas.

"La colección Carolina Herrera Resort 2024 se llevó a cabo esta noche en el corazón de Río de Janeiro, inspirada en la exuberante alegría y sensualidad de la ciudad. En el centro de esta celebración está el pueblo de Brasil, con un elenco 100% brasileño, caminando al son de la banda sonora del ícono nacional Gal Costa", comienza el comunicado que la enseña publicó en sus redes sociales.

Continuaba: "La madre naturaleza y el clima tropical brasileño demostraron ser la musa definitiva. Mientras los invitados llegaban para disfrutar de cócteles al atardecer y un impresionante arcoíris que se extendía por todo el escenario, una tormenta llegó al lugar del espectáculo durante un periodo de tiempo prolongado e inesperado. Finalmente, los invitados fueron escoltados a la fiesta contigua en un invernadero selvático construido para la ocasión, mientras las modelos fueron filmadas bajo la lluvia descalzas sosteniendo sus zapatos, evocando una imagen emotiva y romántica de la Chica de Ipanema".

La tormenta como coprotagonista del show no restó belleza ni color a las propuestas creadas por Wes Gordon para Carolina Herrera.

Explosión de color y estampados tropicales fusionados con otros motivos clásicos como los lunares en vestidos cortos y largos de estética fluida que, con el viento, se movían de manera natural desprendiendo estilo a cada paso. Precisamente el vestido fue la prenda más vista en el desfile celebrado en Río de Janeiro, con elementos decorativos como volantes, fruncidos o mangas abullonadas.

Dejando a un lado esas siluetas boho volátiles que marcaron el pulso a pie de la pasarela, Gordon apostó por estructuras voluminosas y corpulentas creadas a base de capas y capas de tul que jugaban con el clásico binomio blanco y negro, todo al rosa o con degradados de color.

No obstante, los conjuntos de dos prendas, conformados por blusas o tops con faldas tipo lápiz, o crop tops con pantalones anchos, también gozaron de representación en la línea crucero de la enseña de moda.

Salpicando los looks algún bolso que, a pesar de ser una de las fuentes de ingreso probadas en Carolina Herrera, cedieron espacio a otros aderezos. Destacando en el terreno de los accesorios, cinturones superanchos y pamelas gigantescas a juego o no con los estilismos. Finalmente, la lluvia no impidió que la moda siguiera su curso y la colección quedase al final expuesta al público.